El pasado 21 de febrero la Asociación de la Industria Alimentaria de Castilla y León (Vitartis) escogió como nueva presidenta a la berciana Beatriz Escudero, consejera delegada de la empresa Pharmadus Botanicals, una de las 91 compañías que, junto a 13 centros tecnológicos de la Comunidad, integran la estructura del conglomerado empresarial de la industria agraria y transformadora. A punto de cumplir sus primeros seis meses en el cargo, Escudero repasa los principales retos de futuro y las innovaciones que propone un sector que representa el 30 por ciento del total de la industria de la Comunidad y en el que las empresas de Vitartis concentran el 40 por ciento de la facturación y cerca de la mitad de los empleos.
¿Cuál ha sido la evolución del sector agroalimentario en los últimos años? ¿Qué importancia han tenido las exportaciones en esa evolución?
El sector se está consolidando y mejora poco a poco. Castilla y León es la primera región de España y la tercera de Europa en número de hectáreas cultivadas. Tenemos muchísimo peso, pero el crecimiento de los últimos años ha sido moderado. Jugamos con factores como la sequía del año pasado o el exceso de lluvias de esta primavera, que son cosas que no podemos controlar. En cuanto a las exportaciones, están tirando del sector. Según nuestra última encuesta, el año pasado un 65 por ciento de los socios abrieron nuevos mercados en el exterior y otro 14 por ciento se dedicó a consolidarlos. Sólo un 18 por ciento de nuestros socios no tienen actividad internacional. Los que menos confianza tenemos en nuestros productos somos nosotros mismos. Cuando vas fuera, valoran mucho la autenticidad y la tradición de lo que tenemos. Y sobre todo valoran mucho la seguridad alimentaria, que sepamos hacer las cosas y que las hagamos bien. Nuestros productos gustan mucho fuera, pero nos falta creer en nosotros y salir con más arrojo y confianza en nosotros mismos.
¿Tiene capacidad la industria primaria y transformadora para ejercer como motor económico de Castilla y León?
Sin lugar a dudas. Tenemos una responsabilidad social, porque el sector agroalimentario fija población en el entorno rural. Eso nos hace estratégicos en un territorio como Castilla y León. Además, tenemos una responsabilidad ambiental. El cambio climático ya está aquí y estamos trabajando en adaptar cultivos a esta nueva situación. Tenemos que seguir reduciendo la huella de carbono, eso es muy importante, pero a la vez tenemos que ser conscientes de la realidad.
¿Cuáles son los principales retos de futuro del sector para mantener esa posición?
He tenido la gran suerte de que mi predecesor, Félix Moracho, dejó gran parte del trabajo hecho y lo que estamos haciendo ahora es seguir el plan estratégico que se preparó hacia 2020. Nuestros principales retos tienen que ver con la transformación digital, pero no sólo a nivel técnico sino a nivel de cultura, de ser capaces de asumir todos esos cambios. Otro de los grandes retos que tenemos es la sostenibilidad y el impulso a las herramientas de la economía circular: cada vez tenemos que producir más y con mejor calidad, pero usando menos recursos. Por último, tenemos que mejorar la transparencia y la comunicación. En la industria agroalimentaria estamos haciendo cosas muy bien, pero el consumidor a veces tiene la sensación de que eso no es así. Tenemos que ser capaces de trasladar todo lo bueno que hacemos y buscar el tándem de éxito entre consumidor responsable y empresa sostenible.
¿Qué innovaciones propone Vitartis para combatir la brecha digital, que es uno de los principales problemas de las áreas rurales de la Comunidad?
Uno de los aspectos que promovemos desde el grupo de trabajo de Industria 4.0 es la formación de los trabajadores en el ámbito de la transformación digital. Además, hemos hecho un mapa de todas las empresas para saber dónde y en qué condiciones está cada una, porque una de las bases del ADN de Vitartis es la colaboración. Por otro lado, no podemos estar hablando de tecnología 5G y que haya zonas del entorno rural, en el que se sitúan el 90 por ciento de nuestros socios, donde no hay acceso a internet. Esa parte de la innovación necesaria para el futuro depende de las administraciones, pero nosotros somos la voz del sector y tenemos que llevar nuestras inquietudes a las instituciones para conseguir que pueda haber más fondos de desarrollo rural que se destinen a temas de comunicaciones. Además, estamos en plenas negociaciones con las grandes operadoras para hacer un poco de presión en conjunto y trasladarles nuestras necesidades.
