La puesta de sol de ayer en la comarca de Aliste se antojaba especialmente bella por el contraste de colores, pero lo era solo en apariencia, ya que las grandes pinceladas oscuras que hacían destacar los tonos rojos y dorados revelaban la furia del incendio originado en el término municipal de Trabazos (Zamora) -el más grave de este verano en la provincia- y que obligó a cortar un tramo de la carretera nacional 122 y a desalojar la localidad de Sejas de Aliste.
Los habitantes del pueblo pasaron la noche en el pabellón de Alcañices, el albergue, varios establecimientos de la zona y casas particulares y empezaron a regresar a sus viviendas antes de las once de la mañana de hoy.
Como telón de fondo, siempre, el recuerdo de los horribles fuegos vividos durante el verano de 2022, en una provincia cuya sensibilidad hacia los incendios forestales quedó drásticamente marcada y acentuada por aquellas cuatro personas fallecidas y las 60.000 hectáreas calcinadas.
El fuego empezó, por motivos que todavía no han sido descritos, pasadas las cinco de la tarde y la Junta de Castilla y León lo declaró de nivel 1 de PlanCal a las 18.20 horas. En aquel momento, ya trabajaban en la extinción 180 personas del operativo InfoCal, entre ellos, nueve medios aéreos, cinco brigadas helitransportadas, siete cuadrillas terrestres, seis autobombas, seis buldóceres y trece agentes medioambientales y celadores, entre otros medios.
Ante el avance del incendio, era inevitable el corte de la N-122 y se decretó la evacuación de Sejas de Aliste, ante la posibilidad de que la población pudiera correr algún riesgo, con el rápido avance de las llamas y los vientos cambiantes y de considerable intensidad. El nivel 2 se estableció a las 19.05 horas.
Ayer por la noche, fuentes oficiales cifraban la superficie forestal de arbolado y monte bajo afectada en más de un centenar de hectáreas, aunque, según las últimas estimaciones, esté cerca de triplicarse esa cantidad.
Aunque el fuego no conllevó daños personales directos, provocó trágicos efectos colaterales, ya que un hombre de 65 años falleció al sufrir un infarto durante la evacuación de Sejas. “Padecía una serie de patologías, sufrió una parada cardíaca y, a pesar de los intentos de reanimación, no fue posible hacer nada”, explica, en declaraciones a la agencia ICAL, el delegado territorial de la Junta de Castilla y León en Zamora, Fernando Prada.
En total, fueron realojadas en Alcañices 143 personas de las más de 200 evacuadas de Sejas de Aliste. La mayoría dejaron el pueblo por sus propios medios, en coches particulares, y una decena utilizó el autobús habilitado por la Junta para dirigirse a Alcañices.
“Incertidumbre y nervios”
Almudena Fernández, de 38 años y residente en Sejas de Aliste, terminaba su jornada laboral cuando recibió varias llamadas de familiares y amigos, alarmados por si le había afectado el incendio. “Mucha incertidumbre y nervios. El incendio me pilló trabajando y me estaba llamando todo el mundo, a ver si estaba bien, porque mi casa está un poco fuera del núcleo urbano, rodeada de bosques”, explica a ICAL. “Al final, que sepamos, no ha afectado el fuego a ninguna casa”, comenta.
Sin tiempo para asimilar lo que estaba ocurriendo, Almudena se fue directamente al pabellón polideportivo de Alcañices, junto con más de un centenar de personas que encontraron todas las atenciones dispuestas por Cruz Roja Española en Zamora y por Protección Civil. “No pude pasar por casa, claro, porque acabé de trabajar a las diez de la noche. Estuve ayudando en lo que pude para ubicar a algunas personas mayores en la residencia de Alcañices y me fui a dormir a otro pueblo. Estuve en el pabellón hasta bien pasadas las doce de la noche. Muchos nervios”, reconoce.
Clara García, filósofa y opositora de 24 años, también reside en Sejas de Aliste, donde se despertó de una siesta reparadora con el sobresalto provocado por el ir y venir de los helicópteros. “En cuanto salí, vi la primera columna de humo. Ya estaban sofocando y controlando pero se levantó una racha de aire terrible y se produjo una lengua de fuego brutal paralela a la carretera nacional 122 y en dirección a Sejas. En cuestión de media hora se puso incontrolable”, describe.
