Los datos declarados al Fega sobre producción de vino con DOP la pasada campaña, constatan un descenso importante en Castilla y León, en el volumen fermentado. En concreto, la bajada se cifra en un 16 por ciento en la Comunidad, hasta 1.601.045 hectolitros, frente a una subida en en conjunto nacional del 4,5 por ciento, con 15.168.603. No obstante, si se compara la cifra mermada de la campaña pasada con los datos de hace una década, la producción de vino de calidad de Castilla y León reflejan un aumento del 40 por ciento.
La producción de vino con IGP, 107.456 hectolitros, también se redujo el año pasado en Castilla y León un 28 por ciento, mientras que en el conjunto de las autonomías experimentó una subida del 18,9 por ciento. Asimismo, la producción de vinos sin indicación geográfica, 83.006 hectolitros, mermó en a Comunidad, un 28,9 por ciento, y en España, un 17,6 por ciento. Por último, la producción de otros vinos, 1.130 hectolitros, disminuyó en la Comunidad, un 94,4 por ciento, y en el conjunto nacional, un 46,1 por ciento.
Estos datos reflejan que la producción global de vino en Castilla y León se situó en 1.835.818 hectolitros y sufrió un retroceso del 18,5 por ciento en la campaña 2015-2016, cuando en España apenas mermo un 2,6 por ciento durante el periodo de análisis, hasta los 37.219.174,74.
Más tinto que blanco
Los vinos tintos siguen asumiendo la mayor parte de la producción DOP en la Comunidad. En concreto, la última campaña se generaron 930.190 hectolitros, frente a los 670.855 de blanco. Sin embargo, la producción de tintos con DOP descendió un 22,4 por ciento, mientras que la de blancos apenas mermó un 5,1 por ciento.
En cuanto a los vinos con la IGP, se fermentaron durante 2015-2016, 107.456 hectolitros de tinto; y 27.619 de blanco, con descensos del 30,7 y 15,4 por ciento, respectivamente. Por lo que se refiere a los vinos din indicación geográfica, se generaron 83.006 hectolitros de tinto y 15.562 de blanco, cifras que representan bajadas del 29,4 y 25,8 por ciento, en cada caso. Por último, en otros vinos todo lo que se produjo fue tinto.
Un precio justo para la uva
El coordinador de la Unión de Uniones y viticultor burgalés, José Manuel de las Heras, aseguró que los datos fueron normales y destacó que parece “más pronunciada” sobre el papel porque la precedente fue récord, y “nos creíamos que todo iba a ser como la anterior y es que las cepas no dieron más”.
Por lo que respecta, al precio de la uva, apostó por cantidades entre 70 y 75 céntimos el kilo, e indicó que si las DO quieren menos cantidad y más calidad, se debería pagar un precio justo y lógico que garantice la rentabilidad, sin caer en una sobrevaloración, que daría lugar a un cultivo “especulativo”. Al respecto, indicó que en algunas zonas podría subir un poco, en Rueda esta “bastante bien” y en Ribera es “rentable”, y se detuvo en Cigales, que tiene una uva de una de “excelente calidad que no se paga al viticultor, no se tiene de pie”, por lo que hizo un llamamiento a que se ponga en valor ese producto.
Por lo que se refiere a cómo viene plateada la vendimia de este año, indicó que aún es pronto y “decir si que bien o mal es delicado”. Con todo, explicó que el tema de la posible sequía “está solucionado” porque la pluviometría este año ha sido superior a la de otros ejercicios, y “la cepa va a tener jugo para criar el fruto”. Sin embargo, reconoció que “va adelantada unos días” y “toqcó madera” para que “no vengan hielos tardíos”.
Un paradigma de calidad
El sector del vino en Castilla y León constituye el paradigma de la apuesta por la calidad agroalimentaria como base para la conquista de los mercados. Y es que las bodegas de la Comunidad produjeron en la campaña 2015-2016 un total de 1.601.045 hectolitros de vino en las zonas con Denominación de Origen Protegida (DOP), lo que representa el 87,2 por ciento del total fermentado en la Comunidad, que ascendió a 1.835.818 hectolitros.
A los vinos DOP, habría que sumar los 107.456 hectolitros producidos bajo la IGP Vinos de la Tierra de Castilla y León, que suponen el 7,3 por ciento del global. Los vinos sin indicación sumaron 83.006 hectolitros, apenas el 5,4 por ciento del total; y otros vinos, fueron residuales, con 1.130 hectolitros, el 0,1 por ciento restante.
La calidad vitivinícola es la enseña que identifica un sector certificado con una IGP (Vino de la Tierra de Castilla y León) y una docena de DOP (Arlanza, Arribes, Bierzo, Cigales, Ribera del Duero, Rueda, Sierra de Salamanca, Tierra de León, Tierra del Vino de Zamora, Toro, Valtiendas y Valles de Benavente. Asimismo, el trabajo para la obtención de la DOP para los Vinos de Cebreros está muy adelantado y la asociación que los cobija estima que podría ser una realidad a finales de este año o en la primera mitad de 2017. Frente a esta preponderancia absoluta de las zonas DOP en la Comunidad, en el conjunto nacional, los vinos con denominación apenas supusieron el 40,7 por ciento del total producido durante la campaña pasada, es decir, 15.168.603 hectolitros de un cifra global de 37.219.174,74.
La producción con IGP en España alcanzó los 4.215.792 (11,3 por ciento); la de vinos varietales, 6.474.081 (17,4 por ciento); los caldos sin indicación, 11.230.765 (30,2 por ciento); y otros tipos, 129.936 (0,4 por ciento), según los datos recogidos por Ical, del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA).
Castilla y León fue la cuarta productora de vinos de calidad en España en la campaña 2015-2016, y durante ese ejercicio asumió el 10,5 por ciento de total de las DOP, sólo por detrás de Cataluña, con el 19,5 por ciento; Castilla-La Mancha, 16 por ciento; y La Rioja, 13,5 por ciento.
José Manuel de las Heras destacó que la apuesta por la calidad es una “política acertada” en Castilla y León y defendió la rigurosidad en la limitación de producciones y el seguimiento exhaustivo de los consejos reguladores en la Comunidad, frente a los de otros territorios en España, en los que “no hay reglas rígidas para que luego sea sinónimo de calidad”.
“Este debería de ser el camino a seguir para conquistar los mercados”, dijo, para arremeter contra prácticas como las de Castilla-La Mancha, donde se trata de vender todo, sin cubrir los costes de producción, lo que constituye “el peor camino”. “espero que rectifiquen, porque sino se va a arruinar mucha gente”. En este sentido, puso el ejemplo de Francia, que sin ser el primer productor mundial es el que más valor añadido obtiene del sector; y razonó que las DO deben especializarse y reivindicar su calidad.