La base de helicópteros de lucha contra incendios forestales de Cueto es la única ELIF del Bierzo. Situada en Sancedo, a tanto solo 15 minutos de Ponferrada, es desconocida para muchos bercianos.
Esta base, con casi 30 años de historia, no solo opera durante la temporada de incendios, sino que está abierta casi todo el año llevando a cabo labores de prevención en los bosques de la comarca. Operada por la empresa Talher filial de Clece y la Junta de Castilla y León da trabajo a 5 personas cuando no es temporada de incendio. Sin embargo esta cifra aumenta considerablemente en los meses de verano cuando emplea a 36.
La organización de Cueto, en temporada de incendios, se divide en 3 cuadrillas formadas por 9 integrantes: un capataz, un ingeniero forestal, al cargo de los 6 especialistas y acompañados por un agente medio ambiental.
Durante 'la temporada baja' los trabajadores de Cueto llevan a cabo trabajos servicolas, limpieza de sendas, puntos de agua, preparación física, reparación y mantenimiento de la base y formación.
Por otro lado, en la época de incendios, que abarca desde mediados de junio hasta mediados de octubre, la rutina de los bomberos forestales consiste en recibir formación práctica y teórica además de preparación física. La formación es fundamental para preparar a los bomberos forestales de cara a los incendios. Así, estudian protocolos de seguridad, estrategias para actuar dependiendo del entorno y la climatología, repasan incendios pasados para examinar su actuación y ver posibles fallos o puntos débiles de cara a futuras actuaciones, etc.
También llevan a cabo simulacros de embarque al helicóptero, práctica con camiones motobomba de la Junta, entre otras. De hecho, hay un estudio del proyecto I+D+i Factores condicionantes del rendimiento en el personal especialista en extinción de incendios forestales que recoge que el esfuerzo realizado por un bombero forestal durante un incendio que dura cinco o más horas es similar al analizado en los ciclistas profesionales durante las etapas de mayor dureza del Tour de Francia.
Por supuesto, todas las actividades se detienen al sonar la alarma, que les informa de su salida a un fuego. Son los emisoristas quienes alertan a sus compañeros, que se preparan para salir.
Todo está organizado y nada puede quedar al azar cuando se trata de combatir un incendio. Siguen los protocolos para subir al helicóptero cargados de lo necesario para llevar a cabo su tarea: bate fuegos, mochilas extintoras, hazada, pulaski (herramienta que utilizan para los cortafuegos), macleod (una especie de rastrillo) y gorgui (herramienta multifunción que sirve para cavar y raspar).
En el helicóptero viajan 11 personas: el piloto y copiloto, encargados del funcionamiento de la máquina, un ingeniero forestal, un agente medio ambiental de la Junta, un capataz y 6 peones especialistas.
La base de Cueto ha sido durante los últimos 10 años de las que más horas de incendios tiene de la comunidad, según los datos publicados por al Junta de Castilla y Léon, que recogen las salidas de cada grupo.
Pese a ser un trabajo que admite mejoras, estos bomberos forestales se juegan la vida y asumen ese peligro para proteger los montes de los fuegos, grandes o pequeños, a los que se enfrentan con valor y destreza.
Fotos: Talher / InfoBierzo