Conceptos como la solidaridad y la hospitalidad se intuyen en los ojos de Jesús Arias ‘Jato’. Por estas dos características es conocido en todo el trazado del Camino de Santiago. Nacido en la ruta milenaria, por y para ella, forma parte de ese elenco de figuras que en la segunda mitad del siglo pasado reactivó el Camino. Y que muchos calificaron de locos. “La hospitalidad es acoger a toda persona que lo necesite: transeúntes, no transeúntes o millonarios”, ironiza, tras recordar que cuando nació, hace 82 años, sus abuelos tenían acogidos a siete peregrinos en el albergue Ave Fénix de Villafranca del Bierzo, junto a la Iglesia de Santiago y una de sus puertas del Perdón, que otorga la compostela para quien acrediten no poder continuar con alguna enfermedad.
Recuerda que cuando él nació, su abuelo “había conseguido unas galletas de coco, del estraperlo, a través de los maquinistas del tren, reservadas para el día que naciera su primer nieto”. Y aún así también las compartió con los peregrinos. Sin embargo, admite que en otra época a veces llegaban caminantes que decían que iban a Santiago, “pero no era verdad, iban a ver si les daban ‘papatorio’ en algún sitio, que era la costumbre en el Camino”. Relata ‘Jato’ que se decía que eran “pícaros”, pero su abuela respondía: “A lo mejor era Jesucristo disfrazado de pícaro. Ella lo veía así y fue lo que mamó la familia, que siempre ha acogido a los peregrinos, desde sus abuelos a sus hermanos”.
Tanto es así, que cuando llegaba una buena noticia en una época de tanta miseria, ésta se compartía también con el peregrino. Y recita en voz alta un antiguo dicho: “Si me pare bien la vaca, San Antonio bendito guárdame la vaca; si me pare bien la vaca, al primer peregrino que vea le doy un cacho pan y un chorizo”, dos elementos de la cocina de entonces que, en muchas casas, “era lo mejor que tenía la gente para poder dar”.
Sobre el presente y futuro del Camino, Jesús Arias lamenta que las administraciones han establecido tantos impuestos que casi se han visto obligados a poner un precio al alojamiento: “Es un donativo solidario, pero solo para el que puede. Si no puede, queremos que lo diga para poderle ayudar”.