Las Misiones Pedagógicas desarrollaron durante los primeros años de la Segunda República una labor de divulgación cultural y concienciación cívica, concretamente entre 1931 y 1936, hasta que el estallido de la Guerra Civil dio al traste con la iniciativa que implicaba, y llevó al barrio, a buena parte de los representantes de la cultura y educación del momento.
El nacimiento de la II República española un 14 de abril de 1931 conllevó una serie de avances en estas materias de educación y cultura en España. Las Misiones Pedagógicas marcaron un antes y un después en cuanto a la posibilidad de aprendizaje para los sectores más desfavorecidos de la población, fundamentalmente para el entorno rural. En la provincia de León se realizaron muchas de estas, que han pasado a la historia por el progreso que supuso tanto en la zona del Bierzo como de León. Aquí te explicamos algunas de las más interesantes.
El nacimiento de la II República española un 14 de abril de 1931 fue el comienzo de un proceso histórico marcado por un afán progreso en cuanto a educación. Entre estos avances se sitúa el nacimiento de las Misiones Pedagógicas, que fueron una iniciativa destinada a la alfabetización y a la mejora del nivel educativo y cultural de los sectores más atrasados de la población española, fundamentalmente, los campesinos, obreros, niños y pobladores de lugares de difícil acceso.
Uno de los datos más curiosos de estas Misiones Pedagógicas es que en ellas colaboraban de manera altruista diferentes intelectuales, artistas o poetas de la época como es el caso de Federico García Lorca, Miguel Hernández, Rafael Alberti y Luis Cernuda, entre otros. En las mismas se organizaban diferentes actividades como exposiciones, recitales de poesía, actividades de teatro y actividades culturales de todo tipo para instruir a la población de una manera amena y práctica.
La provincia de León fue una de las más favorecidas en cuanto a estas Misiones. Concretamente se crearon 157 hasta diciembre de 1934 y también fue seleccionada para establecer una delegación del servicio de música. Tuvo especial relevancia en los pueblos del valle de Valdeón y en Posada. Es precisamente sobre este último que explica la memoria: "los oyentes no habrán sido nunca menos de cientos, alcanzando a veces hasta cerca de trescientos".
Otro de los hitos de estas Misiones es la actuación del guiñol en diciembre de 1933 en los pueblos de San Román, Nistal de la Vega, Valdespino y Hospicio de Astorga, con decorados que se habían construido días antes en Fonsagrada (Lugo) por Rafael Dieste y Ramón Gaya. Sobre esta experiencia la memoria expone: "La gente aldeana de aquellos pueblecitos acreditó con su atención y comentarios la eficacia espectacular del guiñol. Aquí señalaban y percibían especialmente los momentos más dinámicos y vitales de las farsas que jaleaban con exclamaciones y consejos a los personajes en pugna - frases breves, a las que seguía un silencio de expectación - ....Se hicieron también imporvisaciones circenses para niños y se presentó la primera farsa escrita expresamente para este guiñol 'El dragón y su paloma', que permitió a los guiñolistas brindar al público rural un espectáculo de plena coherencia".
Misiones pedagógicas en la provincia de León
En cuanto a las misiones pedagógicas en la provincia de León, la primera tuvo lugar en el Valle de Valdeón del 9 al 15 de mayo de 1952, dirigida por el dramaturgo Alejandro Casona.
Meses después, del 25 al 30 de julio, se realizó la primera misión a La Cabrera, de nuevo bajo la dirección de Casona. Esta misión contó con la presencia de Gonzalo Menéndez Pidal, quien hizo la célebre fotografía de una sesión de cine que puede verse entera y con detalles recortados y aumentados en esta exposición. Según puede leerse en la memoria de esta misión, todos los pueblos visitados «desconocían en absoluto el cinematógrafo, y muchos de ellos el gramófono». En La Baña lograron reunir a más de mil personas en una sesión nocturna de cine al aire libre.
