La empresa pública Pibasa se encuentra al borde de la desaparición, tal y como puso de manifiesto este lunes el alcalde de Bembibre, José Manuel Otero, en el Pleno que dio luz verde al presupuesto municipal. La entrada en fase de liquidación de Cel Celis, que mantiene una deuda con la gestora del suelo industrial en el polígono próxima a 1,5 millones de euros, implicará un cambio en la consideración de la deuda, que pasará de efecto pendiente de cobro a pérdida, lo que obligará al Ayuntamiento a proponer la disolución de la mercantil municipal.
En junio de 2014 saltaron las primeras alarmas relacionadas con Pibasa, una vez que el Pleno aprobó entonces el rescate de la sociedad pública por las pérdidas derivadas de la deuda de Cel Celis. En aquel momento no se definió si el rescate sería con una inyección económica o mediante la adscripción de bienes municipales al inventario de Pibasa.
Sin embargo, cuatro meses después el Pleno revocó el acuerdo anterior y evitó declarar la deuda como pérdida, teniendo en cuenta que la empresa de fabricación de células fotovoltaicas no había entrado todavía en liquidación. Es decir, sobre el papel en aquel momento había opciones de recuperar el dinero si la empresa conseguía salir del concurso de acreedores.
Las últimas noticias son bien diferentes y Cel Celis ya está inmerso en proceso de liquidación. En este sentido, se mantiene la incertidumbre sobre lo que sucederá y sobre la posible venta de la unidad productiva.
Por lo pronto el administrador concursal mantiene negociaciones con dos empresas interesadas, una de ellas con una oferta pública presentada en el Juzgado de lo Mercantil de León que plantearía la reactivación de la fábrica y la creación de más de un centenar de puestos.
Respecto a la cantidad que revertiría a las arcas municipales una posible venta dependerá del valor final y de los importes de los acreedores preferentes (como la Agencia Tributaria y la Seguridad Social).
Esta incertidumbre tampoco permitirá a Pibasa tener una previsión cierta de las cantidades adeudadas que percibiría. Lo que está claro es que no será el 100% de la deuda, lo que provoca un desequilibrio financiero que no puede soportar una empresa pública.
Por estas razones, el primer edil da por sentado que Pibasa se ve abocada a la desaparición, “con toda seguridad”. Otero argumentó que “la teníamos cogida con alfileres con ese millón y medio pendiente, los 25.000 metros regalados y el millón y medio que hemos presupuestado y gastado”.
En la sesión plenaria se mostró crítico por la renuncia del Ayuntamiento a la cláusula resolutoria que hubiera garantizado la propiedad del suelo en caso de incumplimiento de las obligaciones por parte de la empresa de producción fotovoltaica. “Cel Celis es otro de los regalitos que han dejado a los bembibrenses cuando gobernaban”, reprochó el primer edil, anticipando así la posible desaparición de Pibasa.
