Hace 95 años, el 7 de febrero de 1924, el rey Alfonso XIII firmaba la declaración del castillo de Ponferrada como Monumento Nacional y daba un primer paso para salvar de la destrucción y la desaparición al que es hoy el principal icono de la capital berciana. Y es que este reconocimiento tenía como primer objetivo proteger a la fortaleza de los expolios que había sufrido durante las últimas décadas y, sobre todo, de las serias pretensiones que entonces tenía una recién creada Sociedad Deportiva Ponferradina de convertir su plaza de armas en un campo de fútbol.
La situación del castillo era lamentable. En 1909 ya se había derribado uno de los dos arcos del puente levadizo del foso, según recoge el historiador Vicente Fernández Vázquez ‘Tito’ en ‘Ponferrada. Artística y monumental’, permitiendo en los años siguientes que se arrancaran puertas y ventanas y se desmantelaran sus torres. “Lo mejor es que se lleven lo que sirva y el resto lo derriben”, defendía el que fuera alcalde de la capital berciana, Cayetano Fernández Morán, entre 1915 y 1923.
Y teniendo en cuenta que ese era el pensamiento que en ese momento tenían las autoridades municipales, no es de extrañar que estuviesen dispuestas a convertir, como criticaba irónicamente la prensa de la época, "el alma de Ponferrada en un campo de coceo". El proyecto iba en serio, con los parabienes del Consistorio, y el 10 de abril de 1923 la Ponferradina pedía un crédito al Monte de Piedad para levantar su campo de fútbol en el viejo castillo centenario. José María Luengo en 'El castillo de Ponferrada y los templarios' y Julián Sanz en la revista Juventud también cuentan cómo se les ocurrió a los jóvenes de la ciudad, “de esa nueva clase que se ha dado a llamar niños bien”, la formación de una sociedad deportiva tomando el castillo por “centro de recreos”, en el que empezaron a instalar el campo de fútbol “derribando muros y cometiendo otras mil tropelías, tirando arcos y puentes levadizos, arrancado puertas y ventanas”.
Una denuncia que también recoge Emilia Nieto, que recuerda en sus semblanzas que el castillo estaba poblado de almendros y que su padre recogía su fruto a cambio de pagar un dinero. "Un día los mozos de la villa decidieron jugar al fútbol en el interior del castillo. Para acondicionar el terreno de juego talaron los árboles y se cometieron verdaderas tropelías con la edificación interior. No llegó a celebrarse ningún encuentro porque un ponferradino denunció el expolio y más tarde fue declarado Monumento Nacional", escribe.
"S.M. el Rey (q. D. g.) ha tenido a bien declarar Monumento Nacional al Castillo de Ponferrada (León), sito e la confluencia de los ríos Sil y Boeza, quedando desde el momento de tal declaración el referido Castillo bajo la tutela del Estado y la inmediata inspección y conservación de la Comisión de Monumentos de León", publicaba la Gaceta de Madrid el 14 de febrero de 1924. Con esta declaración, la fortaleza pasaba a estar bajo la tutela del Estado y se ponía freno a los "desaguisados" que había sufrido en las primeras décadas del siglo XX, aunque no evitó su deterioro, teniendo que esperar otras dos décadas para recibir las primeras 10.000 pesetas para obras urgentes.
El camino de su recuperación
Las cantidades más importantes para su recuperación empezarán a invertirse en la década de los 50, primero 40.000 pesetas para la contención de la ruina en el torreón de los Osorio y otras 40.000 pesetas para la consolidación del lienzo norte de la muralla, frente al río, que estaba "fuertemente socavado y desplomado". A estas partidas se sumaría otra de 80.000 pesetas para restaurar y recalzar el muro posterior del castillo sobre el Sil. Las siguientes intervenciones se retrasarían hasta finales de los años 70, cuando una subvención de cinco millones de pesetas permitiría recuperar la coronación de algunos muros, reconstruir el arco del puente levadizo que había sido derribado en 1914 y construir la rampa de acceso.
Ya en 1982, en la intervención más notable hasta el Plan Director de 1994, se actuó en el muro este -que da a la calle Gil y Carrasco- para asegurar aquellas partes más inestables desde la construcción de las casas adosadas en el siglo XIX y en las torres de los Reyes Católicos y Malvecino. Durante estos años el castillo fue utilizado como "escenario" para representaciones teatrales como 'El Señor de Bembibre' de la compañía Conde Gatón y algunos conciertos de las 'Noche de la Encina'. El Plan Director de Fernando Cobos devolvería definitivamente el esplendor al viejo castillo con una serie de obras que se extendieron hasta 2007, mientras el Ayuntamiento de Ponferrada recuperaba su titularidad diez años antes, en 1997 con Ismael Álvarez como alcalde a cambio, escribe el historiador Vicente Fernández, "de que se llevasen a cabo obras de restauración que garantizasen la seguridad de la fortaleza y de los visitantes".
Esas actuaciones supusieron en una primera fase la consolidación de los elementos estructurales en una intervención de "emergencia", mientras que a continuación ya se desarrollo el proyecto de restauración total del castillo nuevo, con la recuperación y puesta en valor de la zona palacial. Así, se habilitaron los dos pisos con varias salas (antigua bodega del conde de Lemos, sala del estuco, sala de la chimenea, sala rica y pobre, sala de los azulejos) para diferentes usos institucionales y culturales, incluido un espacio para cafetería.
Las últimas actuaciones
Las últimas actuaciones se llevaron a cabo entre los años 2010 y 2011, primero con motivo de la inauguración de la exposición permanente 'Templum Libri', del bibliófilo Antonio Ovalle, que suponía la apertura de las dos salas de antiguas dependencias palaciegas, y después con la apertura de un nuevo espacio expositivo en la torre del Moclín. Ahora el Ayuntamiento de Ponferrada dispone de cerca de dos millones de euros (con cargo al 1,5% Cultural) para intervenir de nuevo en la fortaleza templaria, concretamente en el castillo viejo.
El proyecto se desarrollará en dos años y está previsto que las obras de rehabilitación comiencen en unos meses, una vez que acaban de ser adjudicadas a la UTE Orega y Coviaste. Así, se procederá a la señalización de recorridos, la recuperación de las pasarelas que comunican las torres y hacer visitables las dependencias de los dos pisos y el patio del castillo para celebración de eventos. Con esta actuación, el conjunto histórico será por fin totalmente visitable.