El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, ha anunciado el toque de queda desde este fin de semana para todo el territorio de la Comunidad. Esto supondrá el levantamiento del confinamiento perimetral de Ponferrada decretado este mismo viernes, "porque entendemos que el toque de queda es más restrictivo y se aplica en toda Castilla y León, no solo en algunas ciudades".
El toque de queda -entendido como restricción de la movilidad nocturna- levantará los confinamientos perimetrales que se están aplicando ahora en la comunidad (como los de León y San Andrés de Rabanedo), aunque se adoptarán las limitaciones previstas en el plan de respuesta coordinada aprobado este jueves por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud.
Esta medida se ha tomado tras mantener un encuentro con el ministro de Sanidad, Salvador Illa, la consejera de Sanidad, Verónica Casado, y el vicepresidente de la Junta, Francisco Igea. En la comparecencia posterior, Mañueco explicó que han informado a los grupos de la oposición y precisó que se están buscando los instrumentos jurídicos necesarios para que entre en vigor "mañana mejor que pasado".
"Por la situación epidemiológica, a Ponferrada le correspondía iniciar el jueves el confinamiento perimetral, pero esperamos a la decisión que tomase el Consejo Interterritorial de Salud sobre el toque de queda -que se quedó sin aprobar, sobre la mesa-", ha explicado Mañueco, añadiendo que "hemos esperado 24 horas y hemos tomado la decisión de confinar la ciudad en el día de hoy", tal como se ha publicado en e Boletín Oficial de Castilla y León este viernes.
Además, “en cuestión de días”, la Junta articulará las fórmulas para implantar en la Comunidad las medidas que establece la guía de actuaciones coordinadas para territorios en riesgo extremo, como reconoció se encuentra una gran parte de Castilla y León.
“No podemos discutir ni un solo minuto si son galgos o podencos”, afirmó el presidente de la Junta, por lo que defendió que el Ejecutivo de Castilla y León va a sumir su responsabilidad. De esta forma solicitó el apoyo del Gobierno de España y de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.
En este sentido, el ministro de Sanidad confirmó que su departamento respalda las medidas que adoptan las comunidades en función de su marco jurídico y la situación sanitaria, y garantizó el apoyo para que se haga efectivo el toque de queda previsto por la Junta.
Asimismo, Fernández Mañueco argumentó que la Junta actúa desde la moderación en la forma, pero también desde la determinación en el “fondo”. “Ser moderados no implica no actuar con determinación”, dijo o “mojarnos”. Por ello explicó que pidieron el toque de queda. “Solo desde la seguridad sanitaria desde luego podremos apostar por una recuperación económica y social sostenible y con garantías en el futuro”, agregó.
De esta forma, el jefe del Ejecutivo autonómico señaló que se trabaja para publicar este viernes la orden de la Consejería de Sanidad, un acuerdo de la Junta o un decreto ley con el fin de que ninguna persona, salvo situaciones excepcionales, pueda salir a la calle durante la noche a partir de mañana, con el fin de reducir los contagios que se producen en reuniones sociales y familiares.
En ese sentido, el presidente de la Junta explicó que se toma esta decisión porque no pueden “esperar más”, tras solicitar ayer por carta al Gobierno que se implantara en la Comunidad y tras defender la consejera de Sanidad, Verónica Casado, esta restricción para todo el país en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. No obstante, Fernández Mañueco evitó precisar el horario elegido por Castilla y León, que el vicepresidente Francisco Igea situó a partir de las 21 y las 22 horas.
Al respecto, el jefe del Ejecutivo autonómico indicó que los expertos de la Consejería de Sanidad, de los servicios jurídicos de la Comunidad y un responsable de su gabinete están defiendo los umbrales horarios, de acuerdo a la situación epidemiológica y “operativa” de la Comunidad, ante cuestiones como la actividad industrial o los cambios de turno, pero siempre desde la unión de la “ciencia y la política” y no “a ojo de buen cubero”.