No se sabe cómo ni cuándo llegaron a un pueblo tan pequeño, pero Santa Marina de Torre (Torre del Bierzo) tiene y conserva en buen estado dos importantes libros que recopilan las leyes de España y la Corona de Castilla. Miles de páginas que recogen el cuerpo legal de la monarquía del Antiguo Régimen, halladas en la antigua casa del concejo junto al original manuscrito del Catastro de Ensenada de la localidad y que ahora, tres décadas después, pasarán a formar parte del inventario de bienes de esta localidad de Torre del Bierzo.
“Son libros valiosos por su antigüedad, valiosos por la edición y valiosos porque están muy bien conservados”, explica el que fuera archivero y bibliotecario municipal de Ponferrada, Justo Magaz, encargado de elaborar el informe sobre estas publicaciones. “Esas recopilaciones de leyes suelen estar en ciertas instituciones, que en aquella época estaban obligadas a guardarlas, lo raro es que un Santa Marina los tenga y los haya conservado porque no eran libros pensados para llegar a todos los pueblos, que es distinto a lo que ocurre con el Catastro de Ensenada que necesariamente tenía que tener cada uno el suyo”, añade.
Magaz explica que son seis volúmenes correspondientes a la 'Nueva Recopilación de Leyes de Castilla' -también llamado originariamente 'Recopilación de las Leyes destos Reynos'- de 1745 y la 'Novísima Recopilación de Leyes de España' de 1805. Y es que a partir del siglo XV se hizo patente en Castilla la necesidad de contar con una recopilación legislativa de carácter oficial y surgieron diversos intentos, como fue el Ordenamiento de Montalvo o el Libro de las Bulas y Pragmáticas.
La historiadora Mercedes Cabello cuenta que la reina Isabel, ya en 1504, expresó su deseo de reducir todas las leyes a “una solo cuerpo legal breve y ordenado” y que, tanto su esposo Fernando como su nieto Carlos I, intentaron llevar a cabo esa empresa sin éxito. Así, no fue hasta el reinado de Felipe II que esa síntesis de leyes llegó a ser posible con la conocida como 'Nueva Recopilación', cuya primera edición vio la luz en 1567 y reunía toda la legislación aplicable – Ordenamiento de Alcalá de 1348, Leyes de Toro de 1505, las Pragmáticas Reales, los Autos Acordados y parte del Espéculo, del Fuero Juzgo, del Fuero Real y de las Leyes del Estilo-.
Última y primera edición
En Santa Marina se conserva precisamente la última edición de la obra, que tuvo lugar en 1745, en tres tomos. Son dos volúmenes de la 'Nueva Recopilación' y un tercero para Autos Acordados, impresos en dos imprentas distintas. “No debe despistar en esta secuencia el cambio de título y de impresor que se aprecia entre los dos primeros tomos respecto al tercero”, advierte Justo Magaz, que recalca que forman “la obra completa y en perfecto estado de conservación”.
“Es obra importante, muy bien impresa y valiosa, no es edición que se encuentre fácilmente en las bibliotecas y pocos lugares pueden decir que posean la legislación de Castilla en una buena edición de la época”, cuenta el bibliotecario, que explica también la diferencia con el otro libro, la 'Novísima Recopilación', que vendría a reformar y sustituir al primero con la incorporación de “las pragmáticas, cédulas, decretos, órdenes y resoluciones reales no recopiladas y expedidas hasta 1804”.
Esta publicación consta de 12 libros, 340 títulos, y contiene 4.020 leyes, autos y pragmáticas con un amplio y útil índice final por materias y disposiciones, que se convirtió en un texto fundamental para los estudios de derecho en el siglo XIX tras su publicación en 1805. En sus páginas se regula desde “la Santa Iglesia, sus derechos, bienes y rentas” a la “Real Jurisdicción ordinaria y su exercicio en el Supremo Consejo de Castilla”, “de las artes, ciencias y oficios “ o “del Rey y de su Real Casa y Corte”, donde alude a las leyes de sucesión y, también, de sus casas, sitios y bosques reales.
