El 5 de octubre de 2004 la noticia del asesinato de dos policías en prácticas en el barrio de L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona) tocó de lleno a la comarca del Bierzo. Una de las víctimas, la joven Silvia Nogaledo, era natural de Noceda del Bierzo. Su compañera de piso, también Policía Nacional en prácticas, de Toral de los Guzmanes. Ambas fallecieron a manos de un violador que estaba de permiso carcelario.
Cuando están a punto de cumplirse los 20 años desde aquel terrible día, Noceda del Bierzo ha rendido un sentido homenaje a las dos agentes con un memorial ciclista que lleva el nombre de su vecina.
Fue en un acto muy emotivo, en el que era difícil contener las lágrimas, que sirvió para mantener viva la memoria y el recuerdo de las dos jóvenes aspirantes a policía.
El alcalde de Noceda del Bierzo, Andrés Arias Nogaledo, tuvo el difícil papel de tener que hablar como alcalde y como familiar de Silvia. En cualquier caso, convergen el recuerdo personal e institucional, dijo, porque “es imposible olvidarlas y entristecernos al recordar cómo dos mujeres jóvenes que empezaban a cumplir su sueño y objetivo de incorporarse al cuerpo de la Policía Nacional vieron truncado ese anhelo” hasta que llegó aquel fatídico 5 de octubre. “Vivirán para siempre en nuestros corazones”, expresó, como las “anécdotas de historias imborrables de todas las personas que las conocimos”. “Nunca podremos superar el dolor de su ausencia, 20 años después no os olvidamos”, concluyó.
Un acto en el que el Comisario Principal Jesús del Amo, Jefe Regional de Operaciones de Castilla y León, transmitió el pesar del cuerpo de seguridad al que pertenecían las dos jóvenes “que tuvieron la mala fortuna de encontrarse con la versión más vil, cobarde y negra de la maldad humana”. Esa maldad, añadió, contra la que la Policía Nacional lucha a diario.
Finalizó recordando las palabras del viejo profesor José María de Vicente Toribio, escritor y poeta, que diseñó el lema de la Academia de Policía de Ávila “Abulae in caelo inmotum lumen”: “una estrella brilla inmóvil en el cielo de Ávila, y junto a ella un montón de luceros azules, que son aquellos que perdieron la vida, y dieron la vida por sus ciudadanos”. Ahora, “hay dos de ellas que tienen nombre propio”, concluyó: Silvia y Aurora.
Por último, el delegado del Gobierno, Nicanor Sen, quien enmarcó este crimen en el ámbito de la violencia contra las mujeres, expresó que las dos policías “seguramente se sentirían orgullosas de los avances que se han dado, y seguro también que habrían seguido contribuyendo a erradicar esta vergüenza con su ejemplo y su labor”.
En cualquier caso, también considera que “queda mucho camino por recorrer y, en este cometido, no se debe dar ni un pequeño pasa atrás”. “Basta ya de poner paños calientes y de jugar al doble lenguaje y a la doble moral con un problema que se sigue cobrando vidas”.
“Juntas iniciaron el camino profesional como policías, y juntas lo perdieron”
La hermana de Aurora Rodríguez hizo las veces de portavoz de las dos familias. Fue la encargada de cerrar las intervenciones, y de relacionar el vínculo entre ambas, “con una infancia muy parecida”, que crecieron en un entorno rural y ganadero, “integrando grupos de música tradicional, en pueblos llenos de ricas costumbres y tradiciones donde se estrechaban los lazos familiares y de amistad”.
Ambas persiguieron su sueño de formar parte de la Policía Nacional. “hace casi 20 años salieron juntas de León en un coche cargado de futuro. Pusieron todo su esfuerzo e ilusión en realizar su sueño, incorporarse a la Policía Nacional. La suerte o el destino, quién sabe, hizo que juntas iniciaran el camino profesional como policías, y que juntas lo perdiesen. Nos dejaron una lección que nunca olvidaremos, sus ganas de vivir”.
El acto terminó con una suelta de globos blancos y morados para representar el recuerdo por las dos jóvenes policías.
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