El bar más antiguo de Ponferrada cumple 75 años: 'boda de brillantes' en el 'Candelas'

Son las seis de la mañana de un día cualquiera y lo primero que hace Elena Ruando, a sus 76 años, es abrir con dedicación el bar Candelas. Por este emblemático local, ubicado en la esquina entre las calles Adelino Pérez y Saturnino Cachón de Ponferrada, han pasado tres generaciones de historia. Fundado en el año 1948, el Candelas se ha convertido en el bar más antiguo de la capital berciana que todavía sigue en funcionamiento. "Mientras pueda, voy a seguir aquí", asegura Elena.

Elena es una mujer entregada a sus 'parroquianos' que, desde hace 55 años, ha dedicado su vida a estar detrás de la barra "siempre con una sonrisa en la boca". Heredó el negocio que un día abrieron sus suegros, Ángel y Candelas, en una de las zonas más concurridas de los años 50 en aquella 'Ciudad del Dólar'.

Un lugar de encuentro y de familia en el que se puede 'oler' la historia y la tradición berciana. El Candelas está revestido de recuerdos, de plantas, de flores, de bufandas que visten a brujas de la suerte y, como no podía ser de otra manera, de fotografías de la Ponferradina ya que estaba "muy ligada al bar". Y es que enfrente, durante la década de los 50, se encontraba el campo de Santas Martas que brindó momentos de prosperidad a un establecimiento que, a día de hoy, sigue siendo una referencia para el barrio, porque "somos una familia". 

El Candelas vivió grandes momentos como las Fiestas de San Antonio, a las que Elena califica como "mejores que las de la Encina" o varias visitas de Luis del Olmo al que ya consideran "de la casa". Pero, sin duda, muchos ponferradinos conocerán el bar Candelas por haber sido uno de los sitios más frecuentados en las rondas de vino junto al Parra, al Feo y también a La Viña. "Mucha juventud venía aquí", tanto es así que la tuna de Ponferrada se formó en él, con miembros como Carlos López Riesco o el actual alcalde, Marco Morala, entre sus filas.

Más que un bar

En sus inicios, el bar Candelas también ofrecía muchas comidas gracias a la cercanía del mercado del ganado a los que se les unían "la policía, los jardineros, los bomberos, los electricistas. Venía todo el mundo". "Vino, corto y cerveza", era casi lo único que se escuchaba y nada tenía que ver con una vida prisionera en teléfonos móviles y ordenadores. Sin embargo, en el momento en el que este mercado cerró sus puertas, se dejó de ofrecer comidas y el Candelas pasó a ser lo que conocemos hoy.

A pesar de que muchas de esas personas ya no están, en la actualidad el local cuenta con una clientela de todas las edades, aunque predominan las personas de avanzada edad, "los de siempre" y es que Candelas mantiene su esencia "aquí vienen todos y bien recibidos, esa es la clave". Una clave que nunca pasa de moda al igual que las historias que merecen ser recordadas.

Acceder a su interior, disfrutar de un vino y el buen trato de su gente es también conocer la intrahistoria de Ponferrada, que no figura escrita en los libros, pero sí en la memoria de una ciudad que no pierde su identidad. Una de esas opciones en las que la sencillez supera a todo lo demás y es que, pese a los cambios, los bares seguirán siendo un lugar de encuentro, de esparcimiento y de socialización porque como bien dice la canción de Gabinete Caligari: "bares, qué lugares, tan gratos para conversar...".

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