La Cuenca Minera de Fabero se configura como un Conjunto Etnológico integrado por un gran número de enclaves de evidente interés patrimonial que se ubican dispersos por el territorio, conformando un sistema de alto valor patrimonial que se complementa y enfatiza con la labor de la comunidad social, agentes activos en la tarea de conservación, transmisión y difusión. Incluye por su relevancia específica dentro del sistema minero de Fabero seis enclaves: Pozo Viejo, Pozo Julia, Mina Alicia, Mina Negrín, Poblado de Diego Pérez y Línea de baldes e itinerarios. Así lo ha confirmado la Junta de Castilla y León tras el Consejo de Gobierno celebrado este jueves.
La Cuenca surge históricamente a raíz del aprovechamiento de un sustrato geológico excepcional y favorable para la obtención del carbón de antracita, a partir de dos grandes cubetas elípticas, con eje este - oeste y cuyo centro se sitúa entre los ríos Cúa y Sil. En la cubeta septentrional, la más importante y de mayor profundidad, se desarrolló de forma continua desde mediados del siglo XIX hasta hace apenas dos décadas, una intensa actividad extractiva minera, con consecuencias en la modificación del relieve, la vegetación, la hidrología, la fauna, así como en la peculiar conformación de los asentamientos humanos y de las infraestructuras del territorio.
En consecuencia, la extracción del carbón de antracita en la cuenca de Fabero, ha dado lugar a una transformación radical del territorio así delimitado, conformando un paisaje antropizado en el que se integran, junto al conjunto de instalaciones y edificios ligados al patrimonio histórico minero, el sistema de asentamientos poblacionales asociados, caracterizados por una arquitectura con características propias.
La minería ha generado un conjunto amplio y variado de núcleos e instalaciones industriales, separados pero interrelacionados entre sí. Desde el punto de vista patrimonial, se consideran de un valor relevante, y por lo tanto protegibles, tanto los edificios e instalaciones de dichos enclaves como la maquinaria para la actividad desarrollada en ellos, los elementos originales de señalización de los diferentes usos que ayudan a su comprensión y los elementos muebles asociados a las diferentes actividades.
El valor patrimonial singular y relevante de estos elementos se complementa con lo que aporta la comunidad social radicada en Fabero, un grupo social cohesionado y activo, heredero –en muchos casos de modo propio y directo, y en otros generacional- de la actividad minera vigente hasta hace escasos lustros, que los convierten en agentes activos de una tarea de conservación, transmisión y difusión.
El viceconsejero de Cultura, Raúl Fernández Sobrino, ha visitado este jueves la localidad berciana de Fabero, junto con la alcaldesa, María Paz Martínez Ramón, con motivo de la declaración del conjunto minero como Bien de Interés Cultural, en la categoría de Conjunto Etnológico.
Fernández Sobrino ha recordado que esta Comunidad acoge en su territorio un enorme tesoro artístico, destacando de manera importante el patrimonio minero, que encabeza un bien Patrimonio de la Humanidad como Las Médulas, junto con otros Bienes de Interés Cultural, como el Pozo Ibarra en Pola de Gordón o los Conjuntos mineros de Puras de Villafranca, el Museo de la Siderurgia y la Minería de Castilla y León y este conjunto minero de Fabero, que hoy se declara Bien de Interés Cultural.
Culmina así una importante apuesta de la Consejería de Cultura y Turismo para proteger el patrimonio industrial, como parte integrante del patrimonio cultural de Castilla y León. Como ya anunció el consejero al inicio de la Legislatura, se quiere promover el reconocimiento cultural, protección y declaración como Bien de Interés Cultural, de conjuntos complejos y de aquellas tipologías menos representadas en los catálogos del patrimonio cultural. Dentro de esta programación se incluyen bienes del patrimonio industrial como esta cuenca minera de Fabero.
El viceconsejero ha destacado las posibilidades que la cultura y el patrimonio y en este caso el patrimonio minero, tienen para el desarrollo de los territorios y la creación de empleos de calidad en el futuro. Esta zona es una de las que posee un mayor número de elementos de esta nueva categoría de patrimonio industrial y por ello donde la Consejería está trabajando para crear modelos de desarrollo alternativos. Para ello, se colabora estrechamente con el Ayuntamiento, con el fin de poner en valor el magnífico patrimonio minero que atesora esa cuenca. Los distintos trabajos ya ejecutados con la rehabilitación del Pozo Viejo y otras edificaciones anejas, que han supuesto una inversión de más de 150.000 euros, se han completado con los estudios e investigaciones históricas necesarias para esta resolución de la declaración como Bien de Interés Cultural.
