Así muere la minería en El Bierzo: el último relevo en Pozo Salgueiro

16 de Noviembre de 2018
Actualizado: 04 de Diciembre de 2018 a las 14:44
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Cierre Salgueiro Santa Cruz de Montes 2018 635_12
Cierre Salgueiro Santa Cruz de Montes 2018 635_12
José Antonio, Miguel Ángel y Francisco se preparan para el último día de actividad en el pozo Sangueiro. Foto: Mario de la Torre Los cinco mineros del último relevo, a la entrada de la boca mina. Foto: Mario de la Torre

 

 

Lleva años agonizando y parece que está vez no habrá reanimación. La minería de carbón en el Bierzo muere después de un siglo con su último latido en el pozo Salgueiro, la última mina activa en la comarca que este viernes echa el cierre y pone el punto final a una época, que ya se vive con nostalgia en las cuencas.

Son las 8 de la mañana. Uniformados con la funda y el casco, la lámpara encendida y la bolsa del bocadillo en la mano, los cinco mineros del último relevo entran en la mina. Daniel Heras, Francisco Antelo, Miguel Ángel Estévez 'Michi', Alberto Martinez y José Antonio Álvarez Payero están listos. O no. Nunca pensaron que llegaría este día. Ellos ya están desmantelando lo que queda en la mina, en una semana la verja bajará, las bombas de achique se pararán y el agua, la oscuridad y el silencio llenarán sus galerías, rampas y tajos. Y no habrá vuelta atrás. Saben que mina que cierra no vuelve a abrir, como un corazón cuando deja de latir.

A la entrada del pozo Salgueiro de Unión Minera del Norte (Uminsa), en Santa Cruz de Montes (Torre del Bierzo), se mezclaban los sentimientos de estos cinco hombres en la mañana de este 16 de noviembre. Una fecha que no se olvidará. No creen que el sector del carbón vuelva a arrancar en el Bierzo, sólo Francisco Antelo mantiene viva la esperanza. “Esto en tres años está otra vez funcionando”, asegura Francisco. Sus compañeros se ríen. Tal vez tenga razón. Ojalá. “No las abriremos nosotros, las abrirá la gente”, añade.

El más joven, Alberto Martínez, tiene 33 años y es ayudante minero. Se quedará sin trabajo. Es uno de los últimos diez trabajadores de la subcontrata de Uminsa en el pozo Salgueiro, a donde llegó hace unos años después de estar en Alto Bierzo, en el pozo Casares de Tremor de Arriba (Igüeña). A su izquierda esta Daniel Heras. Él si podrá prejubilarse con las condiciones del nuevo marco después de 22 años en la mina, en los que ha vivido en su piel la decadencia del sector, de un pozo a otro hasta llegar a este final.

Son las 8 de la mañana, comienza la última jornada de la minería en el Bierzo. Foto: Mario de la Torre Varios vagones de carbón, amontonados a la entrada del pozo. Foto: Mario de la Torre

“Antes estuve en Campomanes Hermanos, también en el pueblo de Santa Cruz, vine a Salgueiro, después a Brañuelas y luego de vuelta aquí”, recuerda Daniel, que lamenta la situación en la que quedarán otros compañeros “por no haberles dejado una opción de futuro mejor”. Es el último de una saga de mineros. Sus abuelos, su abuela, su padre, sus tíos y sus primos también trabajaron en la mina. “Es una pena que se han cargado una comarca por malas decisiones o intereses que no alcanzamos a comprender” añade.

En su misma situación está Francisco Antelo, que tiene 42 años y más de la mitad de su vida en la minería. “Llevo 22 años en la mina, en Uminsa desde 2008 y en Salgueiro desde los últimos dos años”, cuenta Francisco, un picador de Ponferrada que antes ya estuvo trabajando en Cerredo y Villablino. Es minero de tercera generación, su padre y su abuelo ya bajaron al pozo. “Yo esperaba que siguiera, pero esto es lo que hay cuando se cierra un sector.  Para mi lo están haciendo muy mal porque antes de cerrar habría que dar salida a la gente, darles un empleo en otro lugar”, opina.

"Es una putada"

Su compañero, Miguel Ángel Estevez 'Michi' es más tajante. “Toda mi familia es minera.Es una putada. Esto se acabó”, masculla este ayudante minero de Bembibre mientras se dirige a la bocamina. Él lleva 18 años en el sector del carbón y, como el resto, ha “bailado” por las explotaciones de Virgilio Riesco, Brañuelas, Cerredo y Tineo. “Esta es la última”, recalca.

