La primera ciudad en la que se ha instalado este radar es Barcelona, aunque por el momento solo se están realizando ensayos, por lo que no emitirá ninguna multa hasta previo aviso. Está ubicado en la C-31 y solo se ha colocado para ver cómo funciona.
Está previsto que en la ciudad de Barcelona se instalen otros 11 radares en espacios en los que la contaminación acústica derivada del tráfico supongan un problema, aunque aún no se sabe si se realizará esta instalación tras las pruebas con el primer radar instalado.
El radar medusa podrá detectar vehículos modificados
El radar medusa podrá detectar aquellos vehículos a los que se les han realizado algunas modificaciones para incrementar el sonido que desprenden los tubos de escape.
A pesar de que no afectará a los coches eléctricos, ya que no emiten ruido, sí que afectará a las motocicletas que superen los 90 decibelios. Así que aquellos que hayan modificado sus vehículos para que suenen más, tendrán que revertir esta modificación para evitar ser sancionados.