Ese mismo año, poco después las Misiones llegaron a San Emiliano y en noviembre del mismo año a las zonas de Muria de Paredes y Valle Gordo.
Entre las Misiones realizadas en la provincia de León durante 1934, una de las más destacadas se trata de la realizada en el Valle de Fornela, organizada por los inspectores Luis Vega y Julián Sánchez Vázquez, a las que se unió el inspector de Madrid, Modesto Medina Bravo para hacer el reportaje fotográfico.
En 1935 se realizaron dos Misiones. Una primera en El Bierzo, en los pueblos de Valdueza y Los Barrios de Salas, entre el 14 y el 25 de febrero y otra en varios pueblo de Campo de la Lomba y Valdesamario del 24 de abril al 2 de mayo.
¿Cómo surgieron las Misiones Pedagógicas?
La infraestructura misionera, sin normas ni modelos en los que inspirarse, nació gracias a la participación de algunos de los miembros del Patronato de Misiones Pedagógicas, quienes organizaron las primeras misiones con la ayuda de algunos estudiantes, grupos de jóvenes intelectuales, artistas, escritores y, especialmente, inspectores de enseñanza primaria y maestros, compartieron el entusiasmo por aquel tiempo de esperanza bajo la dirección de Manuel B. Cossío.
En las Misiones Pedagógicas no todos tenían la misma responsabilidad, ni colaboraban en la misma medida. Así explica el libro de Memoria del Patronato de Misiones que había un núcleo de maestros, inspectores y estudiantes que participaban con bastante regularidad y otros solo participaban en una misión o dos y ayudaban de forma puntual en algún servicio o fueron miembros del Teatro y Coro, sin otras atribuciones.
En estas misiones las personas se distribuían de acuerdo con su capacidad y según el asunto que trataban de resolver y los conocimientos de cada uno. "Todos sabían hacer de todo pero el que sabía hacer mejorar las cosas era el que se constituía jefe".
En 1931 apenas había bibliotecas en el territorio nacional y ninguna escuela rural contaba con libros infantiles es por esta razón que se emprendió una misión por parte del Patronato, en la que participó de manera destacada María Moliner y Juan Vicens. "Fue la mayor campaña de lectura que se hizo en España. Se repartieron bibliotecas para adultos y niños por pueblos y aldeas a las que no se podía llegar en coche y dónde no había luz eléctrica.
La Fundación Sierra Pambley
El 21 de septiembre de 1884 Francisco Fernández Blanco y Sierra Pambley escribió una carta a Gumersindo de Azcárate en la que anunciaba su intención de construir una escuela. El mensaje fue transmitido a Giner de los Ríos y en noviembre de ese mismo año llegaban a Rioscuro cuatro personas: el filántropo, dos ilustres profesores de la Universidad de Madrid y "un mozo discípulo de ambos" aprendiz de maestro, Manuel B. Cossío.
En 1886 se abrió la Escuela Mercantil y Agrícola de Villablino, y en 1887 se constituyó la Fundación, cuyo patronato, formado por el fundador, Paco Sierra - Pambley, como solían conocerle, Azcárate y Cossío, serviría de puente entre la Institución Libre de Enseñanza y la Fundación.
Este avance hizo que en poco tiempo se crearan escuelas en otros pueblos como Hospital de Orbigo, Moreruela de Cabara y Villameca, hasta que en 1903 se creó la Escuela lndustrial de Obreros de León.
Una de las ideas que más perdurará acerca de las Misiones pedagógicas es la capacidad que tenían de ser "útiles tanto para los que las dan como para los que las reciben", ya que los misioneros también llevaban a Madrid los conocimientos adquiridos a través de los aldeanos. "Descubren otras muchas cosas en ver el campo como es, si es que tienen vista. Y esto es cosa que puede influir no poco en todas las direcciones", recoge el Patronato de Misiones Pedagógicas.
