Al principio se interesó por la Oncología. Por el camino se cruzó la Pediatría. Y la berciana Berta González encontró la fórmula para unir las dos con una especialización en Hemato-Oncología Pediátrica que le llevó primero al Hospital General de Alicante y luego al Hospital Universitario Infantil La Paz de Madrid, donde ejerce desde el año 2009 una profesión a priori delicada pero que le reporta experiencias humanas muy intensas con los pacientes y sus familias. “Los niños con cáncer son especiales, tienen muchísimas ganas de vivir, presentan una fortaleza indescriptible, nos dan lecciones de vida a diario. Tienen una capacidad increíble para afrontar los reveses que les da la enfermedad”, cuenta al hilo de la celebración este jueves 15 de febrero del Día Internacional del Cáncer Infantil.
Fue en el momento de elegir especialidad cuando Berta González se decantó por la Pediatría tras haber barajado la opción de hacer Oncología durante sus años como estudiante de Medicina en la Universidad Autónoma de Madrid. La clave estuvo precisamente en una visita al Hospital La Paz. “Conocí a una pediatra que irradiaba alegría y transmitía una ilusión tremenda por su trabajo. Dado que me encantan los niños me pareció que realizar Pediatría y especializarme en Oncología durante el último año era una buena idea. A pesar de los malos momentos no me equivoqué de decisión; me encanta mi trabajo”, confirma.
La berciana tuvo su primera experiencia laboral en el servicio de Hemato-Oncología Infantil en el Hospital Universitario General de Alicante entre junio y noviembre de 2009. Desde entonces lo hace en la misma parcela del Hospital Universitario Infantil La Paz, uno de los centros de referencia en España en esta materia. Allí se presta una atención multidisciplinar tanto a los pacientes como a sus familias que incluye el apoyo de unidades de adultos para “el seguimiento y atención de las complicaciones que surjan en los supervivientes”. Próximamente abrirá en la octava planta de la maternidad una Unidad de Terapias Avanzadas en Cáncer Infantil, que explorará el camino de los proyectos de investigación como alternativa para pacientes que no responden a los tratamientos convencionales.
El trato con niños con cáncer, una experiencia que podría parecer dura, adquiere una dimensión distinta en el cara a cara. “Todos y cada uno de los casos que he conocido son únicos, no me gustaría destacar a ninguno en particular porque todos son héroes que afrontan una patología grave con una energía y entereza que ya quisiéramos tener la mayoría de los adultos”, subraya González, que le da la vuelta a la perspectiva que se podría tener desde fuera al remarcar la “alegría” y las “ganas de jugar” que conservan los niños: “A los profesionales que trabajamos con ellos nos dedican miles de sonrisas que hacen que no olvidemos que debemos esforzarnos más para conseguir mejores resultados”.
"El vínculo con las familias es peculiar y más intenso"
El cáncer infantil resulta también especial porque involucra a toda la familia hasta el punto de suponer una “reestructuración de los roles habituales en el domicilio”. “El vínculo de los oncólogos pediátricos con las familias es peculiar y más intenso que el de otros especialistas con sus pacientes”, advierte precisamente para recalcar como consejo para los interesados en hacer esta especialidad el de “escuchar a las familias”, así como el de “esforzarse en seguir aprendiendo e investigando para que cada vez haya mayores tasas de curación”.
Tras aumentar hasta 25 puntos en 20 años y llegar al 80%, la tasa de supervivencia del cáncer infantil se mantiene en esos parámetros en la última década y sigue siendo la primera causa de mortalidad en niños por enfermedad en España. Los tumores del sistema nervioso central, el segundo tipo más frecuente, suponen “un reto” para los profesionales y el sistema sanitario. La estadística los sitúa entre las leucemias (las más frecuentes) y los linfomas. “El segundo tumor sólido más frecuente es el neuroblastoma y en los casos metastásicos con alteraciones genéticas desfavorables las posibilidades de curación son escasas”, apunta esta especialista.
El caso es que la lucha contra el cáncer infantil resulta compleja. De origen multifactorial en el que confluyen causas genéticas, externas y desconocidas, la investigación se antoja como una de las claves, pero todavía con matices: “Actualmente la inmunoterapia y la medicina personalizada están abriendo nuevos horizontes, pero de momento en la infancia la experiencia es escasa”. La situación se complica dado que “la mayoría de los tumores en la infancia suceden por una mutación adquirida que no es prevenible ni se encuentra causa identificable”. “Sí que existen”, añade González, “algunos síndromes de predisposición genética al cáncer, que hace que tengan una mayor susceptibilidad a padecer ciertos tumores; estos pacientes requieren seguimiento estrecho para una detección temprana”.
"Creo que ninguna familia vuelve a estar 100% relajada en los siguientes años"
No obstante, hasta la fecha no se han considerado útiles los programas de detección precoz de cáncer en la infancia. “Los pediatras deben mantenerse alerta ante signos y síntomas que en general son banales pero no desaparecen en el tiempo esperado para una enfermedad común”, señala antes de reconocer las secuelas físicas derivadas de tratamientos como las “cirugías agresivas” para atajar tumores óseos (“cada vez son menos frecuentes las amputaciones, pero todavía se realizan en algunas ocasiones”, precisa) o los relacionados con los tumores oculares. Tanto la quimioterapia como la radioterapia también provocan efectos secundarios, entre los que la oncóloga pediátrica destacaría “los déficits neurocognitivos en los tumores del sistema nervioso central”.
¿Cómo es el día después del cáncer infantil? Los pacientes precisan un “seguimiento estrecho” para evitar tanto la recaída (generalmente son poco frecuentes a partir de los cinco años) como la aparición de efectos tardíos de los tratamientos, que en algunos casos se podrían sustanciar en el desarrollo de segundos tumores. “Tras sufrir un cáncer creo que ninguna familia vuelve a estar 100% relajada en los siguientes años; una información adecuada es fundamental para estos pacientes”, concluye esta berciana asentada en uno de los centros de referencia del cáncer infantil.