El ‘renacer’ de la tierra: 10 años del Banco de Tierras de El Bierzo

Se ha convertido en ejemplo para otras zonas de España, que acuden a la comarca en busca de ayuda y asesoramiento

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Texto: Laura Sánchez / Fotografía: César Sánchez (Agencia ICAL)
19 de Agosto de 2023
Actualizado: 19 de Agosto de 2023 a las 14:36
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El Bierzo, una tierra de campo por excelencia. Siete sellos de calidad que lo avalan, en un territorio donde el minifundio y el envejecimiento de la población provoca que, poco a poco, ese suelo se abandone. Técnicos del Consejo Comarcal de El Bierzo se plantearon, hace ya una década, hacer algo para revertir la situación y convertir al sector agroalimentario en uno de los motores económicos de la comarca. Para ello se fijaron en una iniciativa que ya se venía haciendo en la comunidad vecina de Galicia, un Banco de Tierras. Así nació el Banco de Tierras de El Bierzo. Hoy es un ejemplo para toda España, como una forma de recuperar parcelas en busca de la potenciación del sector agroalimentario. Hasta el Bierzo han llegado técnicos de Cataluña, Baleares, Canarias, País Vasco y otros puntos de Castilla y León en busca de asesoramiento.

El Banco de Tierras de El Bierzo, acaba de cumplir una década de vida. En sus inicios siguió el ejemplo gallego, pero ahora es muy diferente. En 2013 se calculaba que entre el 60 y el 70 por ciento de los terrenos de la comarca, susceptibles de poder usarse, estaban abandonados. “Visitamos Galicia porque las tierras son parecidas, hay mucho minifundio, la forma de pensar, el tipo de abandono, las personas mayores y la forma de llegar a ellas nos parecía que era muy similar”, explica a Ical la gerente del Banco de Tierras de El Bierzo, Beatriz Anievas. “La gente se va haciendo mayor, no hay relevo generacional y el minifundio también influye a la hora de abandonar las tierras”, añade.

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 La gerente del Banco de Tierras, Beatriz Anievas junto al director técnico de Alimentos de Calidad del Bierzo, Pablo Linares

 

El Consejo Comarcal de El Bierzo comenzó entonces a trabajar en una herramienta similar a la de la comunidad gallega, aunque allí gestionada por la Xunta y, por tanto, con un ámbito mucho más extenso. Lo primero era conseguir financiación, que llegó desde la Diputación de León. La institución provincial sigue aportando anualmente el 80 por ciento del presupuesto, que se completa con fondos del propio Consejo Comarcal. Son 112.500 euros anuales los que se invierten para poder mantener este Banco. A día de hoy gestiona 4.300 parcelas. De ellas, 3.500 ya están adjudicadas, bien en contrato de alquiler o incluso de compra. El viñedo es el cultivo más demandado y por detrás aparecen usos frutícolas, hortícolas y otros distintos.

Pero el Banco de Tierras de El Bierzo va mucho más allá. Y eso es lo que le distingue de otros. No solo se encarga de todos los trámites con los dueños que ceden las fincas y con aquellos que quieren arrendarlas, facilitando el acceso a la tierra. Son una garantía de que el sector agroalimentario en la comarca funciona. También se da un asesoramiento completo sobre su uso, el tipo de cultivo o el fin al que se dedique. Y se hace un seguimiento del contrato. “Somos los que enseñamos la finca, damos asesoramiento, les ayudamos a solicitar ayudas y lo que nos diferencia y nos ha hecho ejemplo es que no paramos en la adjudicación. Hacemos un seguimiento del contrato y si surge algún problema, hay una cláusula de arbitraje. Y si es necesario, lo rescindimos”, explica la gerente. Y todo ello de forma gratuita. “Hay asesoramiento jurídico, formación, asistencia técnica. Es un paraguas importantísimo para el que se incorpora”, afirma Anievas. Es una profesionalización del sector.

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Finca de almendros gestionada a través del Banco de Tierras del consejo Comarcal del Bierzo

 

Cada año se han incorporado más fincas al Banco de Tierras de El Bierzo. La adhesión de los sellos de calidad del Bierzo fue fundamental. De todos los cultivos, el viñedo es el más extendido. Para el presidente de la asociación ‘Alimentos de calidad del Bierzo’, Pablo Linares, esto se debe a dos circunstancias. Por un lado, es uno de los cultivos que más se abandonan. “Tenemos una edad muy avanzada de viticultores, ligados a las cooperativas, y se van jubilando”, explica. “Gracias a esta herramienta hemos conseguido que antes de perder el viñedo lo lleven al Banco de Tierras para que intentemos buscar a alguien que lo quiera”, añade Linares. La parte buena es que es un cultivo emblemático de la comarca, por lo que se le tiene un especial cariño. Esto hace que los dueños busquen la forma de darle continuidad. Además, los trabajadores del campo cada vez tienen más confianza en el Banco de Tierras. A esto se añade el atractivo que tiene hoy en día el mundo del vino.

