Los días de sangre y plomo en Fornela sobre el rastro de la resistencia antifranquista

El Valle de Fornela sufrió una de las más crueles y desconocidas represiones durante el franquismo, zona de paso hacia Asturias, sus montes sirvieron de refugio a huídos de toda la Comarca.

28 de Noviembre de 2017
Actualizado: 03 de Diciembre de 2017 a las 18:39
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Somos lo que fueron, nuestros padres, nuestros abuelos, las experiencias que vivieron y las que nos trasmitieron. La historia es la de todos y varía según quien la cuente. Sin embargo, hay hechos que permanecen, inmutables, a pesar de la indiferencia de los narradores, del olvido selectivo y premeditado de quienes prefirieron borrarlos. El valle de Fornela, formado por escarpadas montañas, siete localidades y una naturaleza indómita siempre ha tenido su propia idiosincrasia. Sus pueblos, prácticamente aislados en el pasado por las deficientes comunicaciones, apoyaron de forma entusiasta y casi unánime la II República y sufrieron más tarde una de las represiones más crueles y desconocidas de la provincia. Hoy, algunos han decidido recuperar esa historia, traer de vuelta a los muertos para que hablen de lo que fue y no tuvo que haber sido.

Guímara es el último pueblo del Valle, por encima, sólo las montañas que hombres, mujeres y niños intentaron cruzar para llegar a Asturias, donde aún resistía el gobierno democrático de la República. Eloína Terrón Bañuelos, directora del documental ‘Nanas sin pan’ publicado en 2008, dio voz a los supervivientes, ancianos que ante la cámara aún se emocionan hablando de una tragedia que hasta entonces solo habían narrado a sus hijos y nietos. La historia recabada a través de testimonios orales que descubren una realidad enferma y muda.

Al estallar la Guerra Civil, familias enteras de pueblos como Fabero huyen hacia Fornela, una inmensa columna parte desde Tejedo en Ancares dirección Asturias, haciendo parada en Guímara. El 1 de diciembre de 1936 la Guardia Civil llega al pueblo, “matan a disparos a toda la gente que se van encontrando”, explica Alejandro Cerecedo en el documental. Juanito Fernández, Gabriel Martínez, Generoso Robledo, Mateo Fernández, Baldomero García, Eliseo Martínez y Fernández Cerecedo son asesinados ese día. “Sin tener delito, sin ser culpables de ninguna cosa”, dice.

Cuando cae el Frente Norte en Asturias los jóvenes regresan al Valle, la falange ofrece una entrega sin represalias. Aceptan siete, Rosendo Martínez, Donato Fernández, Manuel Cerecedo, Isidro Fernández, Pedro Fernández, Fernando Gavela y Ramiro Pérez son torturados y asesinados el 7 de noviembre de 1937.

La partida del Santeiro

Llega entonces el ‘monte o la muerte’. Los huídos se pierden en las montañas escapando de una muerte segura. La represión se centra en las familias. Se imponen multas colectivas, 5.000 reales a todo el pueblo, les quitan también el ganado. “Pretenden cortar las redes de solidaridad”, asegura el profesor Alejando Álvarez López, escritor y autor de ‘El médico que no quería morir (Vida y muerte de Lodario Gavela Yañez). Y es que en medio del terror surgen figuras honorables, desconocidas para el gran público pero que han alcanzado la categoría de mito entre los vecinos de Fornela. Hombres como ‘El Santeiro’ o el médico Lodario, “que dejó claro que entre el ser y el puro existir hay que optar por el ser”.

En 1940 los castigos se recrudecen, el hambre, las detenciones arbitrarias, las palizas constantes y el miedo no son suficiente. Todos los mayores de 14 años son deportados al campo de concentración de Arnao, en Asturias. Los niños se quedan solos en un pueblo fantasma. Algunos son acogidos por vecinos de otras localidades. En 1942, el doctor Lodario, con la carrera recién terminada, obtiene la plaza de médico interino en el Ayuntamiento de Peranzanes. Llega a un Valle asolado por la guerra y empobrecido. Su dignidad y el trabajo que emprende para impulsar la educación, el alumbrado o la mejora en los hábitos higiénicos reflejan una personalidad fuerte, humanista y comprometida.

La falange lo multa por “extender la desafección con el glorioso movimiento nacional”. “Cuando los guerrilleros necesitan de su ayuda, él siempre acude”, explica Alejandro Álvarez. Lodario es asesinado en 1947. Ese mismo año muere también a Serafín Fernández 'Santeiro', símbolo de la resistencia en la montaña. Incluso en el terror los fornelos seguían ayudando a los huídos, “eran su gente”.

El médico, Lodario Gavela Yáñez

 

Alejandro Álvarez presenta su libro  ‘El médico que no quería morir (Vida y muerte de Lodario Gavela Yañez) el 30 de noviembre, a las 19.30 en el salón de actos de UGT en León, y el 14 de diciembre a las 19.30 horas en la Casa de Cultura de Ponferrada.



Monumento en Guímara a los represaliados por el franquismo