A menos de 50 días para que empiecen los Juegos Olímpicos en París, la capital gala es un hervidero de turistas y preparativos para uno de los grandes acontecimientos deportivos del mundo. En estos trabajos previos para engalanar la ciudad participa un ponferradino Rusu, encargado junto a sus compañeros de pintar la Torre Eiffel, una labor que llevan desempeñando dos años y que están a punto de concluir, a tiempo para los JJOO.
Rusu lleva dos años quitando pintura centenaria de la dama de hierro y remplazándola por pintura nueva que la proteja de la erosión, el óxido y la deje a punto para la gran celebración deportiva. Colgado a 300 metros de altura, este ponferradino sin miedo a las alturas ha podido comprobar como el pasado 7 de junio se instalaban los anillos olímpicos entre la 1ª y la 2ª planta de la Torre Eiffel. Bautizados como “Spectaculars” son el símbolo de las olimpiadas y como no podía ser de otra forma, se han colocado en uno de los puntos turísticos más concurridos de Francia, que es además un lugar icónico del skyline de la capital.
Los anillos suelen colocarse en edificios o lugares destacados de la ciudad que acoge los Juegos, en 2021 en Tokio se erigieron en la Bahía de Odaiba, en 2016 en Río de Janeiro en el Parc de Madureira y en 2012 en Londres en el Tower Bridge, por eso la Torre Eiffel no podía ser menos y desde la semana pasada luce el símbolo de la competición.
De 29 metros de largo por 13 metros de alto, los anillos olímpicos han sido diseñados y fabricados por la empresa ArcelorMittal. La instalación de los anillos a más de 60 metros de altura ha sido toda una gesta técnica, que ha habido que preparar durante meses en colaboración con la Sociedad de Explotación de la Torre Eiffel (SETE). Junto con ArcelorMittal France y sus expertos, París 2024 ha llevado a cabo todos los estudios previos necesarios para garantizar la seguridad y proteger el monumento: ubicación de la estructura, puntos de anclaje, distribución del peso, etc.
Rusu, que en apenas dos semanas volverá a Ponferrada, reconoce la proeza de la colocación de los aros de 35 toneladas. "Son impresionantes desde las alturas y desde el suelo", reconoce el berciano que tras casi dos años subido a los andamios de la Torre Eiffel contempla desde una vista tan privilegiada como poco habitual el símbolo de las olimpiadas.
Así reconoce que el ritmo ya de por sí frenético de París se ha multiplicado en las últimas semanas, "hay diez veces más de turistas, muchísimo ambiente, la gente tiene ganas". Y no es para menos, ya que se trata de todo un honor, así como una responsabilidad, ser sede el mayor evento deportivo internacional multidisciplinario del mundo. "Durante el día pueden verse -los aros- con sus colores habituales y por la noche iluminados de blanco".
Tras dos años, Rusu volverá a Ponferrada, pero su huella quedará impresa en uno de los edificios más famosos del mundo, la dama de hierro que luce su renovada pintura marrón lista para todas las miradas que se multiplicarán a partir del viernes 26 de julio, cuando comiencen los Juegos.
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