Existen determinados espacios naturales que llaman la atención de los viajeros por la majestuosidad de su formación, recibiendo cada año cientos de visitas. Algunos de estos lugares son las llamadas minas de sal, algunas de ellas aún activas y otras ya cerradas, que siguen captando la atención por la blancura de sus paisajes y el trabajo que se realiza allí. Además, muchas han sido declaradas Patrimonio Nacional por la UNESCO, lo que otorga una enorme popularidad a estas formaciones rocosas cuya masa está compuesta por un 95% de sal.
Las minas de sal más conocidas por sus grandes dimensiones son las situadas en Sudamérica, las cuales a menudo reciben el nombre de desiertos de sal. Sin embargo, Europa alberga numerosas minas de sal de gran importancia, como puede ser la encontrada en Bochnia, que actualmente es una de las más antiguas del mundo, o las minas de sal de Wieliczka, muy cercana a la primera y una de las más famosas del continente. Ambas se encuentran en Polonia, siendo la de Wieliczka uno de los lugares más atractivos para una visita en los alrededores de Cracovia al haber mantenido una actividad constante desde el siglo XIII.
Minas de Wieliczka
Situada a 15 kilómetros de Cracovia, esta mina de sal es la segunda más antigua del mundo y fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1978. Se compone de casi 300 kilómetros de túneles con 3.000 cámaras excavadas y distribuidas en nueve niveles. Estas cámaras se encuentran decoradas con candelabros de sal y esculturas de personajes míticos e históricos, esculpidas en la roca de sal por los mineros que han trabajado en las minas.
En su interior es posible conocer las herramientas utilizadas antiguamente que cuentan la historia de la minería de sal así como recorrer un lago subterráneo natural. Además, en Wieliczka se localizan cuatro capillas, una iglesia llamada Santa Kinga y una amplia sala principal de 54 metros de longitud. Estas minas han tenido tanta repercusión que durante la Segunda Guerra Mundial los alemanes usaron las minas como almacén de guerra e incluso inspiraron al escritor Polaco Bolesław Prus a escribir varias escenas de su novela histórica Faraón.
Mina de Bochnia
Clausurada tras las I Guerra Mundial, fue declarada en 1981 monumento nacional y es, actualmente, uno de los monumentos históricos oficiales de Polonia. Considerada como la mina de sal más antigua de Polonia, comenzó a ser explotada en los siglos XII y XIII y reconocida en 2013 como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Caminando por los pasillos es posible conocer la historia de la mina, de los príncipes y reyes de Polonia e incluso descender 250 metros para realizar un paseo en barco por el interior de la mina de sal acompañados en toda ocasión por dos expertos.
Esta mina de sal alcanza una longitud de casi 4.5 kilómetros de largo distribuidos en 16 niveles diferenciados que forman una ciudad subterránea abierta al público. La galería principal recibe el nombre de August, extendiéndose de este a oeste de la mina. Su cometido primordial es funcionar como vía de comunicación y de transporte al mismo tiempo que conecta en línea recta los pozos Campi y Sutoris. A día de hoy, la cámara Ważyn, la mayor conservada de la mina, se ha convertido en un sanatorio provisto de 300 camas, instalaciones para la práctica de voleibol y baloncesto así como restaurantes y salas de conferencias.
Mina de Praid
La mina de sal de Praid se ubica en Rumania y es una de las más grandes de Europa. Aunque se data actividad minera en Praid en el siglo XIII, no es hasta el siglo XVIII cuando se empezó a extraer sal de esta mina en cuestión. Descendiendo 120 metros de profundidad es posible encontrar una pequeña aldea subterránea que posee varias zonas diferenciadas y destinadas tanto a niños como a adultos.
Por ejemplo, existe una zona de juegos para niños de gran amplitud, zonas exclusivas para la realización de deportes e incluso una iglesia y tiendas de souvenirs. Aunque sin duda, lo más desconcertante es la posibilidad de disfrutar de wifi y televisión en el interior de la mina. Del mismo modo, existe la posibilidad de practicar espeleología, almorzar y visitar una bodega emplazada en una de sus galerías. Son muchos expertos los que han afirmado que el aire salino de la mina es beneficioso para aquellas personas con problemas respiratorios al no tener contacto alguno con sustancias alergénicas.
