Marta García no podrá cumplir con su objetivo de correr la final de los 5.000 metros en los Juegos Olímpicos de París después de quedar eliminada este viernes en su debut al ser décima en su ronda de semifinales.
La mujer española más rápida de la historia en la distancia se encontró con un muro que ya conocía previamente, concretamente desde que se dio a conocer el reparto de series. La atleta nacida en León y criada en Palencia partió con la décima mejor marca de las participantes, varias de ellas candidatas claras a medalla incluyendo a campeonas olímpicas, europeas, asiáticas y dos mujeres que ostentan un récord del mundo. Solo las ocho mejores pasaban y eso exigía ya no solo firmar una gran carrera, sino también el fallo de alguna de las favoritas.
Y eso no ocurrió. La carrera estuvo marcada por el intento de escapada de la japonesa Yuma Yamamot, que alcanzó los tres kilómetros en solitario con el resto del grupo compacto. Marta aguantó siempre entre las diez primeras, preparada para el corte que se terminó dando a falta de cuatro vueltas liderado el grupo por la otra japonesa de la serie, Nozomi Tanaka.
Eran once atletas para ocho puestos y la ugandesa Chemutai fue la primera en caer. García se estaba ya a la cola de grupo con una Sifan Hassan, clara candidata a medalla, que apostó por esa táctica desde el inicio de la carrera y que terminó alcanzando la cabeza. La cuerda se tensó demasiado para la atleta española y se terminó de romper a falta de 400 metros.
Finalmente entraba en solitario en la décima posición, exactamente la misma que indicaba el ranking por marcas, firmando un tiempo discreto (15:08.87) en una carrera lenta primero y muy rápida al final, quedándose con el mal sabor de boca de saber que, de haber caído en la otra serie, su pase a la final podría ser toda una realidad.
Y es que tenía claro la atleta nacida en León y criada en Palencia que su objetivo era el de estar en la final olímpica, un objetivo que se complicó mucho al conocer las listas de salida en una circunstancia que incluso la llevó a consultar el motivo, según explicó: “Las veía muy desequilibradas y lo consulté, parece que se realizan por mejor marca de la temporada, la más rápida del mundo ni siquiera tenía marca y otra clara candidata a medalla estaba por detrás de mí, al final las 9 mujeres que me han ganado han corrido por debajo de 14:35 y ellas tenían ese margen que yo no tengo”.
Así, explicó que “correr 14:44 (su récord de España) en una carrera sostenida es relativamente más fácil que bajar de 15 minutos en una carrera como esta a tirones, yo he intentado ir al cambio y en los últimos 500 metros me he vaciado para intentar estar ahí, no he cesado en el intento porque creía que alguna podía caer, pero se ha visto que no, que están más fuertes y que hay que seguir luchando”.
Una reflexión que sirve para esta primera experiencia olímpica, que aseguró “supone una motivación". "He descubierto mi realidad, porque venía pensando que podía estar en la final y durante más de 4.000 metros estaba convencida de que así sería, pero me han faltado 500 metros que son muchísimos, me falta cerrar un hueco a nivel mundial con las mejores y en esta carrera se ha visto, tengo mucho que hacer aún y dar otro paso adelante para estar con esas mujeres”.
Por lo tanto, reconoció llevarse de París “un sabor agridulce, contenta con ser olímpica, pero no con no haberme podido meter en la final, seguramente mañana lo vea diferente”.