Se cumplen las Bodas de Oro de uno de los acontecimientos más sonados de la Comarca y cuya estela sigue presente a día de hoy, aunque muchos lo desconozcan
Este enero se cumplen 50 años de una de las bodas más distintas que El Bierzo recuerda, la de José Luis Prada y Lucia Amigo. Esta unión fue muy sonada porque sólo asistieron niños de la Comarca. "Fue apoteósico", recuerda Prada mientras recorre su sala de exposiciones en las que hay una lámina únicamente dedicada a este evento.
"Todo el mundo conocía a Prada, pero el hecho de sólo invitar a niños rompió la tendencia", aseguraba. La boda tuvo lugar en la iglesia parroquial de Cacabelos, pero hasta llegar al templo, ambos recorrieron el camino en carroza que atravesaba calles abarrotadas, como recogen las fotos de la época.
La presencia de los niños no se limitó a los invitados, sino que la banda de trompetas y tambores de San Cayetano que abría la marcha estaba compuesta, por supuesto, de pequeños.
En la ceremonia, los padrinos también fueron niños, Reyes y Jesusín. Para ello, Prada tuvo que pedir un permiso especial al obispado que permitiese que dos menores fuesen los padrinos.
Sobre la organización, nada fácil, el empresario berciano rememora que "cada niño iba con su escarapela identificativa para saber que acudían a la boda. Y cada 8 o 10 se hacía un grupo que iba a cargo de una persona adulta del Club A Tope".
"La boda fue un acontecimiento. ¡Todos los invitados eran niños, más de 1.000 de todo El Bierzo!", explica. Preguntado sobre cómo y por qué se les ocurrió esta curiosa lista de invitados, Prada dice que "nunca se deja llevar por lo cotidiano. Hago lo que me gusta, y si rompe los esquemas, los rompe. No hago lo que no me gusta o lo que está de acuerdo con lo que hagan los demás."
Sin embargo, la proyección de la boda fue más allá, tanto que su influencia está presente medio siglo. "Luego lo extrapolamos a Bierzopolis. Todo el mundo hablaba de ella -la boda- y Celso -el entonces alcalde de Ponferrada, Celso López Gavela- me encargó hacerlo".
Orgulloso de la hazaña de reunir a más de 8.000 niños de todo El Bierzo durante una jornada de actividades dedicada a los más pequeños, Prada recuerda los preparativos y sobre todo, las ganas al organizar el evento de Bierzopolis en las Fiestas de La Encina de ese mismo año.
"Con Linares -el periodista Luis Linares- lo organizamos. Gracias a la estructura que yo ya tenía con el Club A Tope, lo hicimos", sostiene. "Mandé una carta al maestro o cura del pueblo para que eligieses entre 12 y 15 niños", señala, y sigue "después del éxito de la boda todos querían venir".
"Fueron llegando a los Juzgados de Ponferrada, y a cada uno se le daba una camiseta con su nombre que habíamos pintado a mano con Titanlux. Después cada uno iba detrás de la pancarta con el nombre del pueblo y con una gorra. La cola llegaba desde los Juzgados hasta el Castillo, donde se celebró", detalla Prada.
Bierzopolis concentró a 4.000 niños por la mañana y otros tantos por la tarde. Tuvieron todo un día de actividades planeadas, entre las que destaca la actuación de Los Chiripitifláuticos y la de los Payasos de la Tele. "Imagínatelos en Ponferrada cuando estaban en su punto culminante de su carrera en la 1", celebra Prada, "lo importante es juntar mucha gente del Bierzo, venían dispuestos con ganas y vinieron ilusionados y se fueron ilusionados".
"Lugo surgió CIMA", dice el de la Villa del Cúa, aunque no puede esconder una 'sonrisilla' al ser preguntado por si cree que un evento de esa magnitud podría repetirse. "Es difícil que se repita Bierzopolis. Hay que tener ilusión y los medios, detrás de mí había mucha gente con ganas, lo pasábamos muy bien; no ganábamos nada, era por disfrutar, esa ilusión rompe los esquemas." Aunque, "las comidas las pagaba el Ayuntamiento, y también Los Chiripitifláuticos y los Payasos. La ilusión y las ganas las poníamos nosotros."
Años después, en 1976, tuvo lugar una segunda edición de Bierzopolis en Cacabelos. Esta vez acudieron unos 1.000 niños de los pueblos de la Comarca.
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