El Nàstic de Tarragona ya ha recibido el castigo después del polémico partido ante el Málaga en el Costa Daurada, el cual fue dirigido por el árbitro vasco residente en León Eder Mallo y que impidió el ascenso a Segunda División del cuadro después de acabar 2-2 con acciones muy polémicas. El Juez Disciplinario Único de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ha comunicado las sanciones económicas y disciplinarias por los incidentes en el estadio, que deberá cerrarse para los próximos partidos como local del Nàstic, cuyos jugadores David Concha y Nacho González también han sido castigados. El club catalán, no obstante, ya ha anunciado que recurrirá la resolución al considerar la sanción «desmedida».
En concreto, contempla doce partidos de sanción a David Concha y otros cinco y tres meses de suspensión a Nacho González. La sanción de Concha se justifica por «gritar y gesticular protestando una decisión del árbitro principal y dirigirse hacia uno de los árbitros asistentes con insultos y ofensas verbales» y por "no dirigirse al vestuario tras ser expulsado/a, negándose a retirarse" y "manifestar una actitud violenta hacia uno de los árbitros asistentes, lanzándole agua de una botella y vaciándola sobre su cuerpo». Por su parte, González ha sido suspendido por «agresión contra árbitros/as, directivos/as o autoridades deportivas, tras ser expulsado», por «no dirigirse al vestuario tras ser expulsado/a, negándose a retirarse» y «por protestas a los árbitros tras haber sido expulsado, encontrándose en la boca de vestuarios».
Por otra parte, la sanción para el estadio afectará para los próximos cuatro partidos como local del conjunto catalán, que también deberá hacer frente a una multa 11.204 euros repartidos en una multa de 9.000 euros por los graves incidentes en el encuentro, más dos de 602 euros cada una por incidentes leves y 1.000 euros más por el lanzamiento de balones al campo. En concreto, se sanciona la «alteración del orden del encuentro de carácter leve» en el minuto 33 y 72 del encuentro, además del «lanzamiento de balones al terreno de juego procedentes de la grada, con independencia de si el juego está o no detenido» e «infracciones muy graves por omisión del deber de asegurar el correcto desarrollo de los espectáculos deportivos».
Se añaden las sanciones a la experiencia vivida por el colegiado Eder Mallo, que denunció en su acta insultos y amenazas «una vez finalizado el partido», en su camino hacia los vestuarios, cuando «un miembro del cuerpo técnico del club local, identificado por su indumentaria, pero sin poder saber su identidad, puesto que salió en carrera, empujó» a uno de sus asistentes sin tener que lamentar «ninguna lesión». En esa resolución, recuerda, además, que golpearon «con agresividad» la puerta del vestuario, la cual abrieron para proferir amenazas e insultos entre los que identificaron algunos como: «Vais a morir», «Sinvergüenzas», «Tu hijo va a morir», «Ojalá os matéis», «Hijos de puta» o «Que muera vuestra puta familia». Unos gritos y amenazas por las que, aseguran, llegaron a «temer» por su integridad física.
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