Como adelantó este medio el pasado miércoles en exclusiva, Club Baloncesto Bembibre está al borde de su desaparición sin dejar rastro después de doce temporadas en la máxima categoría. Tras el descenso a la Liga Femenina Challenge, las deudas acumuladas por el club durante los cuatros últimos ejercicios acaban con su existencia después de tres décadas compitiendo. Como creíamos, los 28.000 euros de déficit acumulado en estos cuatro años no respondían a la realidad –podría rondar los 50.000– y los números presentados por la junta directiva presidida por Amparo Villadangos en la última asamblea eran un simple maquillaje que ya no invitaban a nadie a asumir el reto de participar en unos comicios a los que sólo la propia mandataria concurrió y, por tanto, ganó.
Después de una temporada que deportivamente no fue buena –una victoria en 30 jornadas–, en la que se efectuó la primera destitución de un entrenador y se produjeron varias salidas de jugadoras con explicaciones muy vagas por parte del club, parece que una deficiente gestión, no sólo deportiva, sino también económica, se lo lleva por delante. Tras cuatro años sin presentar cuentas ni convocar asamblea de socios, aparecen unas cifras que ahora se demuestran que no respondían a la realidad del club, cuyas deudas son muy superiores a las previstas y anunciadas. Es por ello que la entidad está tratando de vender su plaza en la segunda categoría no ya para competir en la tercera, la Liga Femenina 2, sino para cumplir con esas deudas y dejar de competir en ninguna competición de cara a la temporada 2024-2025.
Esa venta o permuta, según diversas fuentes y teniendo en cuenta lo que reportó al Clarinos de Tenerife cuando hizo esta misma operación con el Azul Marino Viajes en 2023 –el club balear no había conseguido ascender deportivamente–, podría dar entre 20.000 y 30.000 euros con los que, como decimos, podría liquidar esas deudas que la entidad trató de solventar a través de negociaciones con instituciones y patrocinadores que resultaron poco alentadoras y obligan al club, al no poder ofrecer unas condiciones dignas para competir en Liga Femenina Challenge, a renunciar a cualquier competición de la Federación Española de Baloncesto (FEB). Además, la entrenadora que habían confirmado el pasado lunes, Bea Pacheco, según otras fuentes, llevaba tiempo tratando de formar parte de otro staff.
Como decíamos el miércoles, la venta o permuta era la opción más viable y parece que la Federación de Baloncesto de Castilla y León (FBCyL) está trabajando para que se realice la operación. Según hemos podido saber en este medio, se trabaja con la posibilidad de que se haga con ella Baloncesto Femenino León, que jugó la final por el ascenso a Liga Femenina Challenge y perdió ante Nou Bàsquet Femení Castelló, pero también habría otras opciones como Ausarta Barakaldo o Arxil de Pontevedra, que jugaron la fase de ascenso disputada recientemente en la localidad Zaragozana de Utebo. Desde Infobierzo, que hemos cubierto todas sus temporadas desde nuestra creación, lamentamos esta situación.
A continuación, reproducimos el comunicado emitido por el club:
La Junta Directiva del C.D. Polideportivo Bembibre (Club Baloncesto Bembibre PDM) pone en conocimiento de la opinión pública y, en especial, de los que han sido sus socios hasta la pasada temporada 2023-2024, que en las últimas semanas han estado realizando intensas gestiones con instituciones y con empresas, con el fin de tratar de conseguir los recursos necesarios para participar dignamente en la LF Challenge. Dichas gestiones no han resultado especialmente satisfactorias, ya que las instituciones rebajarán sustancialmente las subvenciones, al tratarse de una categoría inferior, y los patrocinadores también reducirán su aportación por la misma circunstancia.
Ante la imposibilidad de conseguir nuevos patrocinadores que cubran estas rebajas, nos vemos en la dolorosa situación de tener que renunciar a la categoría y a cualquier otra competición oficial.
Estamos intentando la venta de la plaza, para, con lo que se consiga, liquidar deudas de la pasada temporada.
Después de treinta años, los doce últimos en la máxima categoría del baloncesto femenino español, ésta es la decisión que nunca nos hubiera gustado tomar, pero las circunstancias mandan y no vemos otra solución.
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