“El estudio de todas las conversaciones, tanto entre Raquel y Pedro como de esta con sus amistades, muestra un patrón muy claro y típico de un maltratador: Comienza una discusión por un motivo banal -celos, desorden o la televisión-, se produce una respuesta agresiva y después llega la fase de arrepentimiento”. Así de rotundo se mostró hoy un agente de la Guardia Civil en la Audiencia Provincial de León respecto al trato hacia Raquel Díaz del que fuera su marido, el ex concejal del Ayuntamiento de Ponferrada Pedro Muñoz, al que se juzga desde este lunes acusado de los delitos de tentativa de homicidio, maltrato, amenazas, injurias y lesiones por el suceso ocurrido el día 27 de mayo de 2020 en la vivienda que compartían en Toreno.
También de dichos análisis, el agente desprendió que Raquel mostraba “una actitud sumisa”, mientras que Pedro “tenía el control en temas económicos” o intervino en “la redacción de un acto notarial para la negación de malos tratos cuando ya se sabía que había habido episodios de violencia física y psicológica”.
Uno de estos episodios se produjo en el mes de febrero de 2020 y fue grabado en el teléfono móvil de Raquel durante más de tres horas porque, según consideró el Guardia Civil, “ella sabía todo lo que iba a ocurrir”. De acuerdo al relato del agente a raíz de escuchar esa grabación que “pone a uno los pelos como escarpias”, esa noche se produjo una discusión y ella no le quería dejar entrar en casa, pero finalmente lo hizo, lo que dio pie a una discusión banal”. En el audio se escucha el “elevado grado de ira y de violencia con el que Pedro actúa sobre su mujer y el intento de ella de escapar durante la agresión para, después, mostrar la parte de tranquila”.
El agente también hizo alusión a la existencia de contradicciones en las declaraciones de Pedro Muñoz sobre los hechos de la noche del 27 de mayo, cuando en primer lugar dijo que no había escuchado ningún ruido fuera a pesar de sí habérselo dicho a los médicos, así como que no había sangre mientras que otras personas sí o que no había regresado a la finca de Toreno mientras Raquel Díaz estaba en el Hospital de El Bierzo, cuando el posicionamiento de su teléfono móvil sí lo refleja y, además, le sitúa allí en el momento en el que el teléfono de su ex mujer deja de estar activado.
También consideró contradictorio que, mientras que el ex concejal dijera a la Guardia Civil que la noche de los hechos no se había producido ninguna discusión, sí que reconoció a su hermano que estaba “enfadadilla” porque estaban viendo Operación Triunfo y no le gustaba, lo que “podría ser el posible detonante”.