Vuelve la viñeta tras el periodo estival. El otoño es tiempo de remanso, los colores ocres y amarillos visten los montes del Bierzo, huele a magosto y a prensa de uva... y en ese entorno bucólico también brotó la paz y la calma en el centro de Ponferrada.
Fue la cuestión capital en las pasadas Elecciones Municipales, y la cosa termino con una foto de todos en el salón de plenos.
Para resumir, hay Zona de Bajas Emisiones (ZBE) porque tiene que haberla por imperativo de la norma Europea y porque de lo contrario habría que
devolver todas las inversiones comunitarias con las que se ha transformado el centro de Ponferrada. Pero también 'no hay' Zona de Bajas Emisiones. Y es que al final se aplicará sólo para los días en los cuales determinados niveles de partículas superen el umbral. Es decir, ese despliegue de pantallas que informarán de los accesos por la ciudad en tiempo real, los sensores clavados en el asfalto en los aparcamientos de la zona azul y toda esa reordenación de la circulación (bastante hermética, verdaderamente); todo esto está ahí, listo, preparado para ese día o esos tres días al año en que ocurre esa circunstancia en El Bierzo. Todos contentos. Unos porque ya decían que había que ponerla, y otros porque está puesta, pero no.
En medio de todo ello, y de forma coincidente, ocurrió la carrera nocturna de las 21 Lunas, que provocó un caos circulatorio en la ciudad típico de los que se meditan y trazan desde el despacho del Parque del Temple. El Ayuntamiento debe asumir el mando o volverá a tener que asumir las críticas. En esto, al menos el alcalde, Marco Morala, encaró de frente la situación: Lo hicimos mal y hubo problemas con la organización del tráfico.
La ciudad cortada, entre las zonas alta y bajas de la ciudad, en fin de semana y en 'prime time' de la 'ronda'. Algo se deslizó en ello, entre esas zonas estaba la ZBE y claro, en medio de esas calles, ahora de un solo sentido y un carril, de tránsito sin estacionamiento, pues ese centro se quedó como espacio vacío e inútil. Da para reflexionar.
Lo refleja en la viñeta de la semana nuestro dibujante de cabecera, Daniel Buitrón. Entre la ZBE, la zona de los eventos que se hubieren de planificar, queda la zona centro, como un espacio casi vacío, de remanso de otoño.
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