A sus 37 años, la lanzadora de disco Sabina Asenjo, una de las deportistas bercianas más importantes de las últimas décadas, afronta el camino hacia la retirada. En una entrevista en Jotdown, la deportista de Lillo del Bierzo, actualmente presidenta del resucitado Club Atletismo Ponferrada, recuerda muchos momentos de su carrera deportiva y su vida, desde sus inicios en el atletismo al nacimiento de sus hijos, y cómo ha superado los últimos años entre Nueva Zelanda y España. Aparte de organizar recientemente una exhibición de lanzamiento en el castillo de los Templarios de Ponferrada -Peso Templario-, se siente satisfecha del trabajo que hace con los más jóvenes porque, explica, “empezamos con muy poquitos y cada vez tenemos más. Es muy gratificante”, recalca.
Tras la voladura de las chimeneas de Compostilla este jueves, ella recuerda cómo fue la de la térmica de Anllares, en la que trabajaron sus padres: “Fue como el fin de una era. La minería fue decayendo paulatinamente y lo único que quedaba en pie de esa época eran las centrales térmicas”, especifica la deportista berciana, que creía que, al estar las centrales, “igual las minas podrían resurgir. En el momento en el que eso ya se cierra, es evidente que no hay más”, lamenta la de Lillo, que añade que “fue un proceso de duelo” para todas las personas, también sus padres.

Los inicios en el deporte
Recuerdos más personales cuenta cuando empezó en el atletismo gracias a que su físico “llamaba la atención. Era muy alta ya desde pequeñita”, explica la lanzadora de Lillo, que recuerda contrariada esa infancia en la que, pese a ser “feliz”, se sentía mal por llamar la atención. “Salvo esta pequeña cosa, fue una infancia muy tranquila, muy feliz”, explica Asenjo, que recuerda el modo de vida en el campo de su familia. “Siempre estábamos de cara a la naturaleza, que es algo que ahora inculco también a mis hijos”, explica la berciana, que recuerda sus inicios con Rodrigo Gavela: “Tenía mucho miedo a hacer el ridículo. Había hecho baloncesto”, rememora la deportista, que añade que en su escuela, en Fabero, “había mucho ambiente, muchos niños de una misma edad. Duró un año”, lamenta.
En esos inicios, reconoce que “fue el físico” lo que le hizo decidirse por una disciplina de lanzamiento. “En principio, empecé por el peso, porque es lo más fácil de lanzar: no necesitas nada especial”, explica Asenjo, que apela al trabajo para mejorar: “Si entrenas, vas a conseguir tus objetivos. Si te esfuerzas en el entrenamiento, sabes que vas a mejorar en un aspecto de fuerza”, apunta la deportista berciana, que prefiere el atletismo por ser una disciplina individual antes que los deportes colectivos: “Si haces una mierda, es tu mierda. Y si haces una buena competición, es tu buena competición”, apostilla.

Campeona de España de 2011 a 2018
Su carrera ha sido exitosa. En 2011 logró su primer campeonato nacional y mantuvo su reinado durante ocho años hasta el que en Getafe logró el último en 2018. Reconoce que el más importante fue el que logró en 2015 en Castellón. “Ha sido mi momento deportivo”, reconoce Asenjo, que añade que fue “la culminación de muchas cosas. Ese campeonato lo guardaré hasta el fin de los tiempos”, resalta la deportista berciana, que inició esa trayectoria triunfal de la mano de Nacho Morán, su entrenador cuando llegó a Ponferrada. De él recuerda que aprendieron “juntos” y se convirtió en parte de su familia. “Mis padres tenían buena relación con él”, rememora la atleta, que lamenta que sea una persona que “no tiene vinculación con el atletismo”.
En 2012 llegó al Centro de Alto Rendimiento (CAR) de León, donde se unió a Carlos Burón. De su llegada recuerda que “no se llevaba muy bien” con su anterior entrenador y que lo exprimió para conseguir su sueño de ir a unos Juego Olímpicos, algo que logró en 2016 en Río. Su vida cambió con su matrimonio, su viaje a Nueva Zelanda con su marido y sus hijos. Asumió que no podría seguir con Burón porque “no era un entrenador para seis meses al año”. Había decidido no tomarse el atletismo tan en serio y Manolo Martínez, histórico lanzador español, se convirtió en su entrenador. No sólo eso, sino que también era un referente deportivo como su amiga Úrsula Ruiz, que la acompañó y guio.
Cambios en su vida
Su vida cambió mucho en lo personal con su traslado a Nueva Zelanda y el nacimiento de Martín y Tristán en 2019 y 2021 respectivamente. Irse a Nueva Zelanda, vivir allí medio año y volver a España para competir provocó un colapso emocional, físico y personal. “Estaba muy mal y no lo quise ver”, recuerda Asenjo, que asegura que “cuando tenía un problema, lo apartaba. Tenía insomnio también”, rememora la deportista, que hizo una parada en su carrera en un 2019 en que todo “estalló” coincidiendo con su primera etapa entrenando con Manolo Martínez. “Siempre dije que en el momento en que a mí esto me supusiera un trabajo, en que lo tomase como rutina, en que me costase ir a entrenar, lo dejaría”, rememora.
Ahora ha vuelto a competir motivada por esos hijos. “La maternidad me ayudó”, subraya la atleta berciana, que asegura que cuando eres padre “todo te importa una mierda; tu hijo es tu prioridad. Me reconcilié con el atletismo en esa época de maternidad”, precisa Asenjo, que afirma que “tenía ganas de volver, pero no veía cómo. Es lo que me motiva a día de hoy: que me puedan ver, que hagan el gesto de lanzar”, comenta la deportista de Lillo del Bierzo, que tiene un objetivo por cumplir en este tramo final de su trayectoria deportiva: “El sueño, sería retirarme con una medalla, subirme a un podio. Me lo estoy pasando muy bien en este proceso que ya es de retirada”, concluye.