Los actos arrancaron con el izado de la la bandera de España y la intervención del general del Ejército del Aire, Rubén Carlos García Servent, que destacó la bandera “rojigualda” como símbolo de unidad y de libertad. “La bandera de España representa todo lo que nos une”, señaló García Servent, que añadió que “todos cabemos bajo sus pliegues”.
En esta línea, señaló orgulloso que la bandera española sea símbolo de libertad en las calles de Kosovo, Bosnia o Afganistán y también quiso recordar a aquellos que murieron por los ideales que representa España y a las víctimas del fanatismo de todos los tiempos “cuya sangre regó nuestra tierra. Servent, con raíces en el Bierzo, no pudo evitar recordar también a los “caídos” en la mina y su sueño de “hollín y sudor” porque “su entrega también ha valido la pena”.
El general cerró su intervención con los vivas a España, al Rey, a Albares y al Bierzo para, a continuación, dar paso a la jura de bandera. “¿Juráis o prometéis por vuestra conciencia y honor guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, con lealtad al rey y, si fuera preciso, entregar vuestra vida en defensa de España? “, pregunta a la que los asistentes respondieron con un firme “si, lo hacemos” para empezar uno a uno a besar la enseña española.
A la cabeza de la jura se situaron los alcalde de Torre del Bierzo y de Albares de la Ribera, Manuel Merayo y José Antonio Velasco, seguidos de centenares de bercianos que quisieron mostrar su fidelidad a los colores del país. Entre ellos, el alcalde pedáneo de Albares, José Guerrero, que reconoció que era la segunda vez que juraba bandera “porque simboliza lo más importante que tenemos y ojalá fuese como en Estados Unidos, donde su bandera sagrada. “Es un símbolo de unión y respeto para todos”, añadió.
Un sentimiento que comparten la mayoría de los participantes en esta jura ciudadana, como Ángel, de 39 años y natural de Castropodame, que renovó el compromiso que hizo durante el servicio militar “por España y por respeto al país en el que vivo”, mientras que Alejandro, con 18 años, estaba motivado por su próxima entrada en la Academia Básica del Aire de la Virgen del Camino.
Tras la jura tuvo lugar el acto de homenaje a los caídos y el desfile de 150 soldados, que dieron paso a una comida de hermandad en la ‘Huerta Grande’, en la que participaron alrededor de 1.500 personas. “Tenemos preparada la comida para todos, unas 700 personas en las carpas que hemos instalado y más gente que ha traído sus mesas para comer bajo los árboles en la chopera, unas 1.500 personas”, explicó Guerrero.