“Después de eso, empezó a bajar un poco hacia el pueblo porque cambió el aire y ya empezaron a avisar de que iban a evacuar porque el fuego se estaba acercando mucho a las casas y estaba poniéndose bastante fea la cosa. Fue un momento un poco caótico, la verdad porque había mucha gente que estábamos viendo el incendio desde zonas más alejadas y teníamos que volver a la plaza”, relata a ICAL.
Félix, el alguacil del pueblo, pasó con el coche del Ayuntamiento y un megáfono en ristre para avisar a los habitantes de la localidad de que empezaba la evacuación. “Llegó la Guardia Civil y no sabíamos si a Trabazos, si a Alcañices… Al final, parece que, por protocolo, por el centro de salud y la cercanía al médico, vinimos para Alcañices. Llegó el autobús, se llevó a la gente que no tenía coche y estuvo todo el mundo pendiente de que nadie se quedara solo en casa. Se solventó la situación bastante bien”, comenta, además de apuntar que, aprovechando las fiestas de Alcañices, “y ya que no se iba a pegar ojo”, una parte de la población evacuada hizo de su capa un sayo para evadirse un rato en la verbena.
Como suele ocurrir en estos casos, no fueron pocas las personas que se mostraron reticentes a abandonar sus casas con prisas y en medio de la alarma aunque, al final, hubo un reconocimiento general de que era la opción más aconsejable. “Había mayores y no tanto que decían que no se querían ir pero era algo de sentido común. Lo cierto es que el humo avanzaba hacia Alcañices y la gente estaba un poco reticente a moverse hacia donde parecía que había más peligro pero sí que es verdad que, si hubiera girado el aire hacia el pueblo, nos habríamos llenado de humo en un momento y es bastante peligroso”, advierte.
“Gente de fuera”
Francisco Boyano, alcalde de Rábano de Aliste, municipio al que pertenece Sejas, considera que la evacuación fue “correcta” y recuerda que, aunque ya habían pasado las fiestas de la localidad, “todavía quedaba mucha gente de fuera”, que apura sus vacaciones en su tierra natal, algunas de las cuales decidieron terminarlas y volver a sus lugares de residencia. “Al final, Sejas no se ha visto afectada. Fue una precaución. Se ha quemado el pinar y el monte bajo”, anota.
El alcalde de Trabazos y presidente de la Diputación de Zamora, Javier Faúndez, quien suele llevar en el maletero de su coche un equipamiento de bombero con el que ha intervenido en muchos incendios, terminó bruscamente sus vacaciones con el fuego originado en su término municipal. Se originó en Trabazos. Hacía un viento bastante fuerte y, además, cambiante y, a lo largo de la tarde de ayer, siempre fue paralelo a la carretera nacional 122. He estado preocupado en todo momento porque era viento cambiante y muy difícil de controlar. De repente por la noche bajaron las temperaturas, como siempre, se paró el viento y eso dio un respiro”, indica.
“Ahora mismo hay bastantes medios y se han incorporado los medios aéreos. Ha sido una noche agitada, con trabajo constante del operativo. Ahora mismo, hay zonas de muy difícil acceso, pues me imagino que serán las zonas más delicadas para el día de hoy”, recalca.
Por su parte, el alcalde pedáneo de Sejas de Aliste, Miguel Ángel García, anota, con alivio, que la noche “fue más tranquila”, después del gran sobresalto inicial por la virulencia alcanzada por las llamas. “Lo más complicado fue el momento de evacuar y de alojar a la gente en el pabellón y en casas de familiares y otros lugares. Era lo que más preocupaba a la gente. Por la noche, bajó la intensidad del fuego con la bajada de las temperaturas y el viento cesó y el susto era ya menor. Esperamos que al volver a subir la temperatura no se reactive en ningún punto y puedan mantenerlo controlado”, cuenta.
“Lo peor ha sido el fallecimiento de un hombre. La causa no fue directa por el incendio, pero hablamos de la pérdida de la vida de un vecino, pues todo lo agrava en estas circunstancias”, lamenta.
Además de reconocer la tarea de todos los servicios de extinción de incendios forestales, Domingo Bermúdez, de 64 años, califica con un “diez sobre diez” el trabajo desarrollado por Cruz Roja Española en Zamora y Protección Civil y afirma que “se veía venir” un incendio, por mero cálculo de probabilidades. “Creo que las cosas han ido por su cauce porque todo el mundo esperábamos esto. Cada pocos años lo van quemando todo desde la parte de Trabazos, o sea, que esto se veía venir”, concluye.