“Es una importante fuente de información jurídica, hay muchas de las leyes que se recogen que no son más que los usos y costumbres que existían en aquella época y muchas de ellas aún permanecen”, apostilla Justo Magaz, quien destaca que el ejemplar de la 'Novísima Recopilación' de Santa Marina es una primera edición y que, aunque faltan dos de los cinco volúmenes de los que se componía, “es una buena edición y bien conservada, que alcanzaba altas cotizaciones a principios de siglo”.
Un pueblo berciano en el siglo XVII
Estos dos libros será presentados el próximo 23 de abril, Día del Libro, en un acto que tendrá lugar en la casa-museo del pueblo, donde a partir de ahora quedarán expuestos. Junto a ellos, estará también el Catastro de la Ensenada de Santa Marina de Torre, su original manuscrito y que la localidad también ha sido capaz de conservar en buenas condiciones. “Es una obra fundamental, pues proporciona el conocimiento sobre la composición de sus vecinos, el régimen de propiedad y, en general. sobre la historia y particularidades de la localidad, especialmente en el siglo XVIII”, explica Magaz, quien recalca que son muy pocos los pueblos que lo conservan.
Una publicación de 1752-1761 que consta de dos partes separadas, por un lado el cuestionario y por otro las respuestas con la información de cada vecino. “Un ejemplar quedaba en el pueblo y otro era para el Estado, ya que se realizó con el objetivo de imponer una única contribución y que al final no prosperó”, cuenta Magaz, que destaca que es “la mejor fuente de información” sobre esas localidades.
En sus páginas se describe un pueblo con 28 vecinos “incluidas viudas y mozas solteras”, que subsistían con la producción de lino, centeno, castaños y algunas hortalizas, a lo que se sumaban colmenas y tres molinos harineros propiedad de Blas Fernández, Alonso Panizo y Melchor Garrido, que además era el único “tabernero”. La mayoría de sus habitantes era jornaleros y algún “tratante” que llevaba carros de leña a Bembibre. Santa Marina contaba entonces con 70 casas y 40 pajares y corrales, donde se criaban bueyes de labranza, vacas, ovejas, carneros, corderos, cabras, cabritos, machos cabríos, cerdas de parir y cerdos de cebo.
Sus habitantes reconocen “bastante estrechez por lo infeliz de la tierra” y que el cura venía desde Albares de la Ribera, además del pago de un importante diezmo que ascendía a “20 cargas de centeno, 24 reales de lino, ocho cuartales de castañas, diez corderos, diez cabritos, una arroba de lana, dos cerdos, cuatro libras de manteca, 20 reales de miel y cera y 12 reales de hortaliza”. Y en sus páginas, con la descripción de las posesiones de cada vecino, ya se leen algunos de los apellidos que siguen presentes entres las familias del pueblo como los Viloría (Villoria), Torre, Fernández, Panizo, Moreno, Garrido o Silván.
Para su estudio
La Junta Vecinal y la Asociación Cultural 'La Carqueixa' quieren poner en valor estos libros, según destaca el pedáneo, Melchor Moreno, que recuerda que se encontraron en los años 80 en la casa de concejo. “En la parte de arriba estaba antiguamente la escuela y en la bodega se celebraba el concejo, había todo tipo de material, y cuando esa casa pasó a ser propiedad de un vecino por una permuta se sacó todo de allí, eso se recogió y muchas otras cosas se tiraron”, cuenta.
En los últimos años han estado en una librería en la casa-museo y durante una visita del Instituto de Estudios Bercianos (IEB) al pueblo, a la que acudió también el bibliotecario de Ponferrada, se confirmó el posible valor que podían tener esos antiguos volúmenes. “Justo Magaz no dijo que cómo teníamos esos libros allí y pensamos que, en cuento fuera posible, debíamos catalogarlos y darlos a conocer”, puntualizó.
Ahora se expondrán en una urna y estarán a disposición de cualquier persona, investigador o estudioso que pueda tener en ellos una fuente de consulta e información. “Creemos que hay que poner en valor esos libros y sentirnos orgullosos de tener y conservar estos ejemplares”, añadió Moreno, que avanzó que se incluirán en el inventario de bienes de Santa Marina para que sigan siendo “leyes para el pueblo”.