La semana pasada trascendía a algunos medios de comunicación la protesta de vecinos del bembibrense Barrio de la Fuente por una ‘plaga’ de gatos callejeros que supuestamente invaden sus huertas y jardines. Según las informaciones publicadas, los vecinos acusan directamente a la Asociación de Animales de Bembibre por alimentar a los gatos “de manera ilegal” y aseguran tener intención de denunciar a la protectora por esta actividad.
Dicha asociación se denomina Alma Gemela y, de acuerdo con su presidenta Trini Villamor, en declaraciones a InfoBierzo, está constituida y registrada legalmente. Además, “somos varias personas, no dos o tres como dicen”, asegura Villamor. Por ende, la actividad de depositar comederos para estos gatos callejeros está autorizada. A este respecto, Trini afirma tener pruebas de que los vecinos del barrio “tiran a la reguera” la comida que ellas suministran, y les acusan además de envenenar a los mininos. “Tenemos fotografías que lo demuestran y ya lo hemos denunciado a las autoridades”, alega la presidenta de la protectora.
Otra de las reclamaciones de los vecinos del barrio de Bembibre es que estos animales callejeros carecen de controles sanitarios, por lo que implican riesgo de contagiar infecciones. En este sentido, la asociación Alma Gemela incluye entre sus cometidos asegurarse de que los felinos están en perfectas condiciones de salud, llevando al veterinario a los animales cuando es pertinente. Además, gestionan un registro del número de gatos callejeros del municipio, “porque el año pasado envenenaron y mataron a 12”, acusa Trini Villamor. De hecho, los vecinos del Barrio de la Fuente alegaban que, por culpa de la actividad de la protectora, el número de gatos callejeros en la zona ascendía a más de 70. Según Villamor, 70 es aproximadamente el total en todo Bembibre, mientras que en este barrio concreto el máximo es de 7.
Así las cosas, Alma Gemela quiere reiterar que su actividad es completamente lícita y que han procedido a trámites legales para denunciar a los vecinos que entorpecen su labor e incluso envenenan a los animales, “que no causan ningún daño”, insiste su presidenta.