Juan Carlos: "Pasa a primera una generación con nuevas formas" que "asegura la estabilidad"

Don Juan Carlos se ha dirigido a la nación a través de la televisión pública. Reconoce que en su 76 cumpleaños, en enero, decidió "el relevo"

02 de Junio de 2014
Actualizado: 17 de Octubre de 2014 a las 22:00
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El rey don Juan Carlos I de Borbón sostuvo que una nueva generación merece pasar a “la primera línea” para afrontar con energía las transformaciones y reformas que la coyuntura actual reclama. La “larga y profunda” crisis ha despertado un “impulso de renovación” para “corregir” y “abrir camino a un futuro mejor. “Una nueva generación reclama el papel protagonista”, señaló el monarca en un mensaje institucional a la nación, tras conocer su abdicación en favor de su hijo, el príncipe Felipe.

Esta “importante decisión”, dijo el rey pone fin a casi cuatro décadas de reinado en el que aseguró que ha mantenido su “firme compromiso de servir a los intereses de España”. Recordó que los ciudadanos consiguieron elegir legítimamente a sus representantes. “Hoy cuando vuelvo atrás la mirada no puedo sentir más que orgullo y gratitud”, dijo don Juan Carlos quien explicó que siente orgullo por lo “bueno” que han conseguido los españoles y gratitud por el apoyo dado por los ciudadanos.

Asimismo destacó el largo periodo de “paz, prosperidad y libertad” que han marcado su reinado, iniciado en “juventud”. Subrayó que ha sido el “rey de todos los españoles”, gozando con las buenas noticias y sufriendo con el “dolor” del país. Señaló que la crisis ha dejado “serias cicatrices” en el tejido social, si bien indicó que ya se adivina un “camino de futuro cargado de esperanza”.

Don Juan Carlos reconoció que estos “difíciles años” permiten hace un balance sobre los “errores y limitaciones”, con el contrapeso de lo que el país ha “sabido hacer”, como una “gran nación”. “Todo ello ha despertado un impulso de renovación, para corregir y abrir camino a un futuro mejor, una nueva generación reclama el papel protagonista”, dijo el rey en su alocución a los españoles. Además, comparó el momento con el inicio de su reinado, cuando el país inició la transición democrática.

“Hoy merece pasar a la primera línea una generación más joven”, dijo el monarca para que con nuevas energías puedan emprender las transformaciones y reformas que la coyuntura actual reclama. Aseguró que deben afrontar con “meditación” los desafíos del mañana para contribuir, como él ha hecho, al bienestar y progreso de todos los españoles. “Quiero lo mejor para España”dijo y apostilló que su hijo Felipe, encarna la “estabilidad”.

También, el rey recordó que enero, cuando cumplió 76 años, consideró que había llegado el momento de preparar “en meses” el relevo, ya que señaló que el príncipe Felipe se encuentra en “inmejorables condiciones” para “asegurar la estabilidad”. De su hijo, destacó su “madurez”, “preparación” y “sentido de responsabilidad” para asumir la Jefatura del Estado. Además, destacó que contará con el apoyo siempre de la princesa Letizia.

Finalmente, el rey destacó que se encuentra recuperado físicamente por lo que ha decidido comunicar al Gobierno su decisión para que inicie el proceso constitucional para la sucesión en la Corona. Además, expresó su gratitud a la reina doña Sofía, al pueblo español y a cuantos le han ayudado en su tarea con “generosidad” y “lealtad”. “Guardo y guardaré a España en lo más hondo de mi corazón”, concluyó don Juan Carlos.

MENSAJE ÍNTEGRO

Me acerco a todos vosotros esta mañana a través de este mensaje para transmitiros, con singular emoción, una importante decisión y las razones que me mueven a tomarla.

En mi proclamación como Rey, hace ya cerca de cuatro décadas, asumí el firme compromiso de servir a los intereses generales de España, con el afán de que llegaran a ser los ciudadanos los protagonistas de su propio destino y nuestra Nación una democracia moderna, plenamente integrada en Europa.