La cuenca minera de Fabero
La declaración que hoy se ha aprobado para esta cuenca minera berciana, incluye un gran número de enclaves que se ubican dispersos por su territorio. En esta declaración, se trata de valorar y proteger este sistema patrimonial en su conjunto, con independencia de aquellos elementos y maquinaria que por su contemporaneidad, uso o implantación, merezcan una consideración diferencial respecto al valor del conjunto. No obstante, se singularizan y delimitan aquellos elementos de mayor interés contrastado, aquellos con una mayor capacidad de caracterización patrimonial, bien por la importancia de los elementos arquitectónicos industriales que conservan, bien por la contribución a la trama urbanística, por su papel estructurante en el territorio, o por su fuerte impronta social.
De esta forma, se definen por su relevancia específica dentro del sistema minero de Fabero, los siguientes enclaves: Pozo Viejo, Pozo Julia, Mina Alicia, Mina Negrín, Poblado de Diego Perez y Línea de baldes e itinerarios
Desde el punto de vista patrimonial, se consideran de un valor relevante, y por lo tanto protegibles, tanto los edificios e instalaciones de dichos enclaves como la maquinaria que sea considerada parte consustancial a la actividad desarrollada en ellos, los elementos originales de señalización de los diferentes usos que ayudan a su comprensión y los elementos muebles asociados a las diferentes actividades. El valor patrimonial singular y relevante de estos elementos se complementa y enfatiza con el aporte que les agrega la comunidad social radicada en Fabero, un grupo social cohesionado y activo, heredero –en muchos casos de modo propio y directo, y en otros generacional- de la actividad minera vigente hasta hace escasos lustros, que los convierten en agentes activos de una tarea de conservación, transmisión y difusión.
El viceconsejero ha agradecido al Ayuntamiento de Fabero las actuaciones que ha realizado y las que acometa, para las que contará con el apoyo técnico y colaboración de la Consejería, sobre este nuevo bien cultural. Igualmente, ha agradecido a la Asociación de Mineros Cuenca de Fabero, su papel relevante en la conservación de muchos elementos y en la reproducción del Pozo Julia para la visita pública.
Distintos enclaves
Cada uno de los enclaves presenta interés patrimonial por los elementos singulares que contiene: las galerías y pozos mineros, los castilletes para acceder al subsuelo, las salas de máquinas, los lavaderos y clasificadores del mineral, las instalaciones para los mineros, las dependencias administrativas y de gestión, los centros asistenciales y de abastecimiento y las infraestructuras viarias y de conexión de los procesos de transporte del material extraído. La evolución de las técnicas mineras a lo largo del tiempo ha generado también otros paisajes singulares, como el de La Corta, explotación a cielo abierto que se encuentra en fase de regeneración ambiental.
A estas instalaciones hay que añadir agrupaciones de viviendas de nueva planta destinadas a los operarios. El poblado surgido en torno a la mina, se presenta como una realidad diferenciada respecto al territorio en que se asienta, en un paisaje propio generado por la explotación minera, con unos usos y costumbres diferenciados, con un sistema de vida y de trabajo, muy diferentes de los pueblos campesinos de los alrededores.
Estos poblados contaban además con servicios e instalaciones en muchos casos promocionados y gestionados desde la propiedad, como el economato o el hospital, Constituyen, por tanto, un grupo de edificaciones e instalaciones destinadas a equipamientos y servicios ligados a la atención de la población trabajadora, entendida como grupo social y laboralmente homogéneo. Además, el proceso minero ha generado una gran cantidad de documentación histórica.
Una vez perdida la funcionalidad minera productiva, el conjunto conserva el intenso carácter representativo de la actividad social global que ha caracterizado a la cuenca de Fabero. En este sentido, cabe destacar la actividad de la comunidad local que integra a los antiguos trabajadores de las minas y a sus descendientes, que mantienen muy viva la memoria colectiva de todo lo que supuso la minería en la zona, a través de la promoción de diversas actividades culturales novedosas que hunden sus raíces en ese pasado. Y resulta por todo ello merecedor de ser protegido, conservado, puesto en valor y activado como recurso patrimonial, al que es posible asociar una intensa carga cultural, social y económica.
ENCLAVE 1.– POZO VIEJO.
Ubicado en ubicado el Lillo del Bierzo, se trata de un grupo minero de extracción vertical que estuvo en funcionamiento desde los primeros años del S. XX hasta mediados del siglo, cuando comenzó la actividad del Pozo Julia.
Se desarrolla a partir de un castillete, con su embarque y la casa de máquina, que constituyen las piezas más antiguas del grupo; junto a ellas se encuentran un inmueble residencial, que responde a la tipología de cuartel, de planta rectangular y una sola altura, y otro edificio de gran desarrollo en altura que albergaba las oficinas de la empresa.
