La peatonalización de las céntricas calles Santa María y Las Angustias de Cacabelos no se extenderá -al menos por el momento- a otras zonas del municipio, según ha informado el alcalde Sergio Álvarez. El corte al tráfico de coches y motos en este tramo se efectuó hace tres meses con el objetivo de “hacer más segura la circulación de peregrinos y viandantes y dinamizar las actividades económicas en la zona central de la villa”. Álvarez ha afirmado que tres meses después de la prohibición del tráfico "todo funciona perfectamente".
Atrás queda la polémica surgida en torno a la plataforma de afectados, que presentó casi 900 firmas al Ayuntamiento solicitando la vuelta a la anterior regulación del tráfico. Los vecinos y comerciantes de la zona que apoyaban esta causa se quejaban de "tener que dar rodeos para acceder a los domicilios y negocios, además de dificultar o imposibilitar la entrada de camiones de reparto a dos hostales situados en la Calle Santa María". El conflicto se resolvió con la invalidación del 50% de las firmas entregadas: “De las 862 rúbricas emitidas sólo son válidas 420, porque, entre otras cosas, muchas de ellas pertenecen a personas que no están empadronadas o que son menores de once o doce años”.
La zona peatonal se extiende desde la Ermita de San Roque hasta detrás del puente nuevo, desviando el tráfico hacia las Calles La Reguera y Ponferrada al norte y a la Calle Ángel González al sur. Con esto se eliminó el doble sentido de circulación en las vías perimetrales con el objetivo de conseguir mayor fluidez circulatoria y posibilitar zonas de aparcamiento.
Para peatonalizar la zona se modificó la señalización y se instalaron nuevos bolardos, tanto en las dos calles afectadas como en las aledañas y se reguló la carga y la descarga en un horario restringido. Sí tienen acceso los vehículos en casos de emergencia y para los vados actualmente existentes, además de las bicicletas con velocidad limitada, siendo siempre la preferencia de paso de los peatones.