Las ideas de Alberto Regueras, el constructor del columpio entre las montañas de Rimor y Villablibre, no tienen freno. Tanto es así, que el berciano que regaló un lugar de ensueño a su madre con motivo del esfuerzo y el cariño, ha vuelto a las andadas. A Regueras ya no le vale con dos columpios y una mesa, ha creado lo más parecido a un parque de atracciones rural en 100 kilómetros a la redonda.
El complejo recreativo en medio de la naturaleza cerca de Rimor, ahora ya cuenta con más 'cachivaches' y entre ellos se encuentran los dos columpios de origen, más impresionante red recreativa, una caseta de madera hecha a mano, un mirador con forma de carruaje a caballos, carteles con frases y varios muñecos hechos con troncos de madera. Sin duda, un espacio digno de visita y disfrute.
Cabe destacar que las vistas que acompañan al lugar son envidiables. Desde allí se puede observar y regalar a la vista la mejor panorámica del Bierzo Bajo, sólo hay que dejarse llevar y perder la noción del tiempo mientras se observa el paisaje. Así, Alberto Regueras no ha frenado su intención de seguir mejorando -si cabe- su idea primaria: un espacio para el visitante, el turista y el autóctono.