Algo más alejado del castillete, se localiza un grupo ordenado de edificaciones promovidas en la década de los cincuenta del siglo pasado, organizadas en torno a calles amplias, en las que los edificios se distribuyen según su función residencial o dotacional. A este último uso pertenecen talleres y almacenes, una estación de servicio, garajes y un muelle de carga, así como los dos inmuebles más representativos de esta parte dotacional: el sanatorio médico (conocido como «hospitalillo») y el economato de la empresa.
Exterior de Pozo Julia (imagen César Sánchez)
ENCLAVE 2.– POZO JULIA.
Este grupo minero de extracción vertical se encuentra muy próximo al núcleo urbano principal de Fabero y presenta un elevado interés patrimonial, por su estado de conservación, disposición y elementos, así como por su importancia tecnológica y empresarial. Su puesta en marcha, a principio de los años cincuenta del pasado siglo, responde al agotamiento de las reservas del Pozo Viejo, y su configuración espacial es propia de la evolución técnica de las explotaciones de carbón.
El Pozo Julia fue concebido como un moderno campo de explotación, a partir de un pozo vertical de tres plantas y 275 m de profundidad, junto al que se disponen un amplio conjunto de edificios e instalaciones necesarios para el desenvolvimiento del trabajo interior, el tratamiento del carbón extraído, los sistemas de arrastre necesarios para su movimiento por el complejo y la salida del mineral hacia su destino.
En el espacio principal del complejo se encuentran el castillete, situado en la periferia del conjunto, así como el pabellón de embarque, el edificio que contiene la máquina de extracción y los compresores, el edificio de la casa de aseos y la lampistería, el botiquín y las oficinas del pozo. En todos ellos destaca la sencillez del diseño de las edificaciones, con volúmenes elementales y ausencia de elementos decorativos, propio de la arquitectura industrial. Cabe señalar la presencia en su interior de elementos muy singulares, tales como los sistemas de almacenamiento durante la jornada de trabajo del vestuario y objetos personales de los mineros.
El resto de la plaza del pozo queda expedita para la circulación de vagonetas, desde el embarque hasta las instalaciones de lavado y clasificación.
Fuera de la plaza, situados a lo largo del recorrido del carbón hacia el exterior del complejo, encontramos, entre otros, las instalaciones de clasificación y tratamiento de carbón y estériles, organizadas mediante un sistema de cintas transportadoras; incluyen, cadenas elevadoras, tolvas para el almacenamiento y finalmente, en una parcela acotada para ese uso, el lavadero con tolvas de gran desarrollo vertical. Algunos de estos elementos singulares destacan por su tamaño y complejidad y, en especial, por la riqueza plástica de sus estructuras metálicas o de hormigón armado.
ENCLAVE 3.– POZO ALICIA.
Este enclave se desarrolla en dos plataformas de terreno horizontales. La más alta cuenta con un espacio central, a modo de plaza, en cuyo centro se ubica el edificio de la bocamina. Alrededor de esta plaza se disponen varios almacenes y pabellones de trabajo, en su mayor parte de una sola altura. En la plataforma situada a cota inferior se extienden diversos edificios e instalaciones, entre los que destacan el enorme depósito – lavadero, de hormigón armado y planta circular, utilizado para limpieza y decantación del mineral.
ENCLAVE 4.– MINA NEGRÍN.
Situada al sur de Fabero, conserva varios garajes y un economato, así como la distribución de las antiguas viviendas mineras; en un espacio cercano se ubican el lavadero, salas de máquinas y antiguas oficinas.
ENCLAVES 5.– CUARTELES DE DIEGO PÉREZ.
Su creación responde a la necesidad de albergar a los trabajadores asociados a la actividad minera, que fueron acudiendo a Fabero en oleadas provenientes de otras zonas por causa de la fuerte industrialización de los años 40 y 50.
Es la empresa minera la que implanta los poblados, que se organizan de manera ordenada y racional, diferenciándose del territorio en que se asientan, generando un paisaje propio, con imagen muy diferente a los de la trama residencial rural de los alrededores y con equipamientos inéditos para la época.
En las proximidades del Pozo Viejo, el grupo residencial de los Cuarteles de Diego Pérez, promovido por Antracitas de Fabero, consta de 250 viviendas unifamiliares de una sola planta, adosadas formando hileras en torno a un espacio libre central ajardinado.
ENCLAVE 6.– LÍNEAS DE BALDÉS E ITINERARIOS.
Se incluyen en este enclave, como uno de los parámetros distintivos de la actividad de la minería del carbón, la huella de la movilidad del mineral a través de diversos itinerarios y entre enclaves y núcleos de población, pozos, térmicas, lavaderos, ferrocarril, y especialmente el sistema de cables aéreos o líneas de baldes, conocidos popularmente como «calderos» y sus torretas metálicas.