En estos diez años también han surgido otras iniciativas en torno al Banco de Tierras. Son las campañas y ferias ‘Apostando por el Bierzo, naturalmente’, que tratan de acercar a la ciudadanía los productos de kilómetro cero para dar salida a todas esas frutas y productos de la huerta. También las ‘Rutas por la calidad’, paseos en torno a cerezos, castaños o manzanos, que realzan las bondades de todos esos alimentos.

Castaña y apicultura

Entre todos los productos que se impulsan, hay uno que necesita un empujón, que es la castaña. A pesar de los esfuerzos del Banco de Tierras y de los sellos de calidad por impulsar las plantaciones de este árbol, es difícil avanzar. Si el cariño y el apego era beneficioso en el caso de los viñedos, esos mismos sentimientos perjudican al castaño. “Nos cuesta que los propietarios vengan al Banco de Tierras. Creo que es un tema de apego, básicamente. El castaño es cultura y eso retrae a la gente a la hora de cederlo porque tienen miedo de que les destrocen esos árboles”, cree el presidente de ‘Alimentos de Calidad’. Sin embargo, sí que hay muchos demandantes de castaños, dispuestos a cuidarlos y sacar provecho de ellos.

En el otro lado de la balanza encontramos la apicultura, cada vez más extendida. Hay muchos emprendedores que desean iniciar su camino en ese sector, pero faltan parcelas donde poder  instalar colmenas. Los requisitos que deben cumplir son muy exigentes. “Es complicado encontrar fincas válidas”, cuenta Beatriz Anievas. “Hay una legislación que es bastante restrictiva, hay que cumplir una serie de distancias. Todos los colmenares están legalizados y hay que pedir información a la Junta sobre otros cercanos y muchas veces hay asentamientos cerca y no se pueden instalar más”, añade.

En el Bierzo hay una asignatura pendiente. Es la transformación del producto. Aunque las frutas con sello de calidad de el Bierzo, la manzana reineta, la pera conferencia o la cereza, se venden muy bien según se recogen, hay otros alimentos que son muy válidos para transformar, como precisamente la castaña. Hoy en día la mayoría de esos procesos se realizan fuera de la comarca.

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 Finca de kiwis gestionada a través del Banco de Tierras del consejo Comarcal del Bierzo

 

Cultivos diferentes

El presidente de ‘Alimentos de El Bierzo’ destaca que la tierras de la comarca es fértil y su clima idóneo para el cultivo. Por eso, según Linares, casi cualquier cosa que se quiera plantar va a tener éxito. “Estamos en una zona privilegiada para la producción agroalimentaria de calidad. No encuentras en tan poca superficie tal concentración de sellos, por número y diversidad”, ensalza. Eso provoca que algunos agricultores se animen a probar cultivos diferentes. Hay fincas con frutos silvestres, cáñamo, kiwis o frutos secos, que pueden ser un buen futuro económico.

Entre ellos se encuentra el almendro, un árbol que existe en la zona, pero que apenas se ha trabajado con idea de abrir negocio. En él trabaja el agricultor Isidro Álvarez, como forma de diversificar su trabajo dentro de los servicios forestales y medioambientales. “Podría ser una posibilidad en el Bierzo, debido al cambio climático y, además, aquí siempre hubo almendros. De hecho están los famosos almendrados de algunos pueblos”, explica a Ical. Por eso buscó la ayuda del Banco de Tierras, con la que encontró una finca adecuada para ello. “Fueron muy eficientes, me dieron varias opciones”, asegura. El alquiler se formalizó en 2019 y, tres años después, Isidro Álvarez compró ese terreno, de una hectárea y media.

Hoy en día cuenta con casi 3.000 árboles, que este año darán su primera cosecha. “Ésta será para uso particular. Habrá producciones más importantes a partir del próximo año”. Cuando los árboles estén al cien por cien, se recogerán entre 2.000 y 2.500 kilos de almendras, cuyo fin podría ser su venta en el mercado de proximidad, como producto ecológico. “Está funcionando bien y no descarto ampliar con más terreno”. “Puede ser una alternativa, los frutos secos están en auge”, concluye.

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Plantación de almendros

 

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Plantación de Kiwis