VÍDEO | Derribo de la chimenea de la central térmica de Andorra (Teruel) con 343 metros de altura

Endesa ha procedido este jueves a la voladura de la chimenea de la central térmica de Andorra, un paso más en el proceso de cierre y desmantelamiento de las centrales de carbón que la compañía está llevando a cabo y que completará en la península en el año 2027.

16 de Febrero de 2023
Actualizado: 18 de Febrero de 2023 a las 15:41
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Endesa ha procedido este jueves a la voladura de la chimenea de la central térmica de Andorra, un paso más en el proceso de cierre y desmantelamiento de las centrales de carbón que la compañía está llevando a cabo y que completará en la península en el año 2027.

 



 

La demolición de la chimenea de la central, junto con la voladura de las tres torres de refrigeración llevada a cabo el pasado mes de mayo, ha supuesto un hito, no solo por el simbolismo de la estructura sino también desde un punto de vista técnico. Para la realización de la actuación ha sido necesario diseñar un exhaustivo procedimiento con el objetivo de garantizar unas condiciones absolutas de seguridad y efectivas de demolición. Esta misma prevención se está aplicando en todos los procesos que conforman los trabajos de desmantelamiento y demolición de la planta.

En el caso de la voladura de la chimenea el proceso ha sido aún más complejo, ya que ha estado soportado por un proyecto específico en el que se ha analizado estructuralmente la afección de los trabajos preparatorios, así como la dinámica de la voladura, su secuencia, dirección de caída, medidas mitigadoras de las afecciones, medidas de vibraciones y puesta en seguridad de todos los elementos y estructuras afectadas.

Para la demolición se han utilizado 170 detonadores no eléctricos, 108 conectadores de superficie, 8 detonadores no electrónicos y 265 Kg de explosivo, que se han colocado en la estructura mediante taladros distribuidos para dirigir la caída en la dirección planificada. En el proyecto se ha fijado un radio de seguridad de 600 metros.

La demolición se ha realizado mediante el empleo de pequeñas cargas confinadas de explosivo en barrenos de pequeña longitud con el objeto de conseguir una cuña desestabilizadora. El empleo de explosivos es el procedimiento más seguro para demoler estructuras esbeltas y especiales, siempre que el entorno lo permite. Para facilitar el proceso de caída se realizaron, durante las semanas previas, trabajos de corte con diamante en la base de la chimenea.

La voladura ha producido alrededor de 25.000 toneladas de residuos (básicamente hormigón), que serán gestionados de acuerdo con la normativa medioambiental. Estos residuos serán valorizados en obra al ser usados como material de relleno por su carácter inerte, en cuanto al residuo del hierro que constituía la armadura del hormigón armado, se revalorizará para su posterior uso.

Para minimizar la afección del polvo derivado de la explosión se han instalado en la dirección de caída 4 piscinas de 220 metros cúbicos de capacidad que contenían agua de lluvia y procedente de los propios procesos de la central.

La chimenea de la central tenía 343 m de altura, 23,5 m de diámetro en su base y 9,5 m de diámetro en la coronación. Fue construida entre 1978 y 1979 en hormigón y su peso aproximado era de 25.000 toneladas.

 



 

Trabajos de desmantelamiento

La central térmica de Teruel (Andorra), construida entre los años 1974 y 1979, ha estado más de cuatro décadas operativa, creando un vínculo muy arraigado en la zona. Una vez que Endesa solicitó el cierre de la central en 2019, inició su proceso de desmantelamiento y la elaboración de un plan de futuro para la zona que contempla la implantación de nueva industria y el desarrollo de 1.843 MW de nueva potencia, esta vez, renovable.

El desmantelamiento de la central térmica Teruel, es una operación de gran complejidad técnica que está movilizando ingentes recursos: alrededor de 250 personas de mano de obra directa, se están ocupando de los trabajos hasta su finalización en 2025. Como acompañamiento, Endesa ha promovido cursos de formación en Prevención de Riesgos Laborales en trabajos de desmantelamiento y operación en instalaciones industriales, de la que se han beneficiado 170 personas de la zona con el fin de promover la contratación local de personal especializado, una acción que ha permitido formar a más de 2.000 personas en toda España para diferentes cualificaciones relacionadas con nuestra actividad.

El equipo humano que se está ocupando de los trabajos procede en su mayoría de antiguas empresas contratistas o de residentes en la Comarca Andorra-Sierra de Arcos y limítrofes, ya que Endesa, dentro de su compromiso con la sostenibilidad, dio prioridad en el concurso de adjudicación de la obra a las ofertas que incluyesen el mayor número de trabajadores locales.

La planificación exhaustiva y coordinación de todos los aspectos de seguridad y salud y medioambiente está teniendo carácter prioritario. En este sentido, la gestión del proyecto de demolición está siendo llevada a cabo por un equipo de alta cualificación, que es lo que requiere un cometido tan complejo como el que se está realizando en Andorra. Los trabajos siguen un minucioso proyecto, con el objetivo de evitar accidentes laborales a pesar del elevado número de personal implicado.

Desde el punto de vista medioambiental se está aplicando un sistema de demolición selectiva para segregar y caracterizar cada una de las 260.000 toneladas que conforman el volumen de la demolición. Para reducir en todo lo posible las afecciones al entorno se ha implantado un plan de vigilancia ambiental con especial atención a las emisiones y vertidos durante la ejecución de los trabajos.

Dentro del compromiso de economía circular por el que apuesta Endesa está prevista la reutilización de los residuos de hormigón para lo que Endesa ha instalado en Teruel equipos de alta capacidad para obtener una valorización completa de este árido reciclado, que se empleará en el relleno de los huecos generados en las obras, así como en la remodelación morfológica del terreno tras las demoliciones. El objetivo es revalorizar el 90% de los residuos que generen estos trabajos.

 



 

Central Térmica de Andorra

La central térmica “Teruel”, situada en Andorra, constaba de tres grupos, con una potencia total de 1.100 MW. Cada grupo disponía de caldera, turboalternador y torre de refrigeración. Completaban la instalación el parque de carbones y caliza, el sistema de evacuación de cenizas y escorias, la planta de desulfuración y la chimenea de 343 m de altura para la evacuación de los gases de combustión.

Fue construida con objeto de llevar a cabo un uso extensivo de los lignitos negros procedentes de explotaciones situadas en la cuenca minera turolense, mezclados con carbones de importación. El lignito se transportaba hasta el parque de carbones de la central y los carbones importados se transportaban por barco hasta el puerto de Tarragona y, desde allí, por ferrocarril hasta la planta. Como combustible auxiliar para arranques y apoyo a la combustión se utilizaba gas natural.

Durante sus cuatro décadas de actividad produjo 224.000 GWh, equivalentes al consumo de electricidad peninsular durante un año. Para ello necesitó 142 millones de toneladas de carbón, de las que 110,9 millones de toneladas fueron de carbón nacional y 31,7 millones de toneladas de carbón importado.

Con el fin de hacer compatibles el desarrollo económico y el uso de estos lignitos con la conservación del medio ambiente a lo largo de la vida de la central se llevaron a cabo una serie de actuaciones que conllevaron inversiones superiores a los 400 millones de euros. Como resultado de esas inversiones la central consiguió estabilizar