¿De qué manera se puede favorecer la conexión entre el mundo de la ciencia y la empresa?
Organizamos jornadas para poner en contacto a las universidades y centros tecnológicos con las empresas. Lo que buscamos es que estos centros tecnológicos puedan funcionar como departamento de innovación y desarrollo de las empresas que no pueden disponer de uno. Tenemos proyectos de desarrollo de nuevos productos con nuevos ingredientes y tenemos un grupo de trabajo que está investigando en nuevos envases más sostenibles. Somos los primeros que nos hemos quedado sorprendidos de la capacidad de innovación de nuestros centros tecnológicos.
El sector tiene un fuerte vínculo con la tradición. ¿Cómo se conjuga la apuesta por la innovación con esta otra vertiente aparentemente contradictoria?
En Castilla y León apostamos por dos modelos distintos pero ambos tienen mucho valor, porque están muy ligados a la tradición. Por un lado, están los proyectos de dimensionamiento: iniciativas grandes con mucho volumen de producto que les permita acceder a los mercados globales. Ahí lo que se está haciendo es coger la tradición y tratar de actualizarla a través de la transformación y el envasado en función de las necesidades del cliente. La otra estrategia es la singularidad, muy vinculada a territorios de la Comunidad como el Bierzo, donde existen siete marcas de calidad, dos Patrimonios de la Humanidad y muchos intangibles que hay que poner en valor, como el magosto. Esto nos permite tener un modelo que ligue tradición y experiencia. No hay que preocuparse de hacer grandes volúmenes para salir al mundo sino saber que lo que tenemos es tan especial y tan particular que la gente tiene que venir aquí a verlo.
¿Qué papel puede jugar el sector de la hostelería como aliado del sector agroalimentario en la promoción de los productos autóctonos?
Necesitamos más colaboración, conocimiento mutuo y ganas de hacer cosas juntos. Ellos son el escaparate, son los que transforman esas cosas tan buenas que hacemos y se las sirven al cliente para que se emocione y se enamore. Son cuestiones que tenemos que trabajar más para elaborar entre todos un modelo común que nos permita colaborar. Tenemos una cultura de llanero solitario y es algo que tenemos que ir mejorando poco a poco.
¿Qué importancia pueden tener otros escaparates, como la Capitalidad Gastronómica que ostenta la ciudad de León, en la promoción de los productos de Castilla y León?
La primera junta directiva tras mi elección se celebró en la Casa de las Carnicerías de León precisamente por el orgullo que supone para nosotros poder presumir de todo lo bueno que se hace en la provincia. Tener la Capitalidad es un lujo que no tengo muy claro que estemos aprovechando todos, pero también es cierto que supone un punto de partida, que nos permitirá poner en marcha un plan gastronomico con vocación de continuidad como 'León, Manjar de Reyes'. Es muy importante que nos sintamos integrados todos, porque juntos somos mucho más grandes.
Como berciana, ¿qué valoración hace del proyecto Bierzo Hub? ¿La experiencia de la comarca puede servir de ejemplo al sector en el resto de la Comunidad?
Tenemos que valorar muy positivamente que la Junta y la Consejeria se impliquen en este proyecto de la manera que lo están haciendo. El Bierzo se escogió por su singularidad. Es un espacio reducido pero muy especial y se apostó por poner en marcha todas las cuestiones que se podían hacer aquí, sabiendo que si funciona aquí es muy probable que funcionen en alguna otra parte de la Comunidad. Hace falta que salgan proyectos serios. La comarca podría ser la huerta ecológica de España, ésa podría ser una apuesta importante. Pero también tenemos el sector apícola, el forestal, tenemos un montón de actividades que podrían ser muy rentables. A mi me gustaría tener un plan de negocio y estratégico del Bierzo, que defina a qué nos queremos dedicar de verdad, como lo tienen todas las empresas. El territorio está preparado para poner en marcha un modelo único en el mundo de singularidad que una la parte agrícola y ganadera, la gastronomía, el turismo, el patrimonio y los recursos naturales.