Los musulmanes celebran durante 30 días su mes sagrado, el Ramadán, que este año toma un matiz de unidad por lo que sucede en Gaza. Cada año comienza en una fecha, porque se basa en el calendario lunar, que sigue las fases de la luna y tras la luna creciente, comienza el Ramadán. Las 400 personas que conforman la comunidad musulmana de Ponferrada y El Bierzo y que buscan en estos días la paz, la reflexión y la reunión no sólo durante la ruptura del ayuno, sino también durante los rezos.
"Durante este mes, el ayuno diurno es obligatorio, es una orden de Alá. Se puede comer por la noche, a partir de la puesta de sol y hasta que hay un hilo de luz, un poco de claridad. En esta franja se podría fumar, aunque mejor sería no fumar nunca. Después durante el día nada, de hecho hay gente que para de tomar hasta las medicinas", explica Omar Cadenas, secretario de la Asociación de musulmanes del Bierzo.
Ramadán proviene de la raíz árabe 'ar-ramad' o 'ramada', que significa quemar con un calor abrasador, en referencia a los pecados que arden, y es que recordemos que este mes también es para purificarse y expiar los pecados. Este es el noveno mes del calendario islámico, el más importante y sagrado para ellos. Conmemora la primera revelación del profeta Mohamed, a quien, según las escrituras, se le apareció el ángel Gabriel en el año 610 d.C. para presentarle el Corán, libro sagrado de la religión islámica. El Laylat Al Qadar -la 'Noche del Poder'- habría ocurrido durante el Ramadán.
"Más que cosas que no se deben hacer, es también un mes de cosas que sí se deben hacer: tenemos que ser mucho mejores, tener más educación islámica, dar más limosna. Cuando acaba el Ramadán damos un Zakat al Fitr, una pequeña aportación para los pobres, unos seis euros por cada persona de la unidad familiar. Aunque esto es voluntario, se puede dar más o menos", comenta el secretario.
Es también un mes de reunión, "al ser un mes de agradecimiento a Dios, de exaltación a los valores islámicos, y uno de ellos es la familia, por lo tanto, es un mes de reunión en la familia. Aunque no hay que olvidar que la fiesta real es el ayunar para Alá, para cumplir el mes de ayuno y lo que él quiere: el arrepentimiento, rezar más y Dios nos perdona los pecados". Además, se lee todo el Corán en el mes de Ramadán, y el imán lo recita por las noches durante los rezos. "Esto se hace al ser el mes en el que fue revelado este libro sagrado al profeta Mohamed, y en conmemoración de ello", explica.
El Ramadán se inició en el atardecer del domingo 10 de marzo y se prolongará hasta el anochecer del martes 9 de abril, cuando tendrá lugar el Eid al-Fitr, la 'fiesta de la ruptura el ayuno'. Como curiosidad, durante las fechas previas al inicio del mes sagrado, suele haber algo de confusión sobre cuándo comenzar el ayuno, una cuestión que se intensifica para los musulmanes que viven en los países occidentales. Y es que Arabia Saudí suele ser el país que marca el inicio al tener dentro de sus fronteras La Meca; sin embargo, hay años en los Marruecos y Argelia lo empiezan en una fecha distinta al no poder ver con claridad la “c” de la luna cuando sale de su fase nueva y empieza a crecer.
Este Ramadán adquiere una connotación de mayor unidad si cabe entre los países árabes por la situación que vive el pueblo palestino en Gaza. "La indignación con Israel es total, es un dolor muy grande. Aunque en los países occidentales no trasciende como lo hace en los países limítrofes, nosotros desde aquí estamos con ellos en su dolor y en su sufrimiento, y el mundo árabe está indignado con la política mundial por estos últimos crímenes", lamenta Omar.
También en la comunidad musulmana del Bierzo es un Ramadán importante, ya que es la primera vez que la Asociación cuenta con un lugar habilitado para las mujeres. Alia Abdelhamid Abdelsalam es la encargada de este revulsivo y fue quien habló en nombre de ellas para poder rezar en la mezquita, aunque en su sitio propio, separadas de los hombres. Así reconoce estar "muy contenta" con este paso, un sentimiento que comparten sus compañeras, que también celebran este hecho.
Esta inclusión de las mujeres musulmanas surgió por una necesidad. "Antes yo rezaba en mi casa, y venían algunas amigas a rezar conmigo el salat al tarawih, una oración muy importante para el Ramadan, y sólo se reza en este mes. Muchas no saben, y querían venir a mi casa, pero en mi casa no cabíamos. Entonces hablé con el jefe de la mezquita y pudimos rezar al tarawih con ellos, y ahora todas están encantadas, porque es una cosa buena, con el corazón", explica feliz.
"Hay muchas que no saben que ahora rezamos aquí, otras que tienen la regla y no pueden venir, pero por ejemplo el primer día fuimos tres mujeres, al día siguiente 6 o 7, el último día 12, cada día más, si Dios quiere." Sobre si es mejor rezar en la mezquita o en sus casas Alia reconoce que depende. "Al escuchar con el altavoz al imán es mejor, más relajado, porque yo puedo seguirlo porque sé el Corán, pero las que no lo saben es complicado. Estamos más contentas de poder estar aquí, hay mujeres que pueden rezar en su casa están más tranquilas, pero hay otras que no pueden porque no saben el Corán, entonces depende, pero todas están encantadas."
La comunidad musulmana en Ponferrada seguirá creciendo, ya que otro de los puntos importantes de esta religión es el gran número de conversos que tiene entre sus fieles. El propio Cadenas es converso y reconoce la naturalidad de este proceso en el islam.
"La conversión al islam consiste en afirmar la shahada, la afirmación de fe, en el que se dice que no hay más Dios que Alá y que Mohamed es su mensajero. Así se ha convertido mucha gente al islam en todo el mundo y en todos los siglos, desde las conversiones en masa hace siglos, como sucedía con el cristianismo en sus tiempos. Ahora sigue habiendo gente que se convierte, igual que hay gente que deja la religión", reconoce el secretario que recuerda su camino hasta llegar al islam.
"Yo estaba haciendo el servicio militar en Córdoba y fui a visitar a una hermana que había vuelto de Londres, donde se habían convertido un grupo de españoles. Ellos trían un islam muy puro y muy bueno, y ahí vi que era el camino. Después he tardado años en hacer shahada en Granada, con este mismo grupo y gracias a Dios creo que es el camino de la verdad". Además, explica que una vez te conviertes, el grado de implicación ya depende, como en cualquier otra religión.
