"Un hombre de principios, que siempre respondía ante su conciencia". Es la descripción que hace de Marcelo Jorissen, el alma máter de la empresa Minero Siderúrgica de Ponferrada, Víctor del Reguero, autor del libro 'Las gafas del belga', que a través de la biografía de Jorissen y de documentación inédita aportada por su familia, traza una historia minera e industrial de la comarca del Bierzo y de Laciana. Desde su llegada a la MSP en 1922, Jorissen estuvo vinculado de por vida al Bierzo, a la mina y a la empresa.
Para del Reguero, esta obra era "necesaria para salvaguardar el patrimonio industrial del Bierzo y Laciana, como el Pozo Julia de Fabero". Un libro que puede servir como un primer paso para la creación de un archivo que preserve todos los documentos que existen sobre el amanecer de la industria en El Bierzo, como ha sugerido el presidente del Consejo Comarcal, Gerardo Álvarez Courel.
La idea de un libro sobre Jorissen surgió con la fundación de la asociación Xeitu, de la que del Reguero es presidente, por el deseo de la hija del ingeniero de minas belga de que el legado de su padre fuera recogido en un escrito. Así, descubrimos a un Marcelo "hecho a sí mismo", que llega a España en 1914, exiliado por la Primera Guerra Mundial, y comienza sus estudios en la Escuela de Minas de Madrid. En 1922 es contratado en la MSP por su "brillantez" y desde ese momento su nombre va vinculado con El Bierzo. El libro nos muestra a un Jorissen que lucha por retribuciones más justas para los empleados de las minas, siempre movido por su conciencia.
Del Reguero explica que su libro no nace solo con la idea de reivindicar la figura de Jorissen en la industria, sino para también recatar del olvido a otros empresarios gracias a los cuales "la minería ya existía en El Bierzo y Laciana antes de 1918", fecha de la creación de la MSP.
Precisamente en la sede del Consejo Comarcal es donde ha tenido este martes la presentación del libro, en el mismo edificio en el que se encontraba el economato de la MSP. A su alrededor la empresa construyó un hospital, una escuela, chalets para los ingernieros, bloques de pisos para los trabajadores, oficinas, la estación del ferrocarril y el hotel en el Temple en el que Jorissen vivió en la comarca. Jorissen fue "testigo de excepción", como recoge el prólogo de 'Las gafas del belga', "de nuestros avances y cambios", y para Courel es una figura importante "para recordar que nuestra riqueza está en la tierra".
