La infancia es ese instante de la vida que deja una señal marcada para el resto de los años. Sin duda, también son las primeras sendas que toma el ser humano antes de escoger las primeras direcciones de su camino. Y todos esos años que cuando pasan, se convierten en 'aquellos años locos' llenos de tardes en los parques, bajando por los toboganes y como no, también de los balanceos en los columpios. Entonces el reloj de la vida comienza a girar y a girar, y aquel niño se convirtió en adulto, como le pasó a Alberto Regueras, que como ofrenda a la vida de sacrificio que hizo su madre por él, le regala un columpio hecho a mano para disfrutar de las mejores vistas entre Villalibre y Rimor, en el Día de la Madre.
Regueras creció viendo como su madre trabajaba sin parar, debido a la muerte prematura de su padre, y a consecuencia de esto la matriarca de la familia comienza en la cantera. Y ese columpio que hizo "por darle la satisfacción" a su madre, nace "de una calentada" en el Día de la Madre de este 2021 como producto del cariño, y de la memoria a una mujer que trabajó sin parar para sacar una familia adelante, que con 29 años perdió a su marido cuando Alberto Regueras tenía tan solo 4 años, sin rendirse nunca. Un columpio que significa un viaje, un camino y sin duda, una vida. La suya, la de Alberto Regueras.
Ahora, el niño que vio como su joven madre partía cada día a la cantera, quiere darle a sus hijos todo lo que en algún modo le pudo faltar a él como la figura paterna, aunque aclara que "nunca le faltó de nada", y de ahí nace todo lo que hace Alberto Regueras, cada paso, cada acción, por y para sus hijos. Así, la mirada de Regueras ya está en otro nuevo proyecto, ahora quiere hacer una caseta de 1 metro por 1 metro en el medio del monte para disfrutar de las vistas que dejan los caminos entre Rimor y Villalibre, pero siempre con el mismo lema "todo lo que hago es por mi madre y mis hijos".