Tal y como ha confirmado la multinacional, el medicamento consiste en una inmunoglobulina anti-SARS-CoV-2 que podría emplearse para proteger a personas mayores y personal sanitario, así como a pacientes inmunodeficientes en los que la vacunación está contraindicada.
El objetivo del ensayo clínico es evaluar la seguridad, tolerabilidad y eficacia de este medicamento, cuya administración es por vía subcutánea, como potencial tratamiento de la COVID-19. Este medicamento se caracteriza por contar con una elevada concentración de anticuerpos que neutralizan el virus y podría aplicarse tanto en la prevención como en el tratamiento de la enfermedad.
El estudio que cuenta con el patrocinio y financiación del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) busca determinar si la administración de la inmunoglobulina hiperinmune anti-coronavirus al comienzo de los síntomas de la enfermedad, puede aumentar la respuesta de los anticuerpos del paciente frente al virus, reduciendo así el riesgo de enfermedad grave y mortalidad.
Según ha informado Grifols, el tratamiento se podría administrar en centros de atención primaria tras un resultado positivo en test para Covid-19, evitando así los ingresos hospitalarios por progresión de la enfermedad y complementando a la vacuna en la fase temprana tras la vacunación.
Además de este ensayo clínico, Grifols está participando en más de 25 proyectos de investigación relacionados con el COVID-19, entre los cuales destacan varios ensayos con tratamientos derivados del plasma ya disponibles, como la alfa-1 antitripsina, las inmunoglobulinas y el plasma de convalecientes de COVID-19, destinados a pacientes con síntomas leves, hospitalizados y casos más graves que requieren de cuidados intensivos.