A este ejemplar se le instalaron dos sistemas de geolocalización, consistentes en un collar de tecnología GPS/GPS con ‘drop-off’ de liberación automática para un año y ‘drop-off’ de dos capas de algodón y otro transmisor de tecnología GPS/GPRS pegado al pelo en la parte superior de su costado derecho.
Ambos emisores se recuperaron en las semanas siguientes a la captura por personal de la Junta de Castilla y León. Uno de ellos, el que estaba pegado en el pelo, se desprendió al mudar el pelo en torno al 7 de agosto en el monte de la localidad de Villaseca de Laciana. El collar se recuperó el 13 de agosto en el monte de El Villar de Santiago.
Los movimientos de este ejemplar durante las semanas que se pudo realizar su seguimiento fueron los habituales de un oso adulto durante el verano, destacando, como hecho no habitual, su presencia frecuente en un comedero de pienso para terneros, confirmada también por el personal de las Patrullas Oso de la Junta.
El 5 de septiembre, personal no perteneciente a la Junta de Castilla y León publicó en la red social Twitter imágenes de las tiras de algodón del collar, aludiendo a un posible episodio de furtivismo del ejemplar de oso pardo radiomarcado e indicando que se había puesto en conocimiento de este hecho a la Guardia Civil de Villablino a través de la correspondiente denuncia.
De forma inmediata, la Junta de Castilla y León se puso a disposición de la Benemérita aportando toda la información del plan de captura y radiomarcaje de oso pardo, la información de la telemetría de este ejemplar y otros ejemplares radiomarcados, así como fotografías del collar e información aportada por los fabricantes del collar y expertos europeos en programas de radiomarcaje de osos pardos.
Gracias a los datos de telemetría y temperatura aportados por este collar, así como los de otro ejemplar de oso pardo radiomarcado, se pudo comprobar que la pérdida del collar fue entre las 4.30 y las 5 horas del 12 de agosto y que durante al menos las dos primeras horas desde la pérdida del collar, otro ejemplar de oso pardo permaneció en la zona junto al collar desprendido.
Además de estos datos aportados por la telemetría, algunos de los mayores expertos europeos en programas de captura y radiomarcaje de osos, a la vista de las imágenes de las roturas del algodón del collar, confirmaban que la razón más probable de la caída del collar era la rotura por una zona de debilidad del algodón, hecho en el que coincide el propio fabricante del collar, especificando que dicha rotura se ha podido deber a la fricción del cinturón con el algodón.
Los equipos de la Junta de Castilla y León instalaron el 22 de agosto cámaras en el entorno del comedero de terneros que estaba frecuentando este ejemplar de oso pardo, con el fin de evaluar el posible comportamiento habituado del ejemplar a un recurso trófico de origen humano.
Gracias a esta actuación, el 31 de agosto se obtuvieron imágenes concluyentes del citado ejemplar en el propio comedero, descartando por tanto cualquier episodio de furtivismo, ya que a pesar de que este oso no contaba ya con ninguno de los dos emisores, todavía presentaba manchas claras de pegamento en la parte superior derecha de la grupa, que también se habían observado en el mismo ejemplar el 10 de agosto en El Villar de Santiago tras la caída del emisor de pelo días antes, pero cuando todavía disponía del collar.
Desde la Junta, y en aras de aportar las mayores evidencias posibles, se envió toda la información disponible a la Guardia Civil.