Imagen de este domingo
Por cuarta vez en dos semanas los accesos a Peñalba de Santiago se vieron cortados. En plena temporada estival y con los negocios y vecinos temiendo una desgracia. De hecho hablan ya de daño irreparable para turismo en el pueblo. Es muy simple: verano de tormentas y si subes , sabes que es casi seguro que no puedas bajar. Eso y "que te la juegas" comenta uno de los turistas, de Cáceres, que este domingo fueron los últimos que lograron llegar al pueblo, sorteando en el mismo punto ya las primeras escorrentías.
Tormenta, tromba de agua y desprendimiento de toneladas de piedra y barro en el mismo punto, en la misma curva; casi es una certeza matemática. La suerte por ahora hace que ningún coche atraviese ese lugar justo en el derrumbe, sobre el mediodía.
La ladera sufre serios desprendimientos justo después del gran incendio -aunque los técnicos de las administraciones insisten en que no existe relación- y las últimas escorrentías han bloqueado además la pista desde San Cristóbal, lo que hace que la población turística quedase por varias horas aislada hasta que las máquinas volvieron a despejar el tránsito de vehículos por la carretera del Oza.
A las 20h. del sábado efectivos de Protección Civil, maquinaria y Policía Municipal, lograron empezar a despejar el material desprendido para abrir salida a los turistas... pero es que este domingo ha vuelto a ocurrir. "En cuanto empezó a llover, pagaron lo que habían pedido y se fueron a la carrera; pero ya no pudieron salir del pueblo", explica a este diario uno de los responsables de un negocio hostelero en Peñalba.
Las instituciones siguen remendando los desprendimientos, pero los vecinos y negocios hosteleros temen en el horizonte una desgracia personal si las administraciones competentes (Junta, titular del monte de donde provienen las escorrentías; y Diputación como titular de la carretera) no toman una solución estable para este paso.
Imágenes del sábado