El Museo del pueblo
El Museo del Pueblo formó una parte importante de la Misiones Pedagógicas. Destaca la participación en él de Antonio Sánchez Barbudo, Ramón Gaya y Luis Cernuda. Este se componía de dos colecciones itinerantes de pintura con 14 copias de los cuadros de los pintores más famosos de la escuela española realizadas por Juan Bonafé, Ramón Gaya y Eduardo Vicente.
Para que llegaran en la condiciones apropiadas, estos cuadros se transportaban en cajas de madera fuertes o en camionetas especialmente acondicionadas.
El Museo permanecía aproximadamente una semana en cada localidad y a los visitantes se le obsequiaba con reproducciones de los cuadros en fototipia o huecograbado. Asimismo, se dejaban fotografías de los cuadros expuestos, enmarcadas para escuelas y centros obreros.
El servicio de cine
En el año 1931 comenzaría un servicio que revolucionaría la cultural en los pueblos. Muchos campesinos desconocían totalmente la existencia del séptimo arte y anuncio de su llegada solía congregar a numerosas personas por la curiosidad y el interés que despertaba. Tanto era así que muchos recorrían largas distancias para poder acudir. El Patronato tenía únicamente dos aparatos de cine sonoro. En la mayoría de estas misiones se reproducía cine mudo, acompañado de la música a través de gramófonos.
Las películas proyectadas eran de dos clases: cómicas de Charlot o dibujos animados y documentales. Como dato curioso una de las más vistas durante esta época fue 'Charlot en la calle de la paz' amenizada con el Septimino de Beethoven.
El Patronato llegó a tener en sus manos casi 500 películas y 15 documentales.
Entre las citas que recoge el libro del Patronato de Misiones Pedagógicas destaca una que habla acerca de la fascinación por el cine en los pueblos hasta el punto que afirma que "fue para ellos una revelación; lo aceptaron, sin tiempo para interesarse por su mecanismo, con el deslumbramiento de un milagro; reían de todo con una sorpresa alegre de que se movieran las figuras, de que el gramófono cantara..."
Teatro
Alrededor de 50 estudiantes formaban parte del Coro y el Teatro del Pueblo dirigido por Alejandro Casona y Eduardo Martínez Torner. Para poder desempeñar la labor educativa llevaban un tabladillo de fácil montaje, de cuatro a seis metros, que era ensamblado con rapidez por los propios actores.
El repertorio inicial, que se realizaba al aire libre, estaba compuesto de piezas breves elegidas entre los pasos y entremeses del teatro clásico como Lope de Rueda, Calderón de la Barca o Cervantes, a los que se fueron añadiendo adaptaciones que realizaba Casona.
En cuanto al Coro llevaban un repertorio de canciones de folclore "en su más pura tradición".
Los misioneros no sólo cantaban e integraban la música en escena sino que recitaban romances, letrillas de Góngora o aportaciones folclóricas de García Lorca. Uno de los más emblemáticos que ha perdurado en el recuerdo de los misiones es el romance de 'La loba parda'.
Servicio de Música
La música también formó parte de estas Misiones en las que se convirtió en una forma de enseñar a través de esta forma de expresión. Así lo dejá plasmado la Memoria del Patronato de Misiones Pedagógicas, a través de esta cita: "Toda la música popular les encantaba...Todo esto removía los posos del alma, renovando las alegrías de la mocedad. Porque después del matrimonio poco se cantaba en las aldeas".
La Misión dejaba en algunos de los pueblos visitados un gramófono y una colección de discos, que eran renovados de vez en vez. Este material solía ser confiado al maestro. Antes de proceder a la escucha de los discos se solía hacer algún comentario didáctico sobre el compositor y la pieza que se iba a escuchar, que podía ir desde música clásica hasta tradicional de distintas zonas de España.
*Bibliografía: Memoria del Patronato de Misiones Pedagógicas*
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