¿Y si las doce torres originales del Castillo de los Templarios de Ponferrada se correspondieran con las doce constelaciones del Zodiaco? La idea tiene incluso formulación en el libro ‘El Camino Iniciático de Santiago’, obra de Juan Pedro Morín y Jaime Cobreros publicada en el año 1976, que lanzan esa hipótesis tras remarcar la singularidad de un número asociado a otros hitos como los meses del año, los apóstoles o los trabajos de Hércules.
Partiendo de la base de que entre los miembros de la Orden del Temple habría alquimistas y dado el renacido interés en aquella época por la astrología, el libro profundiza en su teoría y hasta se atreve a identificar cada torre o grupos de torres con cada signo. Torre del Moclín (aries), Torre baluarte (piscis), Torre del Duque o Cubo Viejo (capricornio), Torre del Homenaje (escorpión), Ronda Baja (Tauro), Torre Homenaje Viejo (virgo), Torre Homenaje Nuevo (leo), Torre de la Puerta o de los Caracoles (géminis), Torre de Malpica (sagitario), Torre antigua -que existió hasta 1840- (libra), Torre de Cabrera (cáncer) y Torre de Malvecino (acuario).
Los signos del Zodíaco identificados con las torres del Castillo de Ponferrada no respetan el mismo orden que en el firmamento. El cambio tuvo que ser intencionado, defienden los autores, que concluyen que los templarios buscaban dejar un mensaje. Y ahí identifican las Taus que se pueden ver en la fortaleza como indicadoras del camino para completar el recorrido por los signos del Zodiaco.
El libro cita el caso de Tomar (Portugal), de cuyo castillo se dice que era un magnífico observatorio astronómico tras descubrir que tirando líneas rectas desde su torre ortogonal o Charola hacia cada una de las torres de la muralla su trayectoria se dirige hacia las constelaciones que estaban sobre el cielo portugués. Se da la circunstancia de que Ponferrada acaba de constituir con Tomar, así como con Perugia (Italia) y Troyes (Francia) una Federación Ruta de los Templarios que aspira a obtener el sello como itinerario cultural europeo.
Al margen de su papel protector de los peregrinos, los autores apuntan otros motivos de la presencia de los templarios en Ponferrada y El Bierzo como, por ejemplo, la explotación de yacimientos de oro de la época romana. Y exponen rasgos específicos del Castillo de Ponferrada empezando por sus grandes dimensiones (resalta su condición de Bailía, es decir, cabeza regional). Precisamente en ese recorrido por las singularidades de la fortaleza templaria se hace el camino por la identificación de cada una de las torres con los doce signos del Zodiaco.
