La central de calor de Ponferrada se encuentra a un paso de su puesta en funcionamiento tras haber finalizado las obras de construcción según los plazos establecidos. Ahora, sólo falta que el Ayuntamiento de Ponferrada y la Junta de Castilla y León firmen el convenio que autoriza el inicio de su actividad, que podría fijarse en el mes de marzo.
El consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, adelantó, el pasado mes de noviembre en su visita a Carracedelo, que la red de calor de Ponferrada entraría en producción antes de que acabase el año, tras estar ya “ultimada” y contar con “todos los plácets administrativos”. Suárez-Quiñones defendió los beneficios del proyecto tanto para la economía circular, al promover el uso de un recurso energético endógeno como la biomasa, como para el medio ambiente, al eliminar chimeneas con emisiones inadecuadas.
El consejero habría adelantado que se prevé que entre en funcionamiento en marzo de 2020, de acuerdo a la planificación aprobada. Al respecto, Suárez-Quiñones destacó la repercusión en el empleo de un proyecto que requiere del acopio de 70.000 toneladas de biomasa para su puesta en marcha. En ese sentido, confió en el aprovechamiento de la madera existente en las 220.000 hectáreas de terrenos forestales de la comarca berciana.
Los vecinos del barrio de Compostilla han mostrado desde el principio su oposición a la red de calor, alegando que hay “irregularidades en la tramitación del proyecto”. “Se está realizando con prisas, sin transparencia, sin diálogo, a espaldas de la ciudad y con muchos agujeros negros que algún día tendrán que explicar ante los tribunales”, aseguraron hace justo un año. Su última actuación fue elevar una queja a Estrasburgo que fue admitida a trámite, en la que denunciaron “los incumplimientos en los préstamos europeos concedidos para su financiación”.
Por su parte, el Ayuntamiento de Ponferrada avaló la “trasparencia” en la tramitación de la red de calor y aseguró que “nunca iríamos en contra de los vecinos”.