Los músicos callejeros que rompen el silencio urbano de Ponferrada y reivindican: "No somos mendigos musicales, hay años de conservatorio"

A veces un sonido, una música, una estrofa o un estribillo vuelve a la mente para permitir viajar a través del tiempo, sin moverse del sitio. Esta tarea, que aparentemente fácil es realmente compleja, puede ocurrir en diferentes escenarios, desde los más internacionales hasta los únicos. Y es que las calles de Ponferrada son ese tipo de escenarios únicos que viven entre turistas, ponferradinos y en muchos casos, entre silencio.

29 de Junio de 2022
Actualizado: 12 de Julio de 2022 a las 14:01
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musicos callejeros ponferrada (2)
musicos callejeros ponferrada (2)
A veces un sonido, una música, una estrofa o un estribillo vuelve a la mente para permitir viajar a través del tiempo, sin moverse de un pequeño sitio Esta tarea, que aparentemente fácil es realmente compleja, puede ocurrir en diferentes escenarios, desde los más internacionales hasta los únicos. Y es que las calles de Ponferrada se convierten en ocasiones en ese tipo de escenarios únicos que viven entre turistas, ponferradinos y en muchos casos, en el atronador silencio.

Alejan el 'cliché'  de que la música callejera proviene de "mendigos" que simplemente tocan lo que pueden en la calle. Todos ellos tienen en su haber años de conservatorio y experiencias en clubs de jazz, soul o giras con artistas destacados.

 



 

Sin embargo, la medicina de los músicos callejeros de la capital del Bierzo ha sido el motor que permite erradicar ese complicado sentimiento de soledad, cuando las calles enmudecen. Entre ellos está Edgar, Huddy, Fermín, Andy o Rustam, tres almas que viven por y para la música, desde los mejores auditorios: la calle, en toda su esencia.

 

 

 

Finisterre, Oviedo, Gijón... Entre otros de los lugares que estos músicos callejeros han decidido vivir. Sin embargo, estos días están disfrutando de Ponferrada, de sus gentes, de sus calles, de los turistas que asienten con una mirada o sonrisa que es igual a un aplauso. Una vida que sólo la puede contar quien la disfrute, y en algún momento la sufra. Pero, lo que sin duda está claro, es que son la lanza rota a favor de la vida de las calles, frente al inmenso silencio que a veces impera.

 



 

A media mañana, el violinista de Ponferrada, Edgar, esperaba con su instrumento en la Plaza del Violinista de Ponferrada, ubicada en las inmediaciones del Casco Antiguo de la ciudad. Con 14 años de estudios profesionales de música, 10 en Ponferrada y 4 en Oviedo, y después de haber pasado por varias academias como profesor, vive pegado a un violín mientras regala a las gentes sus melodías. "A veces la simple sonrisa de un niño cuando pasa por delante, es como un aplauso, eso es lo que llena". Una persona siempre preparada para la aventura, para la construcción conjunta y por supuesto, para regalar su música, esa que sale de un violín firmado por Joaquín Sabina, tras su actuación en los históricos Premios Micrófonos de Oro de Ponferrada.

 



 

Por otro lado, está Hudi Neto, que con raíces de Susañe del Sil nació en la frontera con Alemania. Sin embargo, un saxofón llegó a su vida con 4 años y lo hizo para quedarse, ahora ya son 30 años los que lleva dándole rienda suelta. Desde los 4 hasta los 16 años pasó por el conservatorio, más dos años de escuela de Jazz. Sin embargo, en unos de sus viajes al Bierzo, vino para trabajar en la vendimia de las viñas de la Comarca, y 'descapuchó' el saxo para romper el silencio que podría aparecer a su paso. También tiene una funda de saxofón única, repleta de pegatinas de las entidades con las que ha trabajado.

 



 

Sin embargo, ambos llegan a la misma conclusión: "la gente se piensa que por tocar en la calle somos una especie de mendigos que tocamos lo que podemos. Sí que sentimos una mira de mendicidad" y este estigma, que tantas veces podrá ocurrir, lo rompen con esa afirmación. Son músicos, saben que tienen entre sus manos mientras que por sus cabezas son las notas en los pentagramas, las que hacen que saxofón y violín suenen 'de perlas'. Pero no todo es tan bonito y dulce como la música que hacen. "Todo tiene su cara b", explica Huddy. En otras ciudades a las que han viajado se han encontrado con problemas burocráticos para tocar, 'piques' entre los músicos "cosa que en Ponferrada no pasa", posibles robos, y hasta sólo estar permitido tocar en calles "donde no pasa nadie".

Sin duda alguna, la música de las calles de Ponferrada, y de los diferentes puntos del Bierzo, son parte de ese patrimonio callejero que permite al turista y al vecino, disfrutar y viajar a cualquier otra parte, mientras pasea. Un elemento icónico de Ponferrada, y de su Casco Antiguo. Un imán para el oído, y en muchos casos, un bálsamo para el que lo pueda disfrutar.