La XXVII edición de Las Edades del Hombre, bajo el título ‘Hospitalitas’, cerró sus puertas con casi 260.000 visitantes entre las dos sedes que este año tuvo la muestra de arte sacro en Villafranca del Bierzo y Santiago de Compostela. Concretamente, fueron 258.122, de los cuales por la ‘pequeña Compostela’ berciana pasaron 132.668 personas.
Son datos aportados este lunes por el presidente de la Fundación Las Edades del Hombre, Abilio Martínez, quien destacó que por la exposición, dedicada este año a la hospitalidad, pasaron familias, peregrinos, escolares y viajeros de Castilla y León, Madrid, Galicia, Asturias, Andalucía y Cataluña, principalmente. También recibieron visitantes de toda Europa, especialmente de Portugal, y destacaron los grupos de mexicanos que disfrutaron de esta edición.
“La XXVII edición de las Edades del Hombre llega a su fin desde la satisfacción de haber transmitido un mensaje de hospitalidad a través de nuestro riquísimo patrimonio. Esta historia también es la historia del Bierzo, de los pueblos y ciudades que las custodian. Tengo que agradecer los préstamos para que esas piezas formaran parte de este relato”, dijo Martínez. “Se culmina una sensación maravillosa, con personas que recorrieron estas estancias y han ido profundizando y sorprendiéndose con el arte de diferentes épocas, los audiovisuales la historia”, continuó. El presidente de la Fundación también abogó por continuar con experiencias de calidad de este tipo en el futuro.
“Esperamos que el paso de todas estas personas haya sido reconfortante”, dijo, no sin antes recordar que esta edición se celebró en dos sedes simultáneas, “en dos comunidades, todo un reto que ha sido realizado con éxito, ilusión y empeño”.
También destacó que gracias a la muestra Villafranca ha sido “foco de miradas y su imagen ha viajado por todo el país con miles de impactos. Cerramos las puertas, pero una parte de Las Edades del Hombre se queda en el Bierzo y el Bierzo en nosotros”, concluyó.
Por su parte el consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Gonzalo Santonja, afirmó que Las Edades y Villafranca han sido “una simbiosis perfecta”. “Hay imágenes y salas que no volverán a repetirse nunca y marcan el zenit de la cultura, el esplendor de la fe y la belleza”, aseguró. A su juicio, es una de las mejores exposiciones de Las Edades del Hombre que se ha hecho y volvió a insistir en que el modelo de la Fundación “nos gusta” porque aúna “conservación, restauración, la gestión, la difusión y socialización del conocimiento y la belleza, su puesta en valor para despertar una conciencia ciudadana para la preservación de nuestro patrimonio, con una colaboración público-privada”.
Una experiencia que fue un “éxito gracias a la correcta selección de las piezas de arte sacro de Castilla y León y que expresan lo mejor de nuestro patrimonio y su vinculación histórica con la riqueza de esta comarca del Bierzo”, insistió, a la vez que defendió la sede compartida con Santiago de Compostela porque “no se puede hablar del barroco de Castilla y León o Galicia, se habla del barroco español”.
Santonja también remarcó que este proyecto cultural está en la línea del trabajo que se quiere hacer desde la Junta de Castilla y León, como es “promocionar y fomentar la gestión integral e innovadora del patrimonio cultural”.
Por otro lado, aseguró que con esta experiencia también se potencia el “despegue turístico y la riqueza económica, tanto en Villafranca como en toda la provincia y la Comunidad”.
La Consejería de Cultura llevó también a cabo un extenso programa cultural y de actividades a lo largo de los seis meses que duró esta exposición, que inauguró el rey Felipe VI el 13 de junio. Una de las acciones estrella, en colaboración con la Diócesis de Astorga, fue el Programa de Apertura de Monumentos desarrollada en varios templos de la zona, por donde pasaron 74.000 personas.
Por su parte el alcalde de Villafranca del Bierzo, Anderson Batista, afirmó que “Villafranca ha estado a la altura”. “Para todos los que dudaban de si podríamos ser capaces de llegar a esta meta y estar a la altura, lo hemos hecho a la perfección, de manera magistral con ese concepto de la hospitalidad. La villa, su entorno y los vecinos han formado parte de este proyecto. Es un orgullo”.
Batista considera que el nombre de la villa “ha quedado por todo lo alto y resuena mucho más que cuando comenzó la exposición y atraerá a más visitantes”, afirmó.
Por último el obispo de Astorga, Jesús Fernández, señaló que esta edición “pasará a la historia de Villafranca y en cierto modo le cambiará el nombre por el de la Villa de la Hospitalidad. Pasear entre estos espacios ha sido emocionante. “El patrimonio cultural y religioso no solo sirve para traer personas, sino transmitir el mensaje evangélico y que contribuya a mantener vivos nuestros pueblos y comarcas”, concluyó.
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