El grupo pizarrero Irosa-Samaca y la Comunidad de Montes Portela Trigal han llegado el pasado martes a un acuerdo para poner fin al litigio por la propiedad del suelo que impedía la actividad de la empresa y, con ello, mantener los más de 200 puestos de trabajo, medio centenar de ellos bercianos
Irosa-Samaca y los comuneros han llegado a un acuerdo para evitar el despido de más de 250 personas a través de la firma de un documento que recoge dos posibles soluciones para el litigio, una por cada una de las posibilidades esperadas en la resolución definitiva del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia del expediente de expropiación.
Si el TSXG da la razón a los comuneros, la empresa podrá alquilar el suelo durante los próximos once años, prorrogables, para la actividad. Si la sentencia es favorable para Irosa Samaca, esta podrá trabajar indefinidamente.
Antecedentes
En 1968, con la constitución de la cooperativa Samaca, se compraron las primeras fincas en O Trigal para el almacén de la pizarra, en su mayoría a vecinos del pueblo.
Siete años más tarde, la que hoy es Irosa comenzó a comprar otras fincas en el lado sur de la carretera para construir la primera nave de elaboración de pizarra. A medida que fue creciendo, siguió comprando los terrenos que necesitaba. En el año 1977, con anterioridad a que los montes fueran clasificados como comuneros, Irosa, Samaca, Pizarras Vianzola y Capimor llegaron a un acuerdo con los vecinos del pueblo en virtud del cual, a cambio de costearles las obras de abastecimientos de agua para los pueblos de Portela y Trigal, estos le cedían por tiempo indefinido los terrenos necesarios para las industrias.
Con el paso del tiempo, según relata el presidente, dado que la ley de montes no permite arrendar terrenos por más de 11 años, "se llegó a un acuerdo con los vecinos para establecer unos contratos de arrendamiento, legalizar la situación y que el pueblo tuviera unos ingresos". En ese contrato, se especificaba que las fincas particulares, compradas con una anterioridad de 40 o 50 años, quedaban excluidas del arrendamiento.
En el caso de Irosa, Samaca y Trevinca, antes Vianzola y hoy propiedad de Irosa, finalizaron los contratos el 1 de enero de 2015. Las condiciones que se pedían eran que todas las fincas particulares pasaran a ser propiedad del pueblo. Unos terrenos que incluían 14 edificaciones --entre fábricas, almacenes, oficinas, comedores y talleres--. Además, se demandaba establecer un nuevo contrato por cinco años, no expropiar los terrenos y pagar una renta cinco veces superior a la que el grupo de empresas tenía previamente, entre otras cuestiones que el Grupo Irosa-Samaca dice que no podían aceptar.
Recordemos que el pasado enero se daba a conocer la situación que generaba una importante polémica en la localidad de Carballeda de Valdeorras. Al respecto, la Junta de Montes de Portela-Domiz reclamaba dichos terrenos, los que albergan ambas pizarreras, al no haber llegado a un acuerdo de alquiler con las empresas Irosa y Samaca.