Me propuse encabezar entonces la ilusionante tarea nacional que permitió a los ciudadanos elegir a sus legítimos representantes y llevar a cabo esa gran y positiva transformación de España que tanto necesitábamos.

Hoy, cuando vuelvo atrás la mirada, no puedo sino sentir orgullo y gratitud hacia vosotros.

Orgullo, por lo mucho y bueno que entre todos hemos conseguido en estos años. Y gratitud, por el apoyo que me habéis dado para hacer de mi reinado, iniciado en plena juventud y en momentos de grandes incertidumbres y dificultades, un largo período de paz, libertad, estabilidad y progreso.

Fiel al anhelo político de mi padre, el Conde de Barcelona, de quien heredé el legado histórico de la monarquía española, he querido ser Rey de todos los españoles. Me he sentido identificado y comprometido con vuestras aspiraciones, he gozado con vuestros éxitos y he sufrido cuando el dolor o la frustración os han embargado.

La larga y profunda crisis económica que padecemos ha dejado serias cicatrices en el tejido social pero también nos está señalando un camino de futuro cargado de esperanza.

Estos difíciles años nos han permitido hacer un balance autocrítico de nuestros errores y de nuestras limitaciones como sociedad.

Y, como contrapeso, también han reavivado la conciencia orgullosa de lo que hemos sabido y sabemos hacer y de lo que hemos sido y somos: una gran nación.

Todo ello ha despertado en nosotros un impulso de renovación, de superación, de corregir errores y abrir camino a un futuro decididamente mejor.

En la forja de ese futuro, una nueva generación reclama con justa causa el papel protagonista, el mismo que correspondió en una coyuntura crucial de nuestra historia a la generación a la que yo pertenezco.

Hoy merece pasar a la primera línea una generación más joven, con nuevas energías, decidida a emprender con determinación las transformaciones y reformas que la coyuntura actual está demandando y a afrontar con renovada intensidad y dedicación los desafíos del mañana.

Mi única ambición ha sido y seguirá siendo siempre contribuir a lograr el bienestar y el progreso en libertad de todos los españoles.

Quiero lo mejor para España, a la que he dedicado mi vida entera y a cuyo servicio he puesto todas mis capacidades, mi ilusión y mi trabajo.

Mi hijo Felipe, heredero de la Corona, encarna la estabilidad, que es seña de identidad de la institución monárquica.

Cuando el pasado enero cumplí setenta y seis años consideré llegado el momento de preparar en unos meses el relevo para dejar paso a quien se encuentra en inmejorables condiciones de asegurar esa estabilidad.

El Príncipe de Asturias tiene la madurez, la preparación y el sentido de la responsabilidad necesarios para asumir con plenas garantías la Jefatura del Estado y abrir una nueva etapa de esperanza en la que se combinen la experiencia adquirida y el impulso de una nueva generación. Contará para ello, estoy seguro, con el apoyo que siempre tendrá de la Princesa Letizia.

Por todo ello, guiado por el convencimiento de prestar el mejor servicio a los españoles y una vez recuperado tanto físicamente como en mi actividad institucional, he decidido poner fin a mi reinado y abdicar la Corona de España, de manera que por el Gobierno y las Cortes Generales se provea a la efectividad de la sucesión conforme a las previsiones constitucionales.

Así acabo de comunicárselo oficialmente esta mañana al Presidente del Gobierno.

Deseo expresar mi gratitud al pueblo español, a todas las personas que han encarnado los poderes y las instituciones del Estado durante mi reinado y a cuantos me han ayudado con generosidad y lealtad a cumplir mis funciones.

Y mi gratitud a la Reina, cuya colaboración y generoso apoyo no me han faltado nunca.

Guardo y guardaré siempre a España en lo más hondo de mi corazón.