En este último relevo también está José Antonio Álvarez Payero. “El futuro, como decía Antonio Molina, es muy oscuro”, lamenta este vigilante minero de Matachana. Hace 22 años que entró por primera vez a la mina en Virgilio Riesco. La vio cerrar. Lo recolocaron en la de Brañuelas. La vio cerrar. Y ahora, después de ocho años, ve de nuevo echar el cierre en el pozo Salgueiro. “Hoy es el último día y ya no habrá más. No hay nada después”, apostilla emocionado José Antonio.

Con rabia e incredulidad

Y mientras el último relevo se pierde en el fondo del pozo, arriba queda José Manuel Martínez, que reconoce que ante todo siente rabia. “Es un cúmulo de sensaciones, sentimientos y rabia, sobre todo rabia. No entendemos muy bien que está pasando con todo esto”, confiesa este ingeniero facultativo de 33 años de Castropodame. Él no es de familia minera, pero asegura que “cuando te crías en una zona minera, te toca y coges cariño a lo que es el modus vivendi de esta comarca”.

La otra palabra que encuentra para describir este momento es el de “incredulidad” porque “pensábamos que nunca iba a llegar este momento”. “Aunque te vayas mentalizando, como siempre vamos a trompicones y saltando todo lo que venga, pero parece que esta vez no hay nada que hacer porque está todo hecho todo decidido”, lamenta. Él pertenece a una de las subcontratas, Ferminer, lleva tres años en Salgueiro –diez en total en el sector minero- y ahora se quedará sin trabajo, como otros que cómo el se quedarán descolgados del plan del carbón.

“No hay una garantía de futuro. De momento, descansar una temporada y probablemente el futuro que nos aguarde a los que nos dedicamos a la minería sea emigrar. Aquí no nos queda nada”, reconoce José Manuel, que llama la atención sobre la situación en la que se quedarán otros de sus compañeros “con hijos y con las prestaciones casi agotadas por los ERE de los últimos años”.

Desde los años 70

El último día del pozo Salgueiro es el último día de la minería en el Bierzo. La actividad extractiva había sido intermitente en los últimos años, casi desde su adquisición en 1999 por Victorino Alonso, que la incorporó a Uminsa. Arrastrada por el concurso de acreedores y con la liquidación de esa compañía minera, este viernes se materializa finalmente un cierre temido por sus últimos 16 trabajadores -de los que diez pertenecen a la subcontrata-, como el día anterior se materializó en el cielo abierto de la Gran Corta de Fabero.

La explotación de Antracitas de Salgueiro se inició hace más 40 años, en los 70, en el pozo viejo, un típico travesal de las minas de montaña del Bierzo Alto. Fue en los años 90, en 1996, cuando se proyectó este segundo pozo, un pozo inclinado con tres plantas de galerías, en el que llegaron a trabajar cerca de 200 mineros. Unas galerías que, sin mineros ni mantenimiento, quedarán inundadas en apenas un mes y este pozo quedará para el recuerdo y la memoria como antes quedaron otros. Pero no es uno más. Ya no hay más.

Esta es la crónica del final de la minería en el Bierzo. Una crónica que nunca se debió escribir. 

 

En interior del pozo Salgueiro, cuando estaba en actividad. Foto: Salgueiro Uno de los mineros extrae carbón en uno de los tajos. Foto: Salgueiro En interior del pozo Salgueiro. Foto: Salgueiro En interior del pozo Salgueiro. Foto: Salgueiro

En interior del pozo Salgueiro. Foto: Salgueiro

José Antonio Álvarez, Francisco Antelo y Miguel Ángel Estévez, a la espera de entrar en la mina. Foto: Mario de la Torre Los mineros Daniel Heras, José Antonio Álvarez Payero, Miguel Ángel Estévez, Francisco Antelo y Alberto Martínez. Foto: Mario de la Torre

El ayudante minero Alberto Martínez. Foto: Mario de la Torre El picador Francisco Antelo. Foto: Mario de la Torre El picador Daniel Heras. Foto: Mario de la Torre El ingeniero facultativo José Manuel Martínez, con el vigilante. Foto: Mario de la Torre El vigilante José Antonio Álvarez. Foto: Mario de la Torre En el taller del pozo Sangueiro. Foto: Mario de la Torre