Niebla: una de las principales causas de los retrasos en los vuelos

En el Bierzo estamos acostumbrados a que la niebla haga acto de presencia en multitud de ocasiones. Sin embargo, en otras zonas de España no es tan común

02 de Marzo de 2024
Actualizado: 27 de Septiembre de 2024 a las 13:31
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En el Bierzo estamos acostumbrados a que la niebla haga acto de presencia en multitud de ocasiones. Sin embargo, en otras zonas de España no es tan común y, cuando se produce dicha situación, supone un verdadero contratiempo. Así lo demuestran las instalaciones aeroportuarias de ciertos lugares del país.

 

La presencia en el ambiente de numerosas gotas de agua de pequeñas dimensiones en forma de niebla no es la única condición meteorológica que puede impedir que un vuelo salga a la hora prevista. A la lista hay que sumar otras más que darían pie a que el pasaje y la tripulación no estuvieran seguros durante el transcurso del trayecto. Desafortunadamente, aunque se produzcan retrasos de más de tres horas, no existe la posibilidad de reclamar.

Son muchas las compañías que van más allá e incluso cancelan sus vuelos. Lufthansa está en el top 1, mientras que en el ranking aparecen otras como SAS, KLM y Wizz Air, esta última con un porcentaje de 1,61 puntos, factor que lleva a los pasajeros a tramitar con Wizz Air reclamaciones por retraso de vuelo, así como por cancelaciones, las cuales por desgracia son más habituales de lo que parece.

Independientemente de si prosperan o no, han de lidiar con las consecuencias de no llegar al destino cuando habían calculado y, además, sin que ello repercuta en la obtención de una inyección de liquidez para compensar el problema al que han tenido que hacer frente.

Pero, ¿realmente esta situación es tan habitual como parece? Lo cierto es que sí. A continuación veremos tres ejemplos que demuestran que la niebla se ha acabado convirtiendo en una causa muy común de los vuelos con retraso, sobre todo a raíz del cambio climático.

 

Ejemplos de episodios de niebla que han causado importantes retrasos en vuelos

 

Para describir uno de los episodios de niebla más graves de los que se han producido en las últimas décadas tenemos que remontarnos al 19 de diciembre del año 1991. Fue entonces cuando Barajas amaneció cubierta de esta condensación, factor que llevó a cancelar más de 140 vuelos.

Por aquel entonces, la compañía anteriormente sacada a colación -Wizz Air- no existía, ya que las low-cost no habían proliferado. Sin embargo, otras como Iberia estaban al pie del cañón en las instalaciones aeroportuarias de la capital española. De hecho, la aerolínea española fue la más afectada, y con mucha diferencia.

El segundo ejemplo es mucho más actual, aunque las fechas son prácticamente idénticas: 21 de diciembre de 2022. Hace aproximadamente un año y medio, la niebla invadió el Aeropuerto Internacional de Jerez, factor que derivó en retrasos, cancelaciones y desvíos a otros aeropuertos como el de Sevilla.

Finalmente, es inevitable describir los dos últimos episodios que se produjeron escasos días atrás. Todo empezó el 27 de enero del presente año, cuando los aviones no podían despegar de Melilla porque la condensación impedía a los pilotos ver prácticamente nada.

Paulatinamente, la situación fue mejorando y algunos retrasos no superaron las tres horas. Por desgracia, poco después volvió a repetirse exactamente el mismo escenario. En concreto, sucedió el día de San Valentín, por lo que algunos pasajeros iban a desplazarse hasta las ciudades de residencia de sus parejas para darles una alegría en una fecha tan especial.

La sorpresa la recibieron ellos en forma de retrasos que superaron ampliamente los 180 minutos. De hecho, solamente un avión con destino a Málaga pudo acabar saliendo, lo cual evidencia la intensidad de la niebla. La visibilidad era nula no solo en las pistas, sino también en los alrededores.

 

El sistema ILS no permite despegar con niebla, pero sí aterrizar

 

¿Recuerdas que antes hemos dicho que el calentamiento global genera más escenarios imprevistos como el de la niebla? Paradójicamente, aunque cada vez hay una mayor cantidad de factores que derivan en una mala visibilidad para el piloto, los retrasos en los vuelos llevan años disminuyendo, en concreto desde que se perfeccionó el sistema conocido bajo el acrónimo ILS.

Cuando la niebla hace acto de presencia en el aeropuerto de origen, el vuelo casi siempre sale con tres horas de retraso o incluso más, así que como hemos visto en anteriores párrafos, los pasajeros no pueden reclamar. Pero, ¿qué sucede si afecta a una parte del recorrido o a la pista de aterrizaje? Es entonces cuando puede utilizarse el Sistema de Aterrizaje con Visibilidad Reducida.

El funcionamiento del ILS no es excesivamente complicado, pero hay que decir que ha mejorado muchísimo durante el transcurso de las últimas décadas. Poco a poco ha pasado a ser más fiable, por lo que incluso en situaciones de cero visibilidad provocadas por la niebla, el avión aterriza de manera suave sin que los pasajeros sufran lo más mínimo.

Lo cierto es que el despegue es una maniobra mucho más compleja, sobre todo porque el avión está cargado de combustible, con todo lo negativo que ello podría acarrear en caso de accidente. Así pues, no sorprende que las compañías aéreas y sus pilotos prefieran no asumir ningún tipo de riesgo si, poco antes de despegar, la pista está cubierta de niebla.