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imagen de la curva que pasa por donde anteriormente estaba el túnel (César Sánchez)
En Torre del Bierzo pasaban 20 minutos de las 13 horas del 3 de enero de 1944. El tren correo-expreso 421, con una docena de vagones, nunca vio la luz al final del túnel número 20 de la línea Madrid-La Coruña. Los frenos le fallaron al descender el puerto del Manzanal y colisionó en la oscuridad contra una máquina de maniobras a la que no dio tiempo a retirarse.
Para más inri, la imposibilidad de detenerse de un tren carbonero con casi una treintena de vagones y casi 750 toneladas de carga que llegaba en sentido contrario propició otro choque certero. Acabó de violentar el accidente ferroviario más importante de la historia de España, aún por delante del que ocurriera en 2014 en el ALVIA descarrilado en las cercanías de Santiago de Compostela. Siete décadas después, la comarca no olvida, a pesar de la recia censura aplicada por Franco en aquel momento. Los periódicos regionales y nacionales de la época taponaron la información sobre el accidente y priorizaron las batallas de la II Guerra Mundial, que por aquella fecha se centraba en zonas soviéticas y en el centro de Italia, así como la esperada llegada de los Reyes Magos, que también ocupó aquel día las portadas de los diarios.
Despacharon el suceso con algunos breves y algún párrafo el 4 de enero. Pero olvidaron para siempre, de forma dictada y suspicaz, citarlo en días posteriores, a pesar de que en él pudieron perecer entre 500 y 800 personas, según el libro Guinness, una cifra aún por determinar 72 años después, y que el régimen redujo por debajo del centenar de forma oficial. Estudios recientes los cifran en unos 250. España enmudeció por orden de un régimen neonato que no quería mostrar señales de debilidad y producir un impacto negativo en la sociedad ni de cara al exterior. Para ello, vetó la presencia de periodistas en la zona y negó las publicaciones sobre la catástrofe en los diarios en los días siguientes.
ABC señaló que podría deberse a “una extraordinaria coincidencia de causas, entre las cuales debe considerarse en su justo valor el largo uso del material móvil”. Un problema de frenos se unió a una infraestructura vial con numerosos fallos sin reparar, afectada tras la Guerra Civil. A ello se sumó que Renfe aún se estaba configurando (se había creado tres años antes). Un cúmulo de circunstancias que la